Tras su polémica negativa de no jugar en los Yokohama DeNA BayStars de la Nippon Professional Baseball, su renuncia a la selección nacional de Cuba que participó en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, la supuesta contratación con la Major League Baseball y su aparición finalmente en el roster de Industriales, Yulieki Gourriel se encuentra en lo que es sin duda alguna, el mejor momento ofensivo de su carrera deportiva, compilando para .540 en 18 partidos con 22 anotadas, siete jonrones y 23 empujadas.
No se trata solamente de los números, sino de ver la forma deportiva en que se encuentra, la potencia de sus conexiones, lo escandaloso de su OPS (1.601) y el hecho de que ¡OJO! no se ha tomado NI UN PONCHE en 81 comparecencias al plato. O sea, que YG01 o YG10 se encuentra en estos momentos dando una descarada muestra de que la Serie Nacional de Béisbol le queda igual que su uniforme de primaria: pequeñito.
Estas cifras, sin dudas, harán a muchos saltar sobre la calidad actual del pitcheo de la Serie Nacional, la cantidad de jugadores que han abandonado el país, lo endeble de los staff de pitcheo de cada equipo, la escasez de lanzadores de recursos o velocidad, entre una serie de factores que podríamos enumerar y no precisamente para cuestionar la calidad del mediano de los hijos de Lourdes, pero la situación no era muy diferente comparada con la del año pasado o el antepasado, en los que bateó .308 y .316, respectivamente, con 18 y nueve estacazos de vuelta completa.
¿Qué ha cambiado entonces?
La respuesta es más sencilla de lo que muchos piensan: Gourriel está teniendo estos números extraterrestres sencillamente por la misma razón por la que se ganó que más de un dedo índice le señalara y que más de una lengua o una pluma se levantara para acusarle o cuestionarle. El no haber jugado desde que terminó la pasada campaña hasta ahora propició que sin dudas Yulieski tuviera el descanso apropiado, y es por esto que, sumado a un buen entrenamiento, se encuentra en una forma inmejorable. El bate le pesa menos, las bases se ven más cortas, el terreno se siente más blando, y la distancia desde tercera hasta primera parece más bien un juego de niños.
Y es cierto, tanto a la ofensiva (81 viajes al plato sin tomarse un café amargo es notable en cualquier liga y a cualquier nivel) como la forma segura y alegre que ha mostrado a la defensa, pese a tener ya cinco errores. Sin dudas, ese es el Gourriel que ha estado vendiendo la prensa nacional por tanto tiempo, el que ha sido promocionado a todos los niveles, y del que se enamoraron los scouts de Grandes Ligas, que precisamente vieron en él este tipo de potencial.
Durante años, a Gourriel de le ha exigido más de lo que podía dar, y para muchos fuera de Cuba, no haberle dado la oportunidad de jugar en una liga profesional después de 2006 fue una manera brutal de estancarlo, probablemente para siempre. Sin embargo, este año ha venido por sus fueros, y mucho podría tener que ver en esto la posible reunión que celebren en La Habana ejecutivos de la MLB con la directiva cubana de béisbol, ¿qué mejor manera de demostrar que está listo para el Big Show que castigando brutalmente a la oposición dentro de Cuba?
Pero probablemente para poder llegar a este punto, Yulieski Gourriel Castillo sabía que tenía que tomar una decisión dura: dejar de ganarse un contrato millonario en la Tierra del Sol Naciente, dejar de representar al equipo Cuba por voluntad propia, ganarse aún más antipatía por parte de muchos fanáticos que le reprochan cada vez que ha flaqueado en los momentos clave.
Nuevamente la teoría del descanso apropiado se muestra viable: Frederich Cepeda ha sido tal vez uno de los ejemplos más claros de lo necesario que es descansar y recuperarse para poder estar listo para la siguiente empresa.
Es posible que el antesalista de Sancti Spíritus, Industriales y Cuba se haya percatado de esto, y esté dispuesto a dar una muestra de que le queda muchísimo combustible aún para quemar, que esta sea su oportunidad de brillar, tal vez en el Premier 12, y conseguir el ansiado contrato para la Major League Baseball, sin tener que abandonar el país, en caso de que se llegue precisamente a ese acuerdo. Más que nada, lo que sí ha hecho, inconscientemente, es darnos a todos (sobre todo a los directivos del béisbol) una lección: hay que proteger a los recursos humanos, hay que dar a los jugadores el descanso apropiado y evitar esos desgastes de año y medio o dos años en los asientos de un ómnibus o un avión.
Yulieski Gourriel sabe que el tiempo está en contra suya. Cada día que pasa se le reducen más las posibilidades de que un conjunto de Grandes Ligas se muestre interesado en contratarlo. Hoy podría decirse que más de la mitad de los clubes de la MLB darían un buen dinero por él, pero mañana la realidad puede ser otra. Un descanso apropiado, una muestra de que este béisbol es de manera probada inferior a él, podrían ser sus boletos a una conversación con algún club de la Gran Carpa, dispuesto a ofrecer no solo el dinero, sino también las garantías necesarias si la Federación Cubana de Béisbol y la MLB llegaran a ese ansiado acuerdo.
De lo que sí podemos estar seguros, sin temor a equivocarnos, es que si Gourriel hubiese ido a jugar a Japón, y además hubiese ido a los Juegos Panamericanos (o simplemente si hubiese hecho una de las dos cosas), esto que estamos viendo hoy no se habría materializado, y estaría muy lejos de hacerlo. Es hora ya de que decidamos lo que es mejor para la salud y el bienestar de los peloteros, para prolongarles sus carreras el mayor tiempo posible y con la menor cantidad de traumas. A los que les quede pequeña la Serie Nacional, no deberían jugarla.
