Víctor Mesa padre y Derek Jeter juntos en el mismo cuarto. La conferencia de prensa para presentar a los dos nuevos miembros de los Marlins estuvo tan cargada de simbolismos como de esperanzas en un futuro mejor para la organización de Miami.

Cuando Jeter y Mike Hill, director ejecutivo y presidente de operaciones de béisbol, respectivamente, colocaron los jerseys con el apellido Mesa en las espaldas de Víctor Víctor y Víctor Jr, quedó claro que lo imposible hace algunos años ahora era inevitable.

“Desde el principio dijimos que ibamos a buscar lo mejor del talento internacional y esto es lo que estamos haciendo hoy’’, comentó Jeter. “Esperamos ver a los hermanos lo más pronto posible. Es un día grande para nuestra organización’’.

No era un secreto a voces que los peces estaban detrás de los hermanos Mesa desde que ellos decidieron romper con la pelota cubana a mediados de esta temporada para intentar la travesía hacia las Grandes Ligas.

El mayor de los hermanos –de 22 años- recibió un bono de $5.25 millones, mientras el más chico uno de $1 millón. El primero pudiera debutar tan pronto como en la próxima contienda, el menor aún debe recorrer un buen camino debido a sus 17 años.

“Para mí es un sueño estar cerco de las Grandes Ligas’’, afirmó Víctor Víctor. “Me voy a la primavera con la ilusión de trabajar fuerte para estar jugando este mismo año en este grandioso parque’’.

Miami, que no cuenta con un pelotero cubano de relieve desde la trágica muerte de José Fernández, tampoco hizo esfuerzos por tener un pelotero importante de la Mayor de las Antillas.
Recuerdo un alto oficial del departamento de búsqueda y desarrollo de peloteros que comentó fuera de una entrevista no estar tentado por el mercado de jugadores cubanos por considerarlo “un riesgo que esta organización no puede permitirse’’.

Evidentemente, con la nueva administración las cosas han cambiado y Jeter comprende la importancia de merodear y lanzarse a fondo en el mundo de los agentes libres internacionales, como uno de los frentes para mejorar su reconstrucción.

“Vamos a trabajar duro para no decepcionar a nadie’’, indicó Víctor Jr. “Nostros venimos con toda la seriedad del mundo para demostrarles a los Marlins y a todos que no se equivocaron con nosotros’’.

Jeter, que acaba de lograr la remoción de la controversial escultura del jardín central, entiende ahora que los hermanos Mesa pueden ser parte de ese movimiento, que pueden servir de atractivo para la amplia comunidad cubana, siempre deseosa de contar con alguien que les represente en el llamado a ser “Equipo de las Américas’’.

Que lleguen a serlo o no, dependerá de la guía firme de los peces por un lado y del talento y empeño que Víctor Víctor y Víctor Mesa Jr. pongan en los próximos meses y años. El jurado allá afuera va a estar pendiente de cada paso de los hermanos, desde el primer día de la primavera hasta…donde ellos puedan llegar.

“Para nadie es un secreto que esta es una comunidad latina, y hay muchos cubanos, así que aquí nos sentimos como en casa. Pero sabemos de la seriedad de los planes a futuro y nosotros creemos en ellos. Esta es una gran organización y pedimos el apoyo para Derek Jeter’’.

Víctor Mesa padre y Derek Jeter juntos en La Pequeña Habana. El hombre que alguna vez dijo que le encantaría dirigir a los Marlins con el que efectivamente los domina. La estrella de la pelota cubana junto a la estrella de los Yankees. Historia con historia.

Cada declaración de Víctor Mesa parece emitir ráfagas de vientos, cada acción de Jeter en los peces levanta polvaredas, en ambos caso de un lado a otro, para bien o para mal. Ahora coinciden en el deseo de ver triunfar a los hermanos por el amor de padre y la urgencia de levantar a Miami.

“Yo sentía algo que me decía que mis hijos iban a estar bien aquí’’, comentó Mesa padre. “Jeter, Hill, me dieron mucha confianza. Solo pido que les den tiempo para que vean lo que ellos pueden hacer. Van a ser mejores que yo’’.

Ambos, también, habrán de pasar a un segundo plano y dejar que los hermanos Mesa escriban su propia historia. El primero les dio la vida y el talento, el segundo les ofrece la hoja en blanco, la rampa de despegue. A partir de aquí, todo depende de los chicos.