Mucho se ha hablado de la selección de los refuerzos de la 54 Serie Nacional de Béisbol, esos jugadores que a partir del próximo 4 de enero tratarán de acoplarse a sus nuevos conjuntos cuando se reanude el campeonato.
Pero propongo ahora explorar a los mejores por rendimiento que no fueron escogidos la pasada semana, en gran medida porque no cumplían con los requisitos que buscaban los mentores para poner en práctica sus planes y estrategias en la ronda decisiva del torneo.
No son muchos quienes entran en el grupo, pero igual vale la pena destacarlos, pues en caso de lesión de alguno de sus efectivos, los directores en contienda girarán la mirada a esos que quedaron en el camino, detalle que debe motivarlos a mantenerse entrenando.
Andrés Reyna (receptor-SCU): El máscara afrontó problemas físicos y se calzó los arreos en 25 partidos, en los que cometió dos marfiladas y tres passed balls, demasiados en tan poco tiempo. No obstante, capturó a 12 de los 20 hombres que intentaron robarle, y con el madero impulsó 15 carreras pese a su pobre producción de extrabases (4). Puede ser una opción interesante para un equipo que precise un receptor de experiencia con buena efectividad en los tiros a las almohadillas en el tramo final.
Juan Miguel Vázquez (primera base-CFG): De los pocos valores destacables del elenco sureño. Remolcó 27 anotaciones, promedió 325 (seis extrabases) con hombres en bases y fue un seguro en la defensa de la inicial. Sus deficiencias contra el pitcheo zurdo le restaron oportunidades en la selección de los refuerzos, pero encajaría en una novena que necesite un bateador zurdo para salir del banco contra lanzadores derechos.
Jorge E. Alomá (torpedero-SSP): Sorprendió que el capitalino no fuera seleccionado por las escuadras que tenían lagunas en el campo corto. Torpedero veloz, elegante, de buenas manos (seis errores en 240 lances y 173 asistencias, segundo en ese apartado), que además se soltó a batear esta temporada con los Gallos espirituanos. Anotó 27 carreras, impulsó 20, conectó 15 extrabases y tuvo promedio de embasado (OBP) de 420. No me extrañaría que alguien solicite sus servicios antes de terminar la segunda etapa.
Luis Daniel Serrano (tercera base-SSP): El espirituano tiene solo 20 años, y está entre los bateadores jóvenes con más poder en todo el país. Ya en el Nacional Sub-23 se consolidó entre los punteros en cuadrangulares, y ahora, con solo 88 veces al bate, botó nueve Mizunos, seis de ellas con hombres en base, detalle que habla de su oportunidad. Además, impulsó a 27 compañeros, anotó 18 veces y jugó en cuatro posiciones, aunque los especialistas visualizan mayores posibilidades en la antesala. El prospecto es una opción interesante para conjuntos necesitados de poder y solo su inexperiencia le resta opciones.
Héctor Hernández (jardinero-CMG): Patrullero con alto OBP en los últimos dos años, el agramontino se pinta solo si hablamos de comandar una alineación. Rápido, buen robador (cualidad que no explotó este curso) y con muy buena capacidad para discriminar lanzamientos, Hernández es, además, un defensor seguro en el bosque central, aunque debe crecer en el apartado de las asistencias, handicap característico de los jardineros cubanos. Cualquiera que busque piernas frescas y alguien con facilidad para entrar en circulación puede apostar por él.
Robert Luis Delgado (jardinero-GTM): Por segundo año consecutivo no resultó electo, y la principal razón esta temporada fue su pobre desempeño con hombres en bases (promedio de 232 y solo cuatro extrabases), aunque es válido destacar que impulsó nueve veces el empate o la ventaja, líder de su equipo. Definitivamente puede batear y ese atributo lo ayudaría a formar parte de un roster contendiente, pero deberá mejorar la concentración y enfoque en el plato para no defraudar si es llamado al diamante.
