Terminó la batalla de la peor forma. Después de salvar el honor frente a los suyos, el campeón Villa Clara se despidió del torneo capitulando con un desproporcionado marcador, y como se esperaba, serán los Cocodrilos matanceros los animadores, por segunda vez consecutiva, de la final en la presente temporada beisbolera.

Para no pecar de absolutos, casi todos sabíamos que el sueño de los Azucareros bordeaba el filo de lo imposible. Primero, porque sobre el papel el elenco dirigido por Víctor Mesa aparecía como el amplio favorito. Además, porque esa superioridad yumurina quedó demostrada en los tres primeros desafíos, amén de las circunstancias que lastraron la nómina de los monarcas y de lo cerrado que resultaron los marcadores en esos primeros tropiezos.

Pero definitivamente, el triunfo de los Naranjas el lunes atizó las esperanzas de una tropa destinada a remar contra la corriente. Y para iniciar esa travesía, el estratega Ramón Moré, sin muchas opciones a su alcance, prefirió la experiencia de Luis Borroto por encima de las prometedoras condiciones de Irving del Río.

Sin embargo, en la trinchera opuesta el equipo visitante tenía planes de lanzarse bien temprano al ataque definitivo. Una vez más el timonel matancero desafió los cánones establecidos, y sorprendió en el mismo primer inning gracias a un efectivo squezze play con Eriel Sánchez en el cajón de bateo. Y luego, se subió la parada ordenando la misma jugada después de que José Miguel Fernández remolcara la segunda, pero Lázaro Herrera no hizo contacto y el refuerzo espirituano fue puesto out en home.

Del otro lado el arranque tampoco fue feliz, pues el staff de abridores yumurinos sigue viviendo horas bajas. Fue esta vez el «importado» tunero Yoelkis Cruz quien no pudo completar la primera entrada de actuación, pero en su defecto, Alexander Bustamante desnudó nuevamente las carencias ofensivas del line up villaclareño.

Igual suerte no corrieron los socorristas naranjas cuando a partir del tercer episodio tuvieron que hacerse cargo de la situación. La maquinaria matancera se soltó primero frente a los envíos de Marlon Romero, y ni Diosdani Castillo, ni Yoandi Fernández, pudieron contener la hemorragia que tuvo en la sexta entrada su máxima expresión con un racimo de siete anotaciones.

Como consuelo quedó el vuelacercas de dos carreras que conectó el inicialista Ramón Lunar, que además de evitar mayores sonrojos por una lechada, sirvió como autohomenaje en su 27 cumpleaños para este modesto jugador que ha tenido una accidentada campaña.

Con el merecimiento justo, la novena de Matanzas presentará ahora una nueva candidatura al título que le fue esquivo en la pasada versión del campeonato. Menor suerte no le podía deparar el destino a un equipo que demostró, a lo largo de toda la campaña, haber dado un paso más en su acelerado crecimiento en todos los órdenes de juego, y que ha sido insuperable a la hora de enseñar los colmillos.

Con más descanso que su posible rival —saldrá de la serie entre Pinar del Río e Industriales que proseguía al cierre—, y con la seguridad de comenzar en su patio el asalto al trono, los Cocodrilos ya acechan.

Otro zarpazo

Otra vez frente a una multitudinaria concurrencia que pobló el graderío del estadio Latinoamericano, el equipo Industriales consiguió su tercer triunfo consecutivo en el enfrentamiento semifinal frente a Pinar del Río, y se colocó a solo un éxito de avanzar a la disputa del trono de la pelota cubana.

Lo vivido sobre la grama del Coloso del Cerro fue un interesante duelo de lanzadores, trenzado por el refuerzo avileño Osmar Carrero enfundado en la franela de los vueltabajeros, y el anfitrión David Mena.

La visita tomó mínima ventaja en el quinto episodio, pero los dirigidos por Lázaro Vargas equilibraron la balanza en el sexto capítulo gracias a un doble de Yulieski Gourriel, que impulsó a su hermano menor.

El propio antesalista de los capitalinos se encargaría de sentenciar un inning más tarde empujando dos más, mientras que Raiko Olivares clavaba el puntillazo propulsando a Malleta, quien había llegado a tercera por doble y error.

De cerrar el lazo se encargó el «asumido» guantanamero Alexander Rodríguez, cada vez más cerca de la forma que puede justificar su elección para vestirse de azul.

Esta noche volverán ambas novenas a pugnar en el mismo escenario y debe ser el diestro pinareño Yosvani Torres el encargado de impedir un nuevo triunfo de los anfitriones que baje el telón de esta semifinal.