Ser los últimos en decir las cosas es precisamente uno de los más grandes problema que aquejan a la Federación Cubana de Béisbol, que demora en ocasiones demasiado para dar las noticias, y a veces son los últimos en dar a conocer los acontecimientos o los planes que tienen, como si todo lo que se manejara en torno al béisbol cubano fuese un asunto de Seguridad Nacional. Así, nunca se dijo nada de la posibilidad del encuentro entre el Tampa Bay Rays y Cuba, no se ha informado quién dirigirá el equipo nacional y la preselección (aunque acá en Holguín se conoce que Yunior Paumier y Yordán Manduley fueron llamados, por lo que es otra cosa que debe saberse), y no se ha dicho nada de las declaraciones de Heriberto Suárez al Washington Post, respecto a una posible visita de los Washington Nationals a Cuba y de la escuadra nacional caribeña a Estados Unidos el próximo año.
El DT de la selección cubana debió darse a conocer el pasado lunes, y no se ha dicho oficialmente quién será, aunque está bien claro que este silencio y a intriga pueden estar muy relacionados con el escándalo de Víctor Mesa, y la posibilidad de que sea otro quien tire de las riendas de la escuadra nacional para este encuentro. Lo cierto es que en medio de una controversia de este tipo, VM32 sería cuando menos una distracción, y su falla le invalidaría —solamente para proteger la imagen de la selección nacional y la maltrecha reputación de la Fedración— para dirigir el equipo Cuba en un encuentro tan significativo e importante como el del día 22, porque se contará además con la presencia del Presidente Barack Obama.
Por otro lado, Víctor está en todo su derecho de dar “la pataleta”, pues según se dijo en 2013, él iba a ser el seleccionador nacional hasta el Clásico Mundial de Béisbol de 2017, cuestión que se respetó excepto para el tope contra Estados Unidos en 2014 (dirigido por Alfonso Urquiola y ganado por barrida), y los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 (dirigido por Roger Machado, con medalla de bronce). VM32 tiene en su haber la lamentable barrida ante los estadounidenses en 2013, el sexto puesto en el Clásico Mundial del mismo año, al igual que en el Premier 12 de la WBSC en 2015.
Todo esto puede haber provocado la demora en el anuncio de quién pudiera ser el director, aunque los comentarios en la calle y las redes apuntan directamente a Rey Vicente Anglada. Lo que resulta injustificable es que la Federación se haya abstenido incluso de informar que no se iba a dar a conocer aún. Por supuesto, que eso habría sido la admisión de la existencia de “esqueletos en su armario”, pero nada de esto es secreto para nadie, así que justificación no hay.
Lo mismo sucede con los preseleccionados, que ya en cada provincia se conoce quiénes son por cada una, y una ligera cooperación entre ellas podría lanzar a la luz quiénes estarán buscándose puestos para el primer encuentro en Cuba contra un equipo de Grandes Ligas desde 1999. No considero que mantener las cosas en secreto sea lo más prudente, pues la divulgación es precisamente el arma que podría tener la federación para demostrar que está trabajando, y no dejando las cosas en total secreto. La fecha de la visita del Tampa Bay se está manejando en los diarios de esa ciudad desde principios de febrero, y en Cuba no se anunció oficialmente hasta el 2 de marzo, casi un mes después.
Este fenómeno actual, de Heriberto Sánchez brindando declaraciones al Washington Post (publicadas por Aaron C. Davis el pasado 7 de marzo), dando a conocer que:
Sería muy bueno tener aquí al equipo de Washington… y Washington nos ha invitado a jugar allá [un partido de vuelta], para hacerlo un intercambio, posiblemente con un par de semanas de diferencia.
Sin embargo, esto no ha sido publicado por medios cubanos, que también han obviado mencionar que la vocera de los Nationals, Jennifer Giglio, dijo antes del viaje:
La alcaldesa [de Washington D.C. Muriel E.] Browser es una entusiasta promotora de su ciudad natal. Para ella, los deportes y la recreación son un elemento para formar relaciones en el extranjero. La apoyamos en sus esfuerzos para promocionar la ciudad en los Estados Unidos y fuera.
Sobre la participación de los Nationals en un intercambio con la selección nacional cubana, Giglio comentó:
Un número de clubes [de Grandes Ligas] han expresado interés en partidos —somos uno de ellos— pero es algo que buscaremos de conjunto con la Major League Baseball.
O sea, que a diferencia del juego del próximo día 22, esta no es una jugada cantada. Sin embargo, si Suárez dio declaraciones al Washington Post, debía haberlo hecho también con los medios cubanos. No estamos en una época en la que el cubano común no conoce lo que se dice en el mundo, y la Federación no puede darse el lujo de que la gente esté comentando por la calle las cosas que debieron haber salido del organismo rector del béisbol cubano.
Este fenómeno se repite una y otra vez, y pasa desde las contrataciones y su divulgación o no divulgación, las irregularidades con las mismas y con sus términos, la divulgación o no divulgación de los exaltados al Salón de la Fama del Béisbol Cubano (que no debería subordinarse a los designios de la Federación), el cambio de fecha para la selección de refuerzos y otra serie de fenómenos negativos que menoscaban la comprometida confiabilidad de la pelota cubana.
