El béisbol cubano continúa en franco retroceso en algunas situaciones que ya, por ser lo que es este deporte para los cubanos, deberían cumplirse a carta cabal.

Una vez más los medios de prensa se hacen eco de la grave indisciplina cometida por el receptor tunero Yosvany Alarcón Tardío en la subserie de Las Tunas contra Matanzas, parece que en aras de lograr su perdón.

Cuando los males no se arrancan de raíz es como la mala hierba que en cuanto encuentra las condiciones favorables vuelve a retoñar. Es cierto que el deporte siempre genera rencillas entre los rivales, ya sea por el amor que cada uno le profesa a su camiseta, a su terruño o por el deseo de alcanzar el éxito, entre muchas situaciones más que son bien conocidas, pero la esencia del mismo consiste en unir y contribuir al entretenimiento de practicantes y fanáticos, sobre todo incentivar a las más jóvenes generaciones a seguir el camino trazado.

El tema en cuestión de este comentario radica en que ahora resulta que Alarcón es la persona más noble del mundo, pero hagamos una retrospectiva. Durante el último juego del play off semifinal entre Matanzas y Pinar del Río, equipo del cual fue refuerzo el máscara tunero, en cada una de sus comparecencias al cajón de bateo se viraba para el banco de los Cocodrilos y se burlaba con gestos de que perderían ante los pativerdes.

Ya en el noveno episodio conectó el jonrón decisivo y mientras daba la vuelta por las bases sus gestos eran más desmedidos, particularmente cuando pasó por la almohadilla de tercera y dirigiéndose al dogout de Matanzas, les conminaba a secarse las lágrimas por haber perdido. Esto nadie me lo contó, yo lo viví desde las gradas del coloso yumurino.

Sencillamente, una franca actitud antiética y antideportiva, que todos los medios divulgaron una y otra vez, claro se trataba de una burla al Profesor Víctor.

Sin embargo, nadie de la tropa del Profe salió a discutir con él, simplemente aceptaron la derrota en buena lid. De modo que si quedaran asperezas de aquel partido serían los matanceros los que lo hubiesen golpeado, pero en esta ocasión Alarcón demostró una vez más su temperamento volátil y conflictivo.

¿Quién dice que por darle un jonrón a un lanzador se generan antecedentes entre éste y el bateador? Pues eso es lo que se dijo en cuanto Alarcón salió de emergente ante el derecho Alexander Rodríguez.

No obstante, ahora el objetivo es canonizarlo, quizás con vistas a la Serie del Caribe y el Clásico del año próximo, donde seguro Roger Machado será el manager y por eso dio sus valoraciones.

Del otro lado, Ermidelio Urrutia, el manager de Alarcón también ofreció sus valoraciones a favor del máscara, pero lo que no se dijo es que Alarcón, como muchos otros peloteros de estos tiempos, deben aprender de la sencillez, disciplina y entrega del mentor tunero, estrella del béisbol antillano de aquellos equipos Cuba que tanta gloria le dieron a nuestro deporte nacional.

Por ello les recomiendo que revisen bien las declaraciones de Alarcón para llamarle la atención sobre valores como la humildad y la modestia. Él no es el ombligo del béisbol cubano.

“En ese juego yo salgo como emergente en el noveno inning. Cuando estoy en el círculo de espera, el pitcher que estaba trabajando era Yosvani Pérez, que todavía tenía ventaja de cuatro carreras y no creo que estuviera explotado ni nada por el estilo. Sin embargo, cuando entro al cajón de bateo, veo al director del equipo Matanzas que sale, llama precisamente al mismo pitcher al que le di el jonrón en los play off pasados y hace algunos gestos y dice algunas cosas que me pareció estaban aludiendo a lo que había pasado en la postemporada anterior. Ya eso comenzó a darme qué pensar, porque te repito, no me parecía que hubiera muchas razones para sustituir al que estaba trabajando en ese momento. De hecho, un jonrón mío ni siquiera habría empatado el juego.

“Después el relevista hace sus lanzamientos de calentamiento y termina con algunos gestos que también se me hicieron un poco ofensivos y todo eso se fue juntando hasta conseguir bloquearme psicológicamente. Los que me conocen saben muy bien que no es mi estilo el alterarme rápido ni mucho menos, pero es que casualmente casi ningún pitcher me hace un primer lanzamiento por dentro, por lo general me trabajan hacia la esquina de afuera. Él le dice tres veces que no al cátcher y el lanzamiento es por dentro, que si realmente no llego a estar preparado para esa posibilidad me hubiera pegado en las manos. He visto varias veces el video y estoy convencido de eso.”

Ojo, porque los niños, adolescentes y jóvenes que vieron este lamentable incidente por televisión tomarán el ejemplo siguiente: si llegas al equipo Cuba puedes hacer cualquier payasada que seguro la Comisión Nacional te pasará la mano, de lo contrario la prensa “parcializada” hará hasta lo imposible para reducir cualquier sanción.

Si quedara alguna duda al respecto recordemos como Michel Enríquez, luego de ser sancionado por caerle a batazos a un árbitro, fue liberado de su sanción porque hacía falta en el equipo nacional, ¿y cómo quedó el umpire?.

Otro caso, Lázaro Vargas luego de recordarle la progenitora a un árbitro en una subserie contra Holguín presentó una carta justificativa en el periódico Granma. Error lamentable porque toda Cuba leyó la expresión de sus labios ante las cámaras.

Y en una entrevista a Pedro Luis Lazo sobre un juego perfecto que al final perdió contra Las Tunas donde el tercera base, Juan Miguel Gordo, le dio hit en el noveno capítulo, este declaró que al año siguiente le dio pelotazo intencional y esto se tomó como una “gracia”.

Si se dieron cuenta mencioné a jugadores del equipo Cuba en cada momento, sin embargo, cuando Demis Valdés hace dos años, cometió una falta gravísima contra Fredddy Asiel Álvarez, quien golpeó intencionalmente a tres matanceros, vilipendiaron al yumurino y entronizaron al lanzador porque pertenece a la selección nacional.

Considero, por tanto, que todos debieron ser sancionados duramente y de seguro ya hubiésemos eliminado este flagelo de nuestro béisbol que es en el que más se protesta en el mundo.

Alarcón simplemente recibió su merecido por lo que hizo hace un año en el mismo estadio frente al mismo equipo y frente al mismo lanzador y nada que la venganza es un plato que se come frío y buen apetito compañero Alarcón !!