¿Se habrá dado cuenta de esto Yulieski Gourriel? ¿Habrá sido esta la razón de todo lo que pasó entre la Serie 54 y la 55?
No se trata solamente de los números, sino de ver la forma deportiva en que se encuentra, la potencia de sus conexiones, lo escandaloso de su OPS (1.601) y el hecho de que ¡OJO! no se ha tomado NI UN PONCHE en 81 comparecencias al plato. O sea, que YG01 o YG10 se encuentra en estos momentos dando una descarada muestra de que la Serie Nacional de Béisbol le queda igual que su uniforme de primaria: pequeñito.
Estas cifras, sin dudas, harán a muchos saltar sobre la calidad actual del pitcheo de la Serie Nacional, la cantidad de jugadores que han abandonado el país, lo endeble de los staff de pitcheo de cada equipo, la escasez de lanzadores de recursos o velocidad, entre una serie de factores que podríamos enumerar y no precisamente para cuestionar la calidad del mediano de los hijos de Lourdes, pero la situación no era muy diferente comparada con la del año pasado o el antepasado, en los que bateó .308 y .316, respectivamente, con 18 y nueve estacazos de vuelta completa.
¿Qué ha cambiado entonces?
La respuesta es más sencilla de lo que muchos piensan: Gourriel está teniendo estos números extraterrestres sencillamente por la misma razón por la que se ganó que más de un dedo índice le señalara y que más de una lengua o una pluma se levantara para acusarle o cuestionarle. El no haber jugado desde que terminó la pasada campaña hasta ahora propició que sin dudas Yulieski tuviera el descanso apropiado, y es por esto que, sumado a un buen entrenamiento, se encuentra en una forma inmejorable. El bate le pesa menos, las bases se ven más cortas, el terreno se siente más blando, y la distancia desde tercera hasta primera parece más bien un juego de niños.
Y es cierto, tanto a la ofensiva (81 viajes al plato sin tomarse un café amargo es notable en cualquier liga y a cualquier nivel) como la forma segura y alegre que ha mostrado a la defensa, pese a tener ya cinco errores. Sin dudas, ese es el Gourriel que ha estado vendiendo la prensa nacional por tanto tiempo, el que ha sido promocionado a todos los niveles, y del que se enamoraron los scouts de Grandes Ligas, que precisamente vieron en él este tipo de potencial.
Durante años, a Gourriel de le ha exigido más de lo que podía dar, y para muchos fuera de Cuba, no haberle dado la oportunidad de jugar en una liga profesional después de 2006 fue una manera brutal de estancarlo, probablemente para siempre. Sin embargo, este año ha venido por sus fueros, y mucho podría tener que ver en esto la posible reunión que celebren en La Habana ejecutivos de la MLB con la directiva cubana de béisbol, ¿qué mejor manera de demostrar que está listo para el Big Show que castigando brutalmente a la oposición dentro de Cuba?
Pero probablemente para poder llegar a este punto, Yulieski Gourriel Castillo sabía que tenía que tomar una decisión dura: dejar de ganarse un contrato millonario en la Tierra del Sol Naciente, dejar de representar al equipo Cuba por voluntad propia, ganarse aún más antipatía por parte de muchos fanáticos que le reprochan cada vez que ha flaqueado en los momentos clave.
Nuevamente la teoría del descanso apropiado se muestra viable: Frederich Cepeda ha sido tal vez uno de los ejemplos más claros de lo necesario que es descansar y recuperarse para poder estar listo para la siguiente empresa.
Es posible que el antesalista de Sancti Spíritus, Industriales y Cuba se haya percatado de esto, y esté dispuesto a dar una muestra de que le queda muchísimo combustible aún para quemar, que esta sea su oportunidad de brillar, tal vez en el Premier 12, y conseguir el ansiado contrato para la Major League Baseball, sin tener que abandonar el país, en caso de que se llegue precisamente a ese acuerdo. Más que nada, lo que sí ha hecho, inconscientemente, es darnos a todos (sobre todo a los directivos del béisbol) una lección: hay que proteger a los recursos humanos, hay que dar a los jugadores el descanso apropiado y evitar esos desgastes de año y medio o dos años en los asientos de un ómnibus o un avión.
Yulieski Gourriel sabe que el tiempo está en contra suya. Cada día que pasa se le reducen más las posibilidades de que un conjunto de Grandes Ligas se muestre interesado en contratarlo. Hoy podría decirse que más de la mitad de los clubes de la MLB darían un buen dinero por él, pero mañana la realidad puede ser otra. Un descanso apropiado, una muestra de que este béisbol es de manera probada inferior a él, podrían ser sus boletos a una conversación con algún club de la Gran Carpa, dispuesto a ofrecer no solo el dinero, sino también las garantías necesarias si la Federación Cubana de Béisbol y la MLB llegaran a ese ansiado acuerdo.
De lo que sí podemos estar seguros, sin temor a equivocarnos, es que si Gourriel hubiese ido a jugar a Japón, y además hubiese ido a los Juegos Panamericanos (o simplemente si hubiese hecho una de las dos cosas), esto que estamos viendo hoy no se habría materializado, y estaría muy lejos de hacerlo. Es hora ya de que decidamos lo que es mejor para la salud y el bienestar de los peloteros, para prolongarles sus carreras el mayor tiempo posible y con la menor cantidad de traumas. A los que les quede pequeña la Serie Nacional, no deberían jugarla.
¿Se habrá dado cuenta de esto Yulieski Gourriel? ¿Habrá sido esta la razón de todo lo que pasó entre la Serie 54 y la 55?