Las evasiones constantes de peloteros y los tentadores contratos millonarios que le conceden las organizaciones de Grandes Ligas han puesto al béisbol cubano en la disyuntiva de aceptar el profesionalismo en su totalidad o desmoronarse con la desbandada.
Un cambio radical lo más pronto posible, aceptando el deporte rentado tal como es -y las apetencias de los atletas como demanda la vida- podría devolver a los cubanos la posibilidad de que sus equipos nacionales discutan mejores lugares en el panorama internacional y que la pelota mantenga su atención por la gran fanaticada de la isla.
Como se conoce, el organismo deportivo centralizado trata de frenar las escapadas enviando determinados jugadores a equipos profesionales en otros países -hasta ahora ha sido solamente México- pero quiere controlar los convenios económicos, que deben ser un asunto negociado exclusivamente entre atletas y patrocinadores. Triste, muy triste, la entrevista publicada en el diario Granma con Alfredo Despaigne, no solo por la degradación periodiística, sino por las confesiones conformistas del pelotero, agradecido porque el contrato le permitió mejorar las condicones de vida de su familia.
Al toro por los cuernos
Colocar a los jugadores en ligas profesionales no resulta, ya que a los dueños de equipos les conviene contratar mejor a los cubanos radicados en el exterior.
Al toro hay que tomarlo por los cuernos, reza la expresión taurina que llama a enfrentar cualquier problema sin darle más vueltas. Podrá parecer una idea descabellada, pero lo cierto es que las heridas profundas no se curan con paños tibios. Los organizadores de la pelota cubana tienen que crear -es decir, reanudar- rápidamente la Liga Cubana de Béisbol Profesional, en la etapa invernal, con cuatro equipos y un total de 100 de los mejores valores de la isla.
De no hacerlo, corren un primer riesgo de que no puedan contar con un equipo de calidad en la Copa Mundial del 2017 y un segundo escollo podría ser el no poder integrar equipos para los torneos nacionales por las ausencias inesperadas de sus atletas.
Empresarios, entidades y peloteros cubanos que han obtenido ganancias por las Ligas Mayores tendrían que asumir la reponsabilidad de guiar el béisbol cubano. Es una ecuación elemental: la Dirección Nacional de Deportes, es incapar de regentear el pasatiempo de las bolas y los strikes, debido a que perdieron el poder de decisión sobre los peloteros que abandonan el territorio nacional y hicieron carreras en el profesionalismo.
Antes de materializar la idea, Cuba tendría que solicitar los permisos adecuados a Grandes Ligas y al Departamento de Estado, y resolver sus litigios políticos y económicos para desarrollar sus actividades entre octubre y enero, y así ponerse a tono con los torneos invernales de República Dominicana, Venezuela, Puerto Rico y México y posteriormente asistir a las Series del Caribe.El proceso legal es escabroso, pero no imposible.
Paso a paso
Un primer paso para destrabar el nudo y avanzar hacia una normalización respecto al béisbol cubano sería la autorización de Grandes Ligas y el Departamento del Tesoro de los permisos para que Cuba pueda participar en la Serie del Caribe 2014 en Venezuela. Actualmente, el proceso está estancado. Un portavoz de la Oficina de Control de bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro declinó comentar a CaféFuerte sobre la situación del proceso, pero admitió que los cubanos necesitarán una licencia específica de OFAC para poder iniciar cualquier transacción que involucre a Grandes Ligas.
Otra medida importante sería devolverle a los atletas que militan en equipos fuera de la isla el derecho a participar en la nueva Liga Cubana de Béisbol Profesional, así como la probabilidad de integrar la selección nacional para eventos de envergadura, tal y como ocurre con normalidad en otros países.
Un aspecto vital sería contratar entrenadores extranjeros con experiencia, que ayuden a jugadores y técnicos cubanos, de la misma manera exitosa que ex jugadores profesionales en décadas pasadas y ya fallecidos, guiaron a los jugadores en las primeras Series Nacionales.
Las Series Nacionales -con ocho selecciones- celebrarían sus torneos entre abril y septiembre, lo que posibilitaría observar a los deportistas que nutrirían los certámenes invernales y traería un ahorro valioso a las arcas del gobierno, que como se conoce son pobres para continuar con torneos de 16 equipos.
Los jugadores escogidos para ambos eventos irían a una “bolsa”, donde se seleccionarían equitativamente las novenas.
¿Están dispuestas las autoridades cubanas a implementar este reto decisivo? Y las Grandes Ligas y el Departamento de Estado, ¿darían los pasos en esa dirección? No sé lo que puedan pensar gerentes, entrenadores y peloteros, pero no veo otra salida viable para preservar y desarrollar la pelota cubana en estos tiempos cruciales de globalización deportiva, atractivos económicos y fugas sin control hacia los mercados internacionales.
