Ridículo, bochorno o tragedia deportiva. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Son estos términos que describen en esencia lo acontecido en los Juegos Panamericanos de Lima. El equipo de Cuba no solo estuvo muy por debajo de las expectativas, se despidió de Perú con una última derrota ante República Dominicana y un sexto puesto en el cómputo global. Dicha actuación ahonda en la crisis del béisbol cubano a las puertas de eventos internacionales de máxima magnitud. Los Juegos Olímpicos de Tokio asoman a la vuelta de la esquina, pero las sensaciones distan mucho de ser las idílicas para soñar con regresar del lejano oriente con un oro al cuello.
Es un hecho irrefutable. La época dorada del béisbol cubano pasó a mejor vida. Esos años en que la Isla dominaba el bate a su antojo forman cada vez más parte de las páginas de los libros de historia. En un acto de nostalgia, giremos la mirada a ese glorioso pasado. Entre 1971 y 2007, Cuba cosechó diez medallas de oro en los Juegos Panamericanos, es decir, firmó un pleno de victorias durante las diez ediciones que se disputaron en ese periodo. Aquella racha triunfal concluyó en 2011, con un tercero puesto en Guadalajara al que siguió otro bronce cuatro años después en Toronto, y ahora del último peldaño del podio hasta el destierro. Basta decir que asistimos al peor resultado deportivo desde hace más de medio siglo, ya que la anterior vez que Cuba no acabó entre los tres primeros fue en 1955.
Se buscan soluciones antes de los Juegos
Vencer a República Dominicana en el partido de despedida hubiera servido al menos para alcanzar el quinto puesto en la tabla y fortalecer la imagen de un gigante del béisbol que camina por los campos del mundo con pies de barro. Es responsabilidad de las instituciones nacionales deportivas analizar la situación, depurar responsabilidades y tomar decisiones de peso para evitar que la crisis se alargue en el tiempo, con los Juegos al caer. No es de extrañar que con tanto escalabro deportivo reciente el estatus de favorito, ligado históricamente a Cuba, recaiga de cara a Tokio sobre otros como Estados Unidos o Japón en las apuestas en sitios como bet365 en el retorno del béisbol a los Juegos. Poco importa lo que diga el medallero olímpico. Aquí, como en el de los Panamericanos, manda la Cuba que hoy brilla por su ausencia, una que no tiene ni la clasificación garantizada para la cita olímpica.
La imposibilidad de contar con el representativo de 25 en la MLB en la actualidad para este tipo de acontecimientos no suena más que a una entre muchas excusas, porque la realidad es que es un hándicap extensible al resto de potencias mundiales del béisbol como son Estados Unidos, Puerto Rico, Dominicana y Canadá. Es hora de mirar al entorno y comprobar cómo hacen frente el resto a este tipo de contratiempos para saber si es posible implantar medidas similares internamente.
Se acabaron los pretextos. Cuba debe tomar medidas de peso dentro del béisbol si quiere retomar la vieja hegemonía sobre el deporte nacional a extramuros. Los Juegos pueden cambiar el panorama para bien, antes toca hacerse con una plaza en ellos.