Es lógico entonces que los peloteros cubanos no confíen en este organismo, y tengan cada vez menos esperanzas y razones para permanecer en Cuba permitiendo que su destino dependa de un mecanismo que tiene disímiles responsabilidades y es incapaz de llevar una de ellas con la seriedad, profesionalidad y efectividad que debería. Es lógico también que el 90% de lo que se escriba en la blogosfera cubana acerca del béisbol de la Isla sea también para criticar.
El DT de la selección cubana debió darse a conocer el pasado lunes, y no se ha dicho oficialmente quién será, aunque está bien claro que este silencio y a intriga pueden estar muy relacionados con el escándalo de Víctor Mesa, y la posibilidad de que sea otro quien tire de las riendas de la escuadra nacional para este encuentro. Lo cierto es que en medio de una controversia de este tipo, VM32 sería cuando menos una distracción, y su falla le invalidaría —solamente para proteger la imagen de la selección nacional y la maltrecha reputación de la Fedración— para dirigir el equipo Cuba en un encuentro tan significativo e importante como el del día 22, porque se contará además con la presencia del Presidente Barack Obama.
Por otro lado, Víctor está en todo su derecho de dar “la pataleta”, pues según se dijo en 2013, él iba a ser el seleccionador nacional hasta el Clásico Mundial de Béisbol de 2017, cuestión que se respetó excepto para el tope contra Estados Unidos en 2014 (dirigido por Alfonso Urquiola y ganado por barrida), y los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 (dirigido por Roger Machado, con medalla de bronce). VM32 tiene en su haber la lamentable barrida ante los estadounidenses en 2013, el sexto puesto en el Clásico Mundial del mismo año, al igual que en el Premier 12 de la WBSC en 2015.
Todo esto puede haber provocado la demora en el anuncio de quién pudiera ser el director, aunque los comentarios en la calle y las redes apuntan directamente a Rey Vicente Anglada. Lo que resulta injustificable es que la Federación se haya abstenido incluso de informar que no se iba a dar a conocer aún. Por supuesto, que eso habría sido la admisión de la existencia de “esqueletos en su armario”, pero nada de esto es secreto para nadie, así que justificación no hay.
Lo mismo sucede con los preseleccionados, que ya en cada provincia se conoce quiénes son por cada una, y una ligera cooperación entre ellas podría lanzar a la luz quiénes estarán buscándose puestos para el primer encuentro en Cuba contra un equipo de Grandes Ligas desde 1999. No considero que mantener las cosas en secreto sea lo más prudente, pues la divulgación es precisamente el arma que podría tener la federación para demostrar que está trabajando, y no dejando las cosas en total secreto. La fecha de la visita del Tampa Bay se está manejando en los diarios de esa ciudad desde principios de febrero, y en Cuba no se anunció oficialmente hasta el 2 de marzo, casi un mes después.
Este fenómeno actual, de Heriberto Sánchez brindando declaraciones al Washington Post (publicadas por Aaron C. Davis el pasado 7 de marzo), dando a conocer que:
Sería muy bueno tener aquí al equipo de Washington… y Washington nos ha invitado a jugar allá [un partido de vuelta], para hacerlo un intercambio, posiblemente con un par de semanas de diferencia.
Sin embargo, esto no ha sido publicado por medios cubanos, que también han obviado mencionar que la vocera de los Nationals, Jennifer Giglio, dijo antes del viaje:
La alcaldesa [de Washington D.C. Muriel E.] Browser es una entusiasta promotora de su ciudad natal. Para ella, los deportes y la recreación son un elemento para formar relaciones en el extranjero. La apoyamos en sus esfuerzos para promocionar la ciudad en los Estados Unidos y fuera.
Sobre la participación de los Nationals en un intercambio con la selección nacional cubana, Giglio comentó:
Un número de clubes [de Grandes Ligas] han expresado interés en partidos —somos uno de ellos— pero es algo que buscaremos de conjunto con la Major League Baseball.
O sea, que a diferencia del juego del próximo día 22, esta no es una jugada cantada. Sin embargo, si Suárez dio declaraciones al Washington Post, debía haberlo hecho también con los medios cubanos. No estamos en una época en la que el cubano común no conoce lo que se dice en el mundo, y la Federación no puede darse el lujo de que la gente esté comentando por la calle las cosas que debieron haber salido del organismo rector del béisbol cubano.
Este fenómeno se repite una y otra vez, y pasa desde las contrataciones y su divulgación o no divulgación, las irregularidades con las mismas y con sus términos, la divulgación o no divulgación de los exaltados al Salón de la Fama del Béisbol Cubano (que no debería subordinarse a los designios de la Federación), el cambio de fecha para la selección de refuerzos y otra serie de fenómenos negativos que menoscaban la comprometida confiabilidad de la pelota cubana.
Es lógico entonces que los peloteros cubanos no confíen en este organismo, y tengan cada vez menos esperanzas y razones para permanecer en Cuba permitiendo que su destino dependa de un mecanismo que tiene disímiles responsabilidades y es incapaz de llevar una de ellas con la seriedad, profesionalidad y efectividad que debería. Es lógico también que el 90% de lo que se escriba en la blogosfera cubana acerca del béisbol de la Isla sea también para criticar.