Jorge Jhonson (jardinero-LTU): Tuvo números adecuados en cuanto a average (312) y OBP (395), pero impulsó siete carreras y su bateo de poder consistió en cinco dobles. Estos detalles reducen su valor solo hasta un primer bate, aunque su experiencia y efectividad contra lanzadores zurdos pueden ayudarlo a convertirse en un eventual refuerzo.
Yasniel González (jardinero-MAY): Bateador derecho no muy conocido, pero que destaca por su poder y oportunidad.
Impulsó a casi el 30% de los corredores que tuvo en posición anotadora y en total mandó a 31 compañeros para la registradora, séptimo del campeonato. Además, fue muy difícil ponerle out, pues presentó OBP de 403. Sería una apuesta inteligente para cualquier equipo con debilidades en los turnos centrales de la alineación.
Liván Monteagudo (jardinero-SSP): Experiencia, poder y oportunidad distinguen al patrullero de los Gallos espirituanos, quien disparó ocho jonrones. Sus bajos por cientos de impulsados en posición anotadora y defensa errática en los jardines limitaron sus opciones en la selección de los refuerzos, pero todavía puede ser requerido por algún equipo que necesite una figura con horas de vuelo y liderazgo.
Dunieski Barroso (jardinero-SSP): Remolcó al 31% de los hombres que encontró en posición anotadora y en total empujó a 24 hombres para el plato, con 12 extrabases y aceptables promedios de embase y slugging. No presentó problemas contra lanzadores zurdos (les bateó 356) y es una opción seria de refuerzo ofensivo, pues su defensa en el jardín derecho fue pésima (average de 918, seis errores en 73 lances).
Aldo Conrado (lanzador-SSP): Lanzador de solo 20 años que en 35,1 entradas le conectaron para un pobre 205 y registró efectividad de 2.80. Alternó entre abridor y relevista y cumplió con buena nota en ambos roles. Su principal problema, como la mayoría de los lanzadores cubanos, es el control, pues regaló 20 boletos y cometió seis wild pitch. No obstante, dado su dominio y proyección puede ser útil como relevo largo o situacional.
Pero propongo ahora explorar a los mejores por rendimiento que no fueron escogidos la pasada semana, en gran medida porque no cumplían con los requisitos que buscaban los mentores para poner en práctica sus planes y estrategias en la ronda decisiva del torneo.
No son muchos quienes entran en el grupo, pero igual vale la pena destacarlos, pues en caso de lesión de alguno de sus efectivos, los directores en contienda girarán la mirada a esos que quedaron en el camino, detalle que debe motivarlos a mantenerse entrenando.
Andrés Reyna (receptor-SCU): El máscara afrontó problemas físicos y se calzó los arreos en 25 partidos, en los que cometió dos marfiladas y tres passed balls, demasiados en tan poco tiempo. No obstante, capturó a 12 de los 20 hombres que intentaron robarle, y con el madero impulsó 15 carreras pese a su pobre producción de extrabases (4). Puede ser una opción interesante para un equipo que precise un receptor de experiencia con buena efectividad en los tiros a las almohadillas en el tramo final.
Juan Miguel Vázquez (primera base-CFG): De los pocos valores destacables del elenco sureño. Remolcó 27 anotaciones, promedió 325 (seis extrabases) con hombres en bases y fue un seguro en la defensa de la inicial. Sus deficiencias contra el pitcheo zurdo le restaron oportunidades en la selección de los refuerzos, pero encajaría en una novena que necesite un bateador zurdo para salir del banco contra lanzadores derechos.
Jorge E. Alomá (torpedero-SSP): Sorprendió que el capitalino no fuera seleccionado por las escuadras que tenían lagunas en el campo corto. Torpedero veloz, elegante, de buenas manos (seis errores en 240 lances y 173 asistencias, segundo en ese apartado), que además se soltó a batear esta temporada con los Gallos espirituanos. Anotó 27 carreras, impulsó 20, conectó 15 extrabases y tuvo promedio de embasado (OBP) de 420. No me extrañaría que alguien solicite sus servicios antes de terminar la segunda etapa.
