Hay en la pelota un extraño sentido de relato, de historia colmada de héroes y villanos, de dramas y desenlaces, a la que prácticamente nadie consigue escapar. Es esa “dramaturgia” la que trasciende el limitado marco del terreno y se convierte en muchas ocasiones en parte esencial del espectáculo.

Tal vez sin su influjo hoy no tendríamos nada de que hablar, al menos si de Béisbol se trata. Con doce partidos pendientes y el más que discreto desempeño mantenido hasta ahora por los Toros, solo un campeón del optimismo podría esperar ciegamente por buenas noticias llegadas desde el diamante.

Sin embargo, todavía hay tiempo para borrar el mal sabor de tantos días aciagos, y en el estilo de las más espectaculares historias del cine deportivo, dar un giro a la trama y terminar con mejor rostro la campaña.

Es cierto que la clasificación resulta un empeño poco menos que utópico, pero ahí están los 108 innings por jugar, que lo mismo pueden servir como consuelo que como confirmación de los malos tiempos que vive nuestra principal selección.

RECESO, NO DESCANSO

Desde antes de comenzar, la 54 Serie Nacional Béisbol motivó polémicas debido a la atípica organización de su calendario. Pero para la dirección de la pelota lugareña las múltiples paradas no representaban un problema de mayores consecuencias; más bien lo contrario. La interrupción causada por los centrocaribes de Veracruz, por ejemplo, brindaría la oportunidad de ajustar detalles en la dinámica del equipo y perfilar estrategias de cara a la pretendida inclusión entre los ocho grandes.

Eso era entonces, pero a la vuelta de un par de meses y 33 desafíos las miras apuntan a objetivos más terrenales.

Por estos días la meta es ganar todo lo que se pueda y dejar el mejor sabor posible entre la afición. El compromiso resulta aún mayor debido a que de las cuatro subseries que restan, tres se jugarán como locales (Camagüey gana en casa la mitad de lo que pierde) y ante selecciones que en las últimas temporadas no han sido de las más fáciles para la formación tricolor (Isla de Juventud, Cienfuegos y Artemisa, en casa, y Sancti Spíritus, como visitador).

Para mayores contratiempos, de la nómina local fueron dados de baja cinco jugadores: Osmel Águila y Fidel Romero (por salida del país), Frank Madan y Henry Quintero (indisciplinas graves), y Alexander Ayala (ausencias reiteradas). Sus plazas serán ocupadas por un receptor y cuatro lanzadores, todos debutantes, en una marcada apuesta por la juventud y el reforzamiento de las dos áreas más débiles del equipo.

“No estamos revelando ningún secreto cuando decimos que nuestro pitcheo tiene muchos problemas. Ni siquiera Vicyohandri Odelín y Yormani Socarrás, los más experimentados, han podido rendir al tope de sus capacidades. A eso hay que sumarle la inexperiencia de la mayor parte de los muchachos”, apuntó el mánager Esteban Lombillo, durante un alto en la preparación para los cotejos que ayer se reanudaron en el “Cándido” y hoy continúan en Minas.

La poca profundidad del staff fue una Espada de Damocles a lo largo de los primeros 33 desafíos. En ellos, la rotación de abridores debió “ensancharse” una y otra vez para abrir espacio –además de a Odelín y a Norge Luis Ruiz– a otros seis serpentineros... demasiados en cualquier pelota del mundo.

El reinicio de las acciones llegará con un panorama muy diferente. “Estamos pensando pasar a Odelín a la función de relevista intermedio, quitándole un poco de 'carga' sobre la lomita y aprovechando sus conocimientos para la orientación de los más jóvenes”, explicó el timonel artemiseño-camagüeyano. “En definitiva, en la primera línea formarán Norgito, Dariel Góngora, Arbelio Quiroz y José Ramón Rodríguez”.

–¿José Ramón, de cerrador a abridor?

–Sí, aunque no le ha ido muy bien, él es un jugador con excelentes condiciones, tira por encima de las noventa millas y es muy trabajador. Vamos a probarlo, es una variante dentro de muchas otras que pondremos en práctica para tratar de darle juego a todos los muchachos.

La ausencia de figuras de establecidas otorga especial protagonismo a los llegados desde el sub-23. De hecho, de entre los “sembrados” solo Dary Bartolomé (primera base), Rafael Lastre (torpedero), Marino Luis (antesala) y Héctor Hernández (pradera central) rebasan esa categoría.

“Aunque dependerá de lo que cada uno aporte y de situaciones específicas como el lanzador al cual nos enfrentemos, es casi seguro que en el left y el right tendremos a Luis González y a Dairon Blanco, en la segunda a Humberto Bravo y detrás del home a Yendry Téllez”, detalló Lombillo.

Una excelente opción para el turno de designado sería el también inicialista Leonel Segura. El prometedor zurdo cuenta en su aval con lo hecho en lo que va de campeonato: .296 de average (.267 con hombres en base), una anotada y tres remolques; todo, en solo 29 comparecencias al cajón de bateo.

Otros detalles como el corrido de las bases y la impulsión de carreras también ocuparon parte de las tres semanas de este “receso activo”, en el que no siempre estuvieron garantizadas las mejores condiciones (sobre todo en cuanto a la alimentación de los atletas y el acondicionamiento del terreno).

Aun así, y con todo y el mal paso de la primera etapa del calendario, para Camagüey y su renovada alineación buena parte de la historia todavía falta por escribirse. Y como en todo relato el desenlace no se produce hasta el final.