Para ganar ante la bien engrasada maquinaria yumurina de jugar pelota el mentor cifuentense tendrá que hilar fino; experiencia y cuerpo de dirección para aconsejarlo no faltan.  

Con la barrida propinada a Industriales, Matanzas nos hizo un gran favor. Ayuda necesaria que el propio «Villa Clara» calzó con sus dos victorias sucesivas contra el sotanero Santiago de Cuba.

Hoy, cocodrilos y anaranjados rivalizarán en el «Sandino», en una triada de desafíos que deberá sacar chispas dentro del terreno de juego, en la misma proporción que probarán la caballerosidad y el respeto de los villaclareños fuera de este.

El estadio estará repleto desde mucho antes de las 4 y 15 de la tarde, ¿quién lo pone en duda? Nadie. Son dos de los grandes luchando por uno de los cuatro boletos, y además, demasiadas cosas han pasado entre ambas novenas, algunas extradeportivas, para que ese aspecto sea obviado.

Pero, absolutamente nada enturbiará el escenario competitivo. Claro que habrá bulla, la de un público conocedor que le irá al suyo y también sabrá reconocer las buenas jugadas del contrario.

Seguro predominará el color naranja en la ropa, tanto como el rojo en el Palacio de los Cocodrilos o el azul en el coloso del Cerro. También habrá pasión, coraje, corrido duro de las bases, aprovechamiento al máximo de las debilidades del contrario. Carteles y mascotas de cocodrilos y naranjas también abundarán en un estadio enardecido.

Mas no todos estarán invitados a la fiesta beisbolera del fin de semana, con lunes incluido. Fuera deberán quedarse las malas palabras, las burlas y los insultos a jugadores, árbitros y directivos a pesar de cualquier error que se cometa, y tensión será lo que sobre en la grada del «Sandino».

La victoria se alcanzará en el fragor de cada inning, de cada jugada, de cada decisión, y la logrará el que mejor luche por ella. Villa Clara necesita del apoyo incondicional de su afición, y lo tendrá. Los parciales de los cocodrilos harán también lo suyo.

Moré deberá probar su condición de estratega y mover inteligentemente sus fichas. Para ganar ante la bien engrasada maquinaria yumurina de jugar pelota el mentor cifuentense tendrá que hilar fino; experiencia y cuerpo de dirección para aconsejarlo no faltan.

Dos éxitos para el «Villa Clara» le pondrían casi en el bolsillo el pasaje hacia la postemporada. La barrida me atrevo a excluirla de las probabilidades, ni para uno ni para otro conjunto.

Será un verdadero choque de trenes, pero sin descarrilamientos extradeportivos, innecesarios y perjudiciales. La afición cubana, que disfrutará por la televisión, y la salud de la pelota insular bien lo merecen.