Una vez más, serán 16 los equipos que animarán la 54 edición de la Serie Nacional de béisbol. A tres días de romper hostilidades con el duelo entre el campeón defensor Pinar del Río y Matanzas —su retador de hace un año—, cada estratega ratificó el calibre de las armas con las que aspira a luchar por el trono de la pelota cubana.

Como siempre sucede, antes de lanzar la primera bola, cada quien, sin importar niveles de conocimientos, definirá sus candidatos a pasar el primer corte y colarse entre los ocho mejores elencos del torneo.

Para ello, JR les ofrece las nóminas de todas las novenas concursantes, integradas ahora por 40 jugadores, aunque ocho de ellos formen parte de la reserva. Varios equipos sufren notables variaciones con respecto a la pasada campaña. Otros conservan el núcleo establecido de los últimos años y esto quizá los pone un paso por delante.

En ese caso estará la tropa vueltabajera, con un staff de lanzadores envidiable y bajo el mando de un manager como Alfonso Urquiola, con la sabiduría demostrada para lograr grandes cosas.

A ese grupo se puede sumar la representación de Matanzas —otra vez con Víctor Mesa en el puente de mando—, compuesta por un grupo que ha llegado a par de finales sucesivas y se «refuerza» ahora con la incorporación del lanzador artemiseño Jonder Martínez. O Industriales, aunque tenga que cerrar filas para suplir el apreciable aporte de Yulieski Gourriel, quien no debe incorporarse a la disciplina azul hasta la segunda fase del campeonato.

No debe faltar en esta vanguardia el equipo de Villa Clara, el cual recupera a su estelar receptor Yulexis La Rosa (lesionado) y al icónico lanzador Freddy Asiel Álvarez (sancionado), cuyas ausencias lastraron hace un año sus posibilidades de defender la corona.

Por detrás de este cuarteto histórico marcha un pelotón con muchas menos certezas. El terreno dirá si Artemisa, sin algunas figuras de peso, logra repetir la histórica clasificación. Los Piratas de la Isla de la Juventud también sentirán la falta de su as Wilber Pérez; las Avispas de Santiago de Cuba tendrán que demostrar que ya están aptas para regresar a la élite, como Camagüey si es capaz de dar el esperado salto con Esteban Lombillo moviendo los hilos.

Con algo de paciencia sabremos si los Tigres avileños retoman el ímpetu que los llevó no hace mucho a estar en el podio, o si la tropa granmense logra equilibrar sus prestaciones en todos los aspectos del juego. También, si los Cachorros holguineros repiten la dosis de entusiasmo, entrega y garra que les puso entre los ochos más sobresalientes de la pasada temporada, o si la calidad de los lanzadores tuneros es suficiente para no quedar relegados.

Los Huracanes de Mayabeque, los Indios del Guaso, los Elefantes cienfuegueros o los Gallos espirituanos aparecen —por juventud, inexperiencia, historia y otros handicaps— como los más propensos a no cruzar la frontera del primer tramo.

Pero una de las cosas más bonitas del béisbol es que en los diamantes puede pasar de todo. Parafraseando el refrán, de sorpresas está empedrado el camino al trono.

Una de las noticias más agradables que acompañarán a la venidera 54 edición de la Serie Nacional de béisbol es la posibilidad de transmitir, en ocasiones, hasta tres partidos diarios durante la primera fase del torneo.

Así lo informaron durante el congresillo técnico las máximas autoridades de Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), cuyos equipos harán un loable esfuerzo de coordinación a lo largo de todo el país para extender como nunca antes la cobertura mediática del principal torneo de nuestro pasatiempo nacional.

Esta determinación contribuye ostensiblemente a la ampliación del uso de la repetición de video para definir jugadas dudosas durante los partidos con transmisión televisiva.

En la reunión previa entre los organizadores y los directores de equipos, se estableció que cada manager tendrá una sola oportunidad de reclamar el uso del video entre el primero y el sexto inning. Luego, entre el séptimo y el noveno episodio disfrutará de dos chances, y uno más si el desafío llega a extrainnings. Si el director que solicita el «desafío» tiene la razón, no perderá las oportunidades que le correspondan según el momento del juego en que lo haga.

Además, las jugadas que justifican este tipo de reclamación serán: definir si un bateador es golpeado por un lanzamiento, si la bola es fair o foul, si existe interferencia de un aficionado, si existe una jugada forzada, cuando es válido un jonrón o un doble por regla, si un corredor pasa otro camino a la base, para el control de un corredor (robos o viraje a las bases), si una bola es atrapada o si se toca o no la base.

También existirá un oficial de repetición en el puesto de mando ubicado en el estadio Latinoamericano —apoyado por otros árbitros—, con potestad para anular lo que se dictamine si decide que hay evidencia clara y convincente para tomar esa decisión.