La temporada regular de las Mayores concluyó hace pocos días, y sin apenas descanso, el circuito estadounidense reanudó sus acciones ayer con el choque por el comodín de la Liga Americana entre Yankees de Nueva York y Twins de Minnesota. Hoy, igual a las siete de la noche, se definirá el otro comodín, en la Liga Nacional, cuando los Rockies de Colorado viajen a Phoenix para enfrentarse a los Diamondbacks de Arizona. De esa auténtica muerte súbita se deshicieron los Astros de Houston, quienes lograron coronarse en la División Oeste de la Liga Americana, algo que no conseguían desde 2001, y serán los rivales de los Medias Rojas de Boston mañana, en el inicio de una de las Series Divisionales.
Los Astros esta campaña delinearon muy bien sus estrellas, y entre otras, brillaron con el madero José Altuve, Carlos Correa, Josh Reddick, Marwin González, y por supuesto, el versátil espirituano Yuliesky Gurriel, quien en Cuba defendió el campo corto, la antesala y la segunda base, y nunca custodió la inicial, posición que esta temporada le sirvió para ocupar un puesto en la franquicia de Houston durante 139 partidos.
Este 2017 funciona para Yuliesky como un año de novato, toda vez que la temporada pasada, su primera, cumplió 130 veces al bate, por lo que desde el inicio de la actual contienda era un candidato al premio Novato del Año de la Liga Americana. La mayoría de sus números en la etapa regular fueron impresionantes, resultado del talento de un pelotero amateur que en su momento, para muchos, era el mejor del mundo, y para otros tantos, era un jugador con calidad, pero con un aura de dudas sobre su cuestionada eficiencia en los momentos claves.
De igual forma, para los incrédulos en una brillante temporada de Gurriel en la meca del beisbol mundial, el yayabero se despojó de todo esa mala vibra que sobre él casi siempre ha existido y lo hizo de la mejor manera posible. Se quedó a tan solo un punto de los .300 de average, luego de conectar 158 indiscutibles en 529 veces al bate, 18 cuadrangulares, 69 anotadas y 75 remolcadas, además de una producción de dobletes fantástica para un novato, con 43.
Me detengo en la cantidad de tubeyes disparados por el también industrialista, que lo situaron como líder de su conjunto, y quinto, empatado con tres jugadores, en todas las Grandes Ligas. El Yuli rompió el récord de Houston para un novato, igualó el reinado para un cubano de Tony Oliva (Mellizos) en 1964 y se quedó a cuatro de la primacía para un debutante en la Liga Americana, en poder de Fred Lynn (Boston) desde 1975. Mientras que el record absoluto para un principiante data de 1929, cuando Johnny Frederick, de los Dodgers, conectó 52.
Más allá de la excelente forma deportiva lucida por el hijo del medio del gran Lourdes Gurriel, existió un departamento –que numerosos aficionados no le dan la importancia que merece- en el cual el cubano estuvo bien alejado de los líderes e incluso de la media del circuito. No es otro que el por ciento de bases por bolas, que se calcula con los boletos y las comparecencias al bate.
De esa forma, Gurriel en 564 comparecencias al cajón de bateo solamente recibió 22 boletos, lo que resulta en un promedio bien bajo de 3.9. Para que se tenga una idea del porcentaje que consiguen los mejores bateadores en este renglón de las Mayores, les digo que el líder en esta casilla en la etapa clasificatoria fue el Joey Votto (19.0, Rojos de Cincinnati), seguido por el fuera de serie Aaron Judge (18.7, Yankees de Nueva York), Mike Trout (18.5, Angelinos de Anaheim) y Matt Carpenter (17.5, Cardenales de San Luis). Para ser más concreto, 57 bateadores lograron un por ciento superior a 10.0 -entre ellos los cubanos Yonder Alonso (lugar 20) y Yasiel Puig (lugar 37)- y tras una búsqueda en el sitio estadístico de beisbol Fangraphs, Yuliesky aparece en el puesto 138 y en la pasada campaña le fue peor con 3.6, aunque con muchas menos comparecencias.
El antillano viene a corroborar la teoría de que los jugadores oriundos de países latinoamericanos tienen fama de tirarle a todo. Si se comparan con los norteamericanos, la brecha es bien notable, pues de los 57 que están por encima de 10.0, apenas se incluyeron 11 latinos. Amigos, por aburrido que parezca, en el beisbol moderno es ultra importante embasarse y una de las vías es luchar boletos.
La paciencia y la disciplina de un bateador en home es un indicativo de integralidad –y pienso rápido en Frederich Cepeda y Michel Enríquez, excelentes discriminadores de lanzamientos. Un pelotero con disciplina estricta en el cajón de bateo, más temprano que tarde terminará exhibiendo guarismos positivos, y tenemos que derrumbar de un golpe los mitos erróneos de que el valor de un bateador queda reducido a estadísticas como jonrones, promedio ofensivo o impulsadas.
El verdadero valor de un bateador se lee en un abanico de estadísticas que pocas veces se utilizan, un mundo sabermétrico en el que la palabra interesante se queda corta. Para ganar partidos de pelota es prioridad embasarse, y eso no solo se consigue con indiscutibles, sino también con boletos. Por esa razón, generalmente en mis trabajos periodísticos incluyo el OBP, como una estadística muy importante a la hora de determinar que tan a menudo un jugador se embasa por la vía que sea, a excepción de errores, fielder’s choice, tercer strike no capturado, obstrucción o interferencia del receptor.
