Yasmany Tomás estaba sobrado en Cuba. Nunca llegó a descocer la Serie Nacional del todo, pero nada más había que observarlo anclado en el home o custodiando cualquier pradera o hasta la mismísima antesala de Industriales, para percatarse que sus dotes -no solo me refiero al físico- perfectamente rellenan la silueta justa del arquetipo jugador de la Major League Baseball (MLB).
Y aunque por una cuestión temporal aún no se pueda afirmar que el capitalino es un MLB -todos saben que en las próximas semanas lo será-, su aval de condiciones, de cinco herramientas, lo han colocado de tapete de portada desde ya para irrumpir en las mayores. De solo anunciarse su primer showcase en la academia de los Gigantes de San Francisco en República Dominicana el pasado domingo, de solo correrse la voz de su exhibición a grada abierta, más de 30 scouts de la Gran Carpa corrieron para trasladarse a la intrincada comunidad de Boca Chica para ver en acción a Tomás.
Los ojeadores quedaron satisfechos. Estaban sobre aviso. Sabían que su brinco hasta Santo Domingo no sería en vano, que presenciarían a un jugador que deslumbró durante el Segundo Clásico Mundial de Béisbol, que su aspecto es el de un big leader pero que cuenta con tan solo 23 años de edad, que asombra por su fuerza al bate pero que intimida aún más cuando su brazo derecho pone a disposición su precisa mirilla de francotirador desde los jardines.
Sin exagerar, todo eso se llevaron en sus hojas de anotaciones cada uno de los cazatalentos. Incluso hubo quien no pudo ocultar su asombro, como Víctor Mata, scout de los Yankees de Nueva York, que una vez culminado el showcase declaró: “Es un caballo”.
Más allá del visto bueno de los avezados que se dieron cita para observar al cubano, existe un consenso generalizado alrededor de Yasmany Tomás: el hombre hará añicos la máxima cuota que se ha pagado en la MLB por un pelotero de la Isla y los alarmantes 72,5 millones de dólares que pusieron sobre la mesa los Red Sox de Boston para apoderarse de Rusney Castillo, pasarán a la historia.
Uno infiere que si en esa cifra fue valorada la ficha del avileño, sin duda alguna, Tomás carbonizará esa varilla y de seguro romperá la barrera de los 100 millones para los nacidos en Cuba. En ello también colaborará la pugna que comienza desde ya a gestarse entre las organizaciones de grandes ligas por hacerse de los servicios del ex industrialista que terminará por sumarle algunos dígitos de más a la operación, además del aporte de la impronta que han dejado José Dariel Abreu y Yasiel Puig para bien del resto de los cubanos que pretenden adjudicarse el cuño del Big Show en una de sus mangas.
Héctor Olivera en busca de la MLB
Ya se ha dado a conocer que el estelar segunda base santiaguero Héctor Olivera, ha salido de Cuba para enrumbar su carrera como profesional. De 29 años de edad, el varias veces internacional con la selección de la Isla, es uno de los bateadores más excelsos de las series nacionales, lo que lamentablemente en las últimas temporadas su rendimiento ha estado castrado por una lesión en su brazo diestro.
Según han divulgado algunos medios de prensa, Olivera, salió de Cuba en una travesía por mar rumbo a un destino del Caribe aun por especificar. El jugador compartió vestuario en la selección nacional con gran parte de la generación de cubanos que actualmente triunfa en las Grandes Ligas.
En 8 series nacionales tuvo un average ofensivo de 322, pegando 81 cuadrangulares y remolcando 414 carreras para el plato. Es subcampeón olímpico de Beijing 2008 y participó en el Segundo Clásico Mundial.
Y aunque por una cuestión temporal aún no se pueda afirmar que el capitalino es un MLB -todos saben que en las próximas semanas lo será-, su aval de condiciones, de cinco herramientas, lo han colocado de tapete de portada desde ya para irrumpir en las mayores. De solo anunciarse su primer showcase en la academia de los Gigantes de San Francisco en República Dominicana el pasado domingo, de solo correrse la voz de su exhibición a grada abierta, más de 30 scouts de la Gran Carpa corrieron para trasladarse a la intrincada comunidad de Boca Chica para ver en acción a Tomás.
Los ojeadores quedaron satisfechos. Estaban sobre aviso. Sabían que su brinco hasta Santo Domingo no sería en vano, que presenciarían a un jugador que deslumbró durante el Segundo Clásico Mundial de Béisbol, que su aspecto es el de un big leader pero que cuenta con tan solo 23 años de edad, que asombra por su fuerza al bate pero que intimida aún más cuando su brazo derecho pone a disposición su precisa mirilla de francotirador desde los jardines.
Sin exagerar, todo eso se llevaron en sus hojas de anotaciones cada uno de los cazatalentos. Incluso hubo quien no pudo ocultar su asombro, como Víctor Mata, scout de los Yankees de Nueva York, que una vez culminado el showcase declaró: “Es un caballo”.
Más allá del visto bueno de los avezados que se dieron cita para observar al cubano, existe un consenso generalizado alrededor de Yasmany Tomás: el hombre hará añicos la máxima cuota que se ha pagado en la MLB por un pelotero de la Isla y los alarmantes 72,5 millones de dólares que pusieron sobre la mesa los Red Sox de Boston para apoderarse de Rusney Castillo, pasarán a la historia.
Uno infiere que si en esa cifra fue valorada la ficha del avileño, sin duda alguna, Tomás carbonizará esa varilla y de seguro romperá la barrera de los 100 millones para los nacidos en Cuba. En ello también colaborará la pugna que comienza desde ya a gestarse entre las organizaciones de grandes ligas por hacerse de los servicios del ex industrialista que terminará por sumarle algunos dígitos de más a la operación, además del aporte de la impronta que han dejado José Dariel Abreu y Yasiel Puig para bien del resto de los cubanos que pretenden adjudicarse el cuño del Big Show en una de sus mangas.
Héctor Olivera en busca de la MLB
Ya se ha dado a conocer que el estelar segunda base santiaguero Héctor Olivera, ha salido de Cuba para enrumbar su carrera como profesional. De 29 años de edad, el varias veces internacional con la selección de la Isla, es uno de los bateadores más excelsos de las series nacionales, lo que lamentablemente en las últimas temporadas su rendimiento ha estado castrado por una lesión en su brazo diestro.
Según han divulgado algunos medios de prensa, Olivera, salió de Cuba en una travesía por mar rumbo a un destino del Caribe aun por especificar. El jugador compartió vestuario en la selección nacional con gran parte de la generación de cubanos que actualmente triunfa en las Grandes Ligas.
En 8 series nacionales tuvo un average ofensivo de 322, pegando 81 cuadrangulares y remolcando 414 carreras para el plato. Es subcampeón olímpico de Beijing 2008 y participó en el Segundo Clásico Mundial.