Luis Daniel Serrano (tercera base-SSP): El espirituano tiene solo 20 años, y está entre los bateadores jóvenes con más poder en todo el país. Ya en el Nacional Sub-23 se consolidó entre los punteros en cuadrangulares, y ahora, con solo 88 veces al bate, botó nueve Mizunos, seis de ellas con hombres en base, detalle que habla de su oportunidad. Además, impulsó a 27 compañeros, anotó 18 veces y jugó en cuatro posiciones, aunque los especialistas visualizan mayores posibilidades en la antesala. El prospecto es una opción interesante para conjuntos necesitados de poder y solo su inexperiencia le resta opciones.
Héctor Hernández (jardinero-CMG): Patrullero con alto OBP en los últimos dos años, el agramontino se pinta solo si hablamos de comandar una alineación. Rápido, buen robador (cualidad que no explotó este curso) y con muy buena capacidad para discriminar lanzamientos, Hernández es, además, un defensor seguro en el bosque central, aunque debe crecer en el apartado de las asistencias, handicap característico de los jardineros cubanos. Cualquiera que busque piernas frescas y alguien con facilidad para entrar en circulación puede apostar por él.
Robert Luis Delgado (jardinero-GTM): Por segundo año consecutivo no resultó electo, y la principal razón esta temporada fue su pobre desempeño con hombres en bases (promedio de 232 y solo cuatro extrabases), aunque es válido destacar que impulsó nueve veces el empate o la ventaja, líder de su equipo. Definitivamente puede batear y ese atributo lo ayudaría a formar parte de un roster contendiente, pero deberá mejorar la concentración y enfoque en el plato para no defraudar si es llamado al diamante.
Jorge Jhonson (jardinero-LTU): Tuvo números adecuados en cuanto a average (312) y OBP (395), pero impulsó siete carreras y su bateo de poder consistió en cinco dobles. Estos detalles reducen su valor solo hasta un primer bate, aunque su experiencia y efectividad contra lanzadores zurdos pueden ayudarlo a convertirse en un eventual refuerzo.
Yasniel González (jardinero-MAY): Bateador derecho no muy conocido, pero que destaca por su poder y oportunidad.
Impulsó a casi el 30% de los corredores que tuvo en posición anotadora y en total mandó a 31 compañeros para la registradora, séptimo del campeonato. Además, fue muy difícil ponerle out, pues presentó OBP de 403. Sería una apuesta inteligente para cualquier equipo con debilidades en los turnos centrales de la alineación.
Liván Monteagudo (jardinero-SSP): Experiencia, poder y oportunidad distinguen al patrullero de los Gallos espirituanos, quien disparó ocho jonrones. Sus bajos por cientos de impulsados en posición anotadora y defensa errática en los jardines limitaron sus opciones en la selección de los refuerzos, pero todavía puede ser requerido por algún equipo que necesite una figura con horas de vuelo y liderazgo.
Dunieski Barroso (jardinero-SSP): Remolcó al 31% de los hombres que encontró en posición anotadora y en total empujó a 24 hombres para el plato, con 12 extrabases y aceptables promedios de embase y slugging. No presentó problemas contra lanzadores zurdos (les bateó 356) y es una opción seria de refuerzo ofensivo, pues su defensa en el jardín derecho fue pésima (average de 918, seis errores en 73 lances).
Aldo Conrado (lanzador-SSP): Lanzador de solo 20 años que en 35,1 entradas le conectaron para un pobre 205 y registró efectividad de 2.80. Alternó entre abridor y relevista y cumplió con buena nota en ambos roles. Su principal problema, como la mayoría de los lanzadores cubanos, es el control, pues regaló 20 boletos y cometió seis wild pitch. No obstante, dado su dominio y proyección puede ser útil como relevo largo o situacional.