Si a los equipos de Grandes Ligas se les comparara con autos, los Yankees de Nueva York serían históricamente un Rolls Royce, lujoso, elegante, poderoso.
Pero en el 2013, al Rolls Royce le pusieron el motor de un Toyota Corolla, alternador de LADA ruso, transmisión de Chevrolet, inyectores de Peugeot y bomba de gasolina de Daewoo.

La gerencia creó una suerte de monstruo del Doctor Frankenstein, con pedazos de otros cuerpos que por donde quiera que se le mire, no parece tener manera de andar como debe ser y será más el tiempo que pase tirado al costado de la carretera con una nueva rotura, que devorando millas en el camino. Es Yankeenstein.

Kevin Youkilis, Lyle Overbay, Travis Haffner, Vernon Wells... todos ellos lucen tan ajenos en el célebre uniforme de rayas, como se vería Dan Marino con el traje de los New York Jets.

No se trata de que no lleguen caras nuevas cada año, pues eso es parte normal de los procesos de reconstrucción de los equipos.

Es problema es que los Yankees del 2013 han ido recogiendo sobras de todos los platos, cuando habitualmente son ellos los que se llevan las mejores tajadas.

Me imagino la cara del dominicano Robinson Canó cuando salió el lunes al terreno para el choque inaugural ante los Medias Rojas y miró a su alrededor.

Ni Mark Teixeira estaba a su izquierda, ni Derek Jeter y Alex Rodríguez a su derecha, sus compañeros habituales por varios años para conforman un infield de 14 Guantes de Oro.

Si se daba vuelta, tampoco encontró a Curtis Granderson en la pradera central.
Lo peor es que los cambios no han sido fruto de una renovación natural, fluida, en que las estrellas envejecen y ceden paso a figuras ascendentes del sistema de Ligas Menores.

Sí, las estrellas se envejecieron. Sólo que sus sustitutos no llegaron por medio de un trabajo de base, como en su momento subieron al equipo grande los Jeter, Mariano Rivera, Bernie Williams, Jorge Posada o Andy Pettitte.

De los nueve titulares que iniciaron la campaña del 2012 con los Yankees, sólo dos repitieron este año: Canó y Brett Gardner.

Junto a los lesionados Jeter, Teixeira, A-Rod y Curtis Granderson, faltan Nick Swisher, Russell Martin y el cubano Raúl Ibáñez, que tomaron otros rumbos durante el invierno.

La gerencia intentó reducir gastos este año para tratar de poder poner el contador de impuesto de lujo en cero y lanzarse con todo en el próximo invierno, cuando el mercado de agentes libres estará plagado de mejor material que el pasado.

Pero no lo consiguió, pues para colmo, tendrá que desembolsar el salario de los lastimados y encima tuvo que contratar rellenos para poder completar una nómina de 230.4 millones de dólares, la mayor de todo el béisbol, por encima de los 214 millones de los Dodgers de Los Angeles, ocupante del segundo lugar.

Larga temporada le espera a los fanáticos de la Gran Manzana y tal como pintan las cosas, podría ser esta su primera campaña negativa desde 1992, cuando finalizaron con balance de 76-86.

Si de algo le sirve como consuelo, los Yankees de 2013 pueden presumir de tener la mejor lista de lesionados de todas las Grandes Ligas. Bueno, al menos son los mejores en algo.

De todos modos, a sus más fervientes seguidores, esos que jamás pierden la fe, les queda la frase que es también aplicable a las selecciones brasileñas de fútbol.
Los Yankees siempre son los Yankees, como Brasil siempre es Brasil. Nunca deben descartarlos. ¿O sí?