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Toda madre debiera llamarse maravilla…”
José Martí.
Con su andar firme y segura, feliz: ser madre de Yesica, una niña de cuatro años ha sido su mayor presea. El beisbol lo lleva en la sangre. Es Vania Cabrera Palmer, primera base de la pre-selección nacional cubana, de 32 años de edad y natural del municipio Arroyo Naranjo.
“Desde pequeña sentí inclinación por el deporte, practiqué atletismo, softbol. Mi abuelo me inculcó el amor por el beisbol, y con 19 años decidí seguir sus pasos. Me he preparado en tercera y primera base, en esta última posición me siento más fortalecida y con mayor desarrollo, aunque me gusta batear y soy ambidextra”, comentó.
Licenciada en Cultura Física, dedica sus ratos libres a entrenar un equipo de jóvenes (28 jugadoras) con el apoyo de un activista que ha preparado para dar continuidad a este deporte entre las mujeres.
“Ser madre y atleta ha sido un reto y una gran responsabilidad, recibo el apoyo de mi madre, familia y amigos. Ellos me ayudan a alcanzar propósitos y objetivos. Mi mayor agradecimiento es compartido para todos mis entrenadores, en especial a Margarita por ser mi guía e inculcar una adecuada disciplina, dentro y fuera del terreno, además de valores éticos como la solidaridad y colectivismo” declaró.
En su camino a la gloria, en el deporte, Cabrera ha obtenido importantes resultados. Por ejemplo: en Taipei, obtuvo 5to. lugar y el quince entre las mejores jugadoras del mundo; 3er., lugar en Panamericanos de Venezuela, en campeonatos nacionales se ha destacado entre las diez mejores bateadoras, en República Dominicana alcanzó 3er. lugar logrando la clasificación para los próximos Juegos Panamericanos, entre otros.
“Mi preparación ha sido excelente. Continuaré siendo guerrera, estoy en optimas condiciones para integrar la nomina que asistirá a Toronto, Canadá, lucharé hasta el final para darle al beisbol cubano, y al pueblo la medalla merecida”, puntualizó.
Dentro del deporte cubano hay muchas madres ejemplos de nobleza, amor y entrega, hoy el mejor regalo de los capitalinos a la tenacidad y sacrificio de Vania es un ¡Felicidades Mamá!
José Martí.
Con su andar firme y segura, feliz: ser madre de Yesica, una niña de cuatro años ha sido su mayor presea. El beisbol lo lleva en la sangre. Es Vania Cabrera Palmer, primera base de la pre-selección nacional cubana, de 32 años de edad y natural del municipio Arroyo Naranjo.
“Desde pequeña sentí inclinación por el deporte, practiqué atletismo, softbol. Mi abuelo me inculcó el amor por el beisbol, y con 19 años decidí seguir sus pasos. Me he preparado en tercera y primera base, en esta última posición me siento más fortalecida y con mayor desarrollo, aunque me gusta batear y soy ambidextra”, comentó.
Licenciada en Cultura Física, dedica sus ratos libres a entrenar un equipo de jóvenes (28 jugadoras) con el apoyo de un activista que ha preparado para dar continuidad a este deporte entre las mujeres.
“Ser madre y atleta ha sido un reto y una gran responsabilidad, recibo el apoyo de mi madre, familia y amigos. Ellos me ayudan a alcanzar propósitos y objetivos. Mi mayor agradecimiento es compartido para todos mis entrenadores, en especial a Margarita por ser mi guía e inculcar una adecuada disciplina, dentro y fuera del terreno, además de valores éticos como la solidaridad y colectivismo” declaró.
En su camino a la gloria, en el deporte, Cabrera ha obtenido importantes resultados. Por ejemplo: en Taipei, obtuvo 5to. lugar y el quince entre las mejores jugadoras del mundo; 3er., lugar en Panamericanos de Venezuela, en campeonatos nacionales se ha destacado entre las diez mejores bateadoras, en República Dominicana alcanzó 3er. lugar logrando la clasificación para los próximos Juegos Panamericanos, entre otros.
“Mi preparación ha sido excelente. Continuaré siendo guerrera, estoy en optimas condiciones para integrar la nomina que asistirá a Toronto, Canadá, lucharé hasta el final para darle al beisbol cubano, y al pueblo la medalla merecida”, puntualizó.
Dentro del deporte cubano hay muchas madres ejemplos de nobleza, amor y entrega, hoy el mejor regalo de los capitalinos a la tenacidad y sacrificio de Vania es un ¡Felicidades Mamá!
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