¿Y usted que cree?
Un cambio radical lo más pronto posible, aceptando el deporte rentado tal como es -y las apetencias de los atletas como demanda la vida- podría devolver a los cubanos la posibilidad de que sus equipos nacionales discutan mejores lugares en el panorama internacional y que la pelota mantenga su atención por la gran fanaticada de la isla.
Como se conoce, el organismo deportivo centralizado trata de frenar las escapadas enviando determinados jugadores a equipos profesionales en otros países -hasta ahora ha sido solamente México- pero quiere controlar los convenios económicos, que deben ser un asunto negociado exclusivamente entre atletas y patrocinadores. Triste, muy triste, la entrevista publicada en el diario Granma con Alfredo Despaigne, no solo por la degradación periodiística, sino por las confesiones conformistas del pelotero, agradecido porque el contrato le permitió mejorar las condicones de vida de su familia.
Al toro por los cuernos
Colocar a los jugadores en ligas profesionales no resulta, ya que a los dueños de equipos les conviene contratar mejor a los cubanos radicados en el exterior.
Al toro hay que tomarlo por los cuernos, reza la expresión taurina que llama a enfrentar cualquier problema sin darle más vueltas. Podrá parecer una idea descabellada, pero lo cierto es que las heridas profundas no se curan con paños tibios. Los organizadores de la pelota cubana tienen que crear -es decir, reanudar- rápidamente la Liga Cubana de Béisbol Profesional, en la etapa invernal, con cuatro equipos y un total de 100 de los mejores valores de la isla.
De no hacerlo, corren un primer riesgo de que no puedan contar con un equipo de calidad en la Copa Mundial del 2017 y un segundo escollo podría ser el no poder integrar equipos para los torneos nacionales por las ausencias inesperadas de sus atletas.
Empresarios, entidades y peloteros cubanos que han obtenido ganancias por las Ligas Mayores tendrían que asumir la reponsabilidad de guiar el béisbol cubano. Es una ecuación elemental: la Dirección Nacional de Deportes, es incapar de regentear el pasatiempo de las bolas y los strikes, debido a que perdieron el poder de decisión sobre los peloteros que abandonan el territorio nacional y hicieron carreras en el profesionalismo.
Antes de materializar la idea, Cuba tendría que solicitar los permisos adecuados a Grandes Ligas y al Departamento de Estado, y resolver sus litigios políticos y económicos para desarrollar sus actividades entre octubre y enero, y así ponerse a tono con los torneos invernales de República Dominicana, Venezuela, Puerto Rico y México y posteriormente asistir a las Series del Caribe.El proceso legal es escabroso, pero no imposible.
Paso a paso
Un primer paso para destrabar el nudo y avanzar hacia una normalización respecto al béisbol cubano sería la autorización de Grandes Ligas y el Departamento del Tesoro de los permisos para que Cuba pueda participar en la Serie del Caribe 2014 en Venezuela. Actualmente, el proceso está estancado. Un portavoz de la Oficina de Control de bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro declinó comentar a CaféFuerte sobre la situación del proceso, pero admitió que los cubanos necesitarán una licencia específica de OFAC para poder iniciar cualquier transacción que involucre a Grandes Ligas.
Otra medida importante sería devolverle a los atletas que militan en equipos fuera de la isla el derecho a participar en la nueva Liga Cubana de Béisbol Profesional, así como la probabilidad de integrar la selección nacional para eventos de envergadura, tal y como ocurre con normalidad en otros países.
Un aspecto vital sería contratar entrenadores extranjeros con experiencia, que ayuden a jugadores y técnicos cubanos, de la misma manera exitosa que ex jugadores profesionales en décadas pasadas y ya fallecidos, guiaron a los jugadores en las primeras Series Nacionales.
Las Series Nacionales -con ocho selecciones- celebrarían sus torneos entre abril y septiembre, lo que posibilitaría observar a los deportistas que nutrirían los certámenes invernales y traería un ahorro valioso a las arcas del gobierno, que como se conoce son pobres para continuar con torneos de 16 equipos.
Los jugadores escogidos para ambos eventos irían a una “bolsa”, donde se seleccionarían equitativamente las novenas.
¿Están dispuestas las autoridades cubanas a implementar este reto decisivo? Y las Grandes Ligas y el Departamento de Estado, ¿darían los pasos en esa dirección? No sé lo que puedan pensar gerentes, entrenadores y peloteros, pero no veo otra salida viable para preservar y desarrollar la pelota cubana en estos tiempos cruciales de globalización deportiva, atractivos económicos y fugas sin control hacia los mercados internacionales.
¿Y usted que cree?