Alexei Ramírez está atravesando una suerte de renacimiento en su carrera, y su consistencia es una de las claves del gran presente de los Medias Blancas de Chicago White Sox.
El torpedero aseguró que no ha cambiado nada en su rutina, pero la realidad es que se ubica cuarto en la Liga Americana en promedio de bateo con .321, algo que se convierte en más espectacular si se tiene en cuenta la posición que juega.
El cubano también parece haber recuperado un poco del poder que había perdido. En su temporada de novato en 2008 pegó 21 jonrones, pero entre 2012 y 2013 consiguió solo 15 de ellos. Esta campaña, tras solo 62 juegos, el campo corto ya acumula siete.
“Creo que las conexiones han salido sólidas y han salido los jonrones”, opinó. “Los jonrones no se buscan sino que salen solos”.
Ramírez es además una suerte de hombre de hierro, habiendo disputado 158 partidos en cada una de las últimas tres temporadas. Para ser más específicos, desde su debut en Grandes Ligas solo ocho jugadores han disputados más juegos que sus 976.
“Es la salud”, repitió. “Uno sin la salud no es nada. Yo me preocupo mucho por mi comida, por estar bien balanceado y ahí está el resultado”.
Sus actuaciones no han pasado desapercibidas y por eso no es casualidad que se ubique segundo en la votación para el Juego de Estrellas. En el equipo de la Liga Americana solo un tal Derek Jeter lo supera.
“Contentísimo, es un placer”, aseguró. “Como todo el mundo sabe ya se retira este año y es una leyenda. Para mí es un honor estar seleccionado detrás de él y estar en el equipo junto a él”.
BUEN AMBIENTE EN CHICAGO
Los Medias Blancas atraviesan un gran comienzo de temporada y Ramírez señaló a la armonía del plantel como una de las mayores razones.
“La unión, creo que en la unión está todo”, dijo. “El equipo está bien balanceado, estamos siempre dando lo mejor de nosotros en cada partido, entrenando y ahí están los resultados”. Parte de esa unión pasa por el sabor latino, y particularmente cubano, que tiene el clubhouse, gracias a la presencia de sus compatriotas José Abreu, Adrián Nieto y Dayán Viciedo.
“Primeramente contentísimo que se le da la oportunidad a los cubanos de jugar en este país y demostrando lo que somos capaces de hacer”, apuntó. “Como yo siempre he dicho nacimos con el bate y la pelota en la cama y es pasión lo que tenemos nosotros por el beisbol”.
El torpedero aseguró que no ha cambiado nada en su rutina, pero la realidad es que se ubica cuarto en la Liga Americana en promedio de bateo con .321, algo que se convierte en más espectacular si se tiene en cuenta la posición que juega.
El cubano también parece haber recuperado un poco del poder que había perdido. En su temporada de novato en 2008 pegó 21 jonrones, pero entre 2012 y 2013 consiguió solo 15 de ellos. Esta campaña, tras solo 62 juegos, el campo corto ya acumula siete.
“Creo que las conexiones han salido sólidas y han salido los jonrones”, opinó. “Los jonrones no se buscan sino que salen solos”.
Ramírez es además una suerte de hombre de hierro, habiendo disputado 158 partidos en cada una de las últimas tres temporadas. Para ser más específicos, desde su debut en Grandes Ligas solo ocho jugadores han disputados más juegos que sus 976.
“Es la salud”, repitió. “Uno sin la salud no es nada. Yo me preocupo mucho por mi comida, por estar bien balanceado y ahí está el resultado”.
Sus actuaciones no han pasado desapercibidas y por eso no es casualidad que se ubique segundo en la votación para el Juego de Estrellas. En el equipo de la Liga Americana solo un tal Derek Jeter lo supera.
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