Desde que se adoptó la estructura de dividir la Serie Nacional de béisbol al llegar a los 45 juegos y eliminar a los ocho últimos equipos ubicados en la tabla de posiciones —reforzando a los clasificados con jugadores de los ya fuera de concurso— se dio por sentado que el balance entre pitcheo y bateo se equilibraría un poco más.

Sobre todo porque a la hora de escoger a los refuerzos la mayoría de los mentores selecciona al menos dos o tres lanzadores, pues esa es el área más deficitaria de nuestros seleccionados. Era de suponer entonces que los averages de bateo descendieran y los promedios de ca­rreras limpias exhibieran mejores guarismos que los conseguidos en la etapa eliminatoria, donde abundan los tiradores novatos o con menos de dos años de experiencia.

Pero, a cuatro subseries de darle paso a la etapa de semifinales, la 55 Serie no se ha comportado como se esperaba. Las estadísticas no mienten: en la primera etapa, con los 16 concursantes en liza, el average general de bateo fue de 277, producto de 6 528 indiscutibles en 23 593 veces al bate, con un total de 440 cuadrangulares.

Ahora, en la segunda fase —sin incluir los partidos de este lunes—, el promedio andaba por los 282, con 2 036 jits en 7 188 turnos oficiales y 123 jonrones. Por consiguiente, cuando usted revisa la lista de los primeros bateadores en total existen casi 40 hombres con 300 o más. Dudo mucho que en otra liga del mundo ha­yan tantos peloteros promediando por encima de la mítica marca.

Se han adoptado medidas para intentar mejorar el pitcheo. Una de ellas fue la regulación de lanzamientos, para cuidar los brazos del sobreuso y limitar a 100 el máximo de pelotas lanzadas hacia el plato. La otra fue la de añadir un día más de descanso: años atrás se jugaba de martes a domingo, con solo el lunes de descanso-traslado.

Pero nada de eso ha dado resultado. La prueba más convincente fue la reciente actuación del pitcheo cubano en la Serie del Caribe, con un promedio colectivo de 6,40 y más bases por bolas otorgadas que ponches. Nos hemos quedado atrás en el desarrollo de un área fundamental para aspirar a la victoria. Nuevos mé­todos tendrán que emplearse, entre ellos la es­pecialización temprana de abridores y relevistas para evitar improvisaciones de última hora.