Anoche fuimos testigos de otro triste capítulo en nuestro béisbol. Un gran partido en el que Pinar del Río e Industriales habían dado todo en el terreno del Latinoamericano terminó de manera abrupta con dos decisiones erróneas y un lamentable Forfeit.
Trascurría el octavo episodio y el Tsunami iba delante 3-2. Entonces apareció Yulieski Gourriel Castillo y le atizó un soberano estacazo al diestro Isbel Hernández. La pelota sobrevoló la cerca del jardín izquierdo y el árbitro de home Lorién Lobaina cantó foul. Fue ahí que el mentor Lázaro Vargas apeló al video.
Tras el escrutinio, la decisión del principal fue reconsiderada y Gourriel Castillo le dio la vuelta al cuadro para empatar el choque 3-3. Los pinareños no estuvieron de acuerdo y lo que parecía una reclamación común desembocó en una la sorprendente determinación de abandonar el terreno, hecho que se ha convertido en el pan del día en todos los rincones de la Isla.
Sin muchas vueltas al asunto. La primera decisión equivocada la protagonizaron el manager Alfonso Urquiola y su equipo de Pinar del Río al abandonar el terreno de juego y la segunda recayó en la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) al juzgar la validez de una conexión -que cambiaba la situación del partido- sin los requerimientos imprescindibles para ser lo más objetivo posible.
La aptitud de Urquiola y del equipo de Pinar es reprobable, nada la justifica. Entregar las armas no es digno. En circunstancias en las que –supuestamente- los fantasmas de la injusticia son tan reales que los podemos palpar con las manos es cuando debe aflorar la hidalguía y el espíritu indomable. Los guerreros mueren en campo de batalla, aunque hayan sido traicionados.
Ser el Campeón y estar al borde de quedar eliminado de poder refrendar el título debía haber sido el principal argumento para salir al terreno y comerse al rival. Eso hubiera sido también un golpe de razón. Pero no fue así. ¡Lamentablemente Los Pativerdes dieron las espaldas y hoy hay que reconocer que su actitud le echa más lodo encima a nuestro béisbol!
Y si los pinareños se equivocaron, otro tanto –y no menos importante- pasó con los encargados de aceptar la apelación de Industriales sin los requerimientos mínimos de imágenes que permitieran evaluar el hecho de manera precisa.
Jamás un ángulo de cámara –uno solo- desde una perspectiva opuesta al punto de referencia que marca la validez de la conexión debe ser considerado suficiente para tomar una decisión.
Falló la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) -en su defecto en chequeador del partido- al no advertir que si el video dejaba más dudas que certezas era preferible desestimar la petición de Industriales que inclinarse por uno o por otro.
La CNB sigue demostrando que no está preparada para salir de las encrucijadas que le tiende el destino. Cuando introdujo el video no pocos advirtieron que no había tecnología suficiente para asumir el reto con el máximo de precisión. No es la primera vez que las famosas repeticiones aportadas por la Televisión son ambiguas.
A partir de ahora el organismo rector de la pelota en la Isla debería considerar imprescindible más de un “tiro de cámara” para evaluar las apelaciones, incluso chequear este detalle antes de cada partido y si no está garantizado desestimar el recurso del video e informárselo a los manager de cada equipo.
Finalmente no me puedo sustraer a las suspicacias que genera el caso de anoche. ¿Por qué un solo ángulo en la toma de la TV? ¿Y las imágenes de las cámaras ubicadas detrás del home y en el jardín izquierdo, incluso la de encima de tercera?
Trascurría el octavo episodio y el Tsunami iba delante 3-2. Entonces apareció Yulieski Gourriel Castillo y le atizó un soberano estacazo al diestro Isbel Hernández. La pelota sobrevoló la cerca del jardín izquierdo y el árbitro de home Lorién Lobaina cantó foul. Fue ahí que el mentor Lázaro Vargas apeló al video.
Tras el escrutinio, la decisión del principal fue reconsiderada y Gourriel Castillo le dio la vuelta al cuadro para empatar el choque 3-3. Los pinareños no estuvieron de acuerdo y lo que parecía una reclamación común desembocó en una la sorprendente determinación de abandonar el terreno, hecho que se ha convertido en el pan del día en todos los rincones de la Isla.
Sin muchas vueltas al asunto. La primera decisión equivocada la protagonizaron el manager Alfonso Urquiola y su equipo de Pinar del Río al abandonar el terreno de juego y la segunda recayó en la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) al juzgar la validez de una conexión -que cambiaba la situación del partido- sin los requerimientos imprescindibles para ser lo más objetivo posible.
La aptitud de Urquiola y del equipo de Pinar es reprobable, nada la justifica. Entregar las armas no es digno. En circunstancias en las que –supuestamente- los fantasmas de la injusticia son tan reales que los podemos palpar con las manos es cuando debe aflorar la hidalguía y el espíritu indomable. Los guerreros mueren en campo de batalla, aunque hayan sido traicionados.
Ser el Campeón y estar al borde de quedar eliminado de poder refrendar el título debía haber sido el principal argumento para salir al terreno y comerse al rival. Eso hubiera sido también un golpe de razón. Pero no fue así. ¡Lamentablemente Los Pativerdes dieron las espaldas y hoy hay que reconocer que su actitud le echa más lodo encima a nuestro béisbol!
Y si los pinareños se equivocaron, otro tanto –y no menos importante- pasó con los encargados de aceptar la apelación de Industriales sin los requerimientos mínimos de imágenes que permitieran evaluar el hecho de manera precisa.
Jamás un ángulo de cámara –uno solo- desde una perspectiva opuesta al punto de referencia que marca la validez de la conexión debe ser considerado suficiente para tomar una decisión.
Falló la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) -en su defecto en chequeador del partido- al no advertir que si el video dejaba más dudas que certezas era preferible desestimar la petición de Industriales que inclinarse por uno o por otro.
La CNB sigue demostrando que no está preparada para salir de las encrucijadas que le tiende el destino. Cuando introdujo el video no pocos advirtieron que no había tecnología suficiente para asumir el reto con el máximo de precisión. No es la primera vez que las famosas repeticiones aportadas por la Televisión son ambiguas.
A partir de ahora el organismo rector de la pelota en la Isla debería considerar imprescindible más de un “tiro de cámara” para evaluar las apelaciones, incluso chequear este detalle antes de cada partido y si no está garantizado desestimar el recurso del video e informárselo a los manager de cada equipo.
Finalmente no me puedo sustraer a las suspicacias que genera el caso de anoche. ¿Por qué un solo ángulo en la toma de la TV? ¿Y las imágenes de las cámaras ubicadas detrás del home y en el jardín izquierdo, incluso la de encima de tercera?