Kevin Youkilis, conocido como The Greek God of Walk o El Dios griego de los boletos, trascendió por su disciplina en home, además del buen jugador que fue. Por su parte, Yuliesky debería verse en el espejo del otrora inicialista de Boston para que el excelente pelotero que es tenga un punto flaco menos. Recuerde, fue designado mejor novato latino por ESPN, aunque parezca increíble, a sus 33 años.
Los Astros esta campaña delinearon muy bien sus estrellas, y entre otras, brillaron con el madero José Altuve, Carlos Correa, Josh Reddick, Marwin González, y por supuesto, el versátil espirituano Yuliesky Gurriel, quien en Cuba defendió el campo corto, la antesala y la segunda base, y nunca custodió la inicial, posición que esta temporada le sirvió para ocupar un puesto en la franquicia de Houston durante 139 partidos.
Este 2017 funciona para Yuliesky como un año de novato, toda vez que la temporada pasada, su primera, cumplió 130 veces al bate, por lo que desde el inicio de la actual contienda era un candidato al premio Novato del Año de la Liga Americana. La mayoría de sus números en la etapa regular fueron impresionantes, resultado del talento de un pelotero amateur que en su momento, para muchos, era el mejor del mundo, y para otros tantos, era un jugador con calidad, pero con un aura de dudas sobre su cuestionada eficiencia en los momentos claves.
De igual forma, para los incrédulos en una brillante temporada de Gurriel en la meca del beisbol mundial, el yayabero se despojó de todo esa mala vibra que sobre él casi siempre ha existido y lo hizo de la mejor manera posible. Se quedó a tan solo un punto de los .300 de average, luego de conectar 158 indiscutibles en 529 veces al bate, 18 cuadrangulares, 69 anotadas y 75 remolcadas, además de una producción de dobletes fantástica para un novato, con 43.
Me detengo en la cantidad de tubeyes disparados por el también industrialista, que lo situaron como líder de su conjunto, y quinto, empatado con tres jugadores, en todas las Grandes Ligas. El Yuli rompió el récord de Houston para un novato, igualó el reinado para un cubano de Tony Oliva (Mellizos) en 1964 y se quedó a cuatro de la primacía para un debutante en la Liga Americana, en poder de Fred Lynn (Boston) desde 1975. Mientras que el record absoluto para un principiante data de 1929, cuando Johnny Frederick, de los Dodgers, conectó 52.
Más allá de la excelente forma deportiva lucida por el hijo del medio del gran Lourdes Gurriel, existió un departamento –que numerosos aficionados no le dan la importancia que merece- en el cual el cubano estuvo bien alejado de los líderes e incluso de la media del circuito. No es otro que el por ciento de bases por bolas, que se calcula con los boletos y las comparecencias al bate.
De esa forma, Gurriel en 564 comparecencias al cajón de bateo solamente recibió 22 boletos, lo que resulta en un promedio bien bajo de 3.9. Para que se tenga una idea del porcentaje que consiguen los mejores bateadores en este renglón de las Mayores, les digo que el líder en esta casilla en la etapa clasificatoria fue el Joey Votto (19.0, Rojos de Cincinnati), seguido por el fuera de serie Aaron Judge (18.7, Yankees de Nueva York), Mike Trout (18.5, Angelinos de Anaheim) y Matt Carpenter (17.5, Cardenales de San Luis). Para ser más concreto, 57 bateadores lograron un por ciento superior a 10.0 -entre ellos los cubanos Yonder Alonso (lugar 20) y Yasiel Puig (lugar 37)- y tras una búsqueda en el sitio estadístico de beisbol Fangraphs, Yuliesky aparece en el puesto 138 y en la pasada campaña le fue peor con 3.6, aunque con muchas menos comparecencias.
El antillano viene a corroborar la teoría de que los jugadores oriundos de países latinoamericanos tienen fama de tirarle a todo. Si se comparan con los norteamericanos, la brecha es bien notable, pues de los 57 que están por encima de 10.0, apenas se incluyeron 11 latinos. Amigos, por aburrido que parezca, en el beisbol moderno es ultra importante embasarse y una de las vías es luchar boletos.
La paciencia y la disciplina de un bateador en home es un indicativo de integralidad –y pienso rápido en Frederich Cepeda y Michel Enríquez, excelentes discriminadores de lanzamientos. Un pelotero con disciplina estricta en el cajón de bateo, más temprano que tarde terminará exhibiendo guarismos positivos, y tenemos que derrumbar de un golpe los mitos erróneos de que el valor de un bateador queda reducido a estadísticas como jonrones, promedio ofensivo o impulsadas.
El verdadero valor de un bateador se lee en un abanico de estadísticas que pocas veces se utilizan, un mundo sabermétrico en el que la palabra interesante se queda corta. Para ganar partidos de pelota es prioridad embasarse, y eso no solo se consigue con indiscutibles, sino también con boletos. Por esa razón, generalmente en mis trabajos periodísticos incluyo el OBP, como una estadística muy importante a la hora de determinar que tan a menudo un jugador se embasa por la vía que sea, a excepción de errores, fielder’s choice, tercer strike no capturado, obstrucción o interferencia del receptor.
Kevin Youkilis, conocido como The Greek God of Walk o El Dios griego de los boletos, trascendió por su disciplina en home, además del buen jugador que fue. Por su parte, Yuliesky debería verse en el espejo del otrora inicialista de Boston para que el excelente pelotero que es tenga un punto flaco menos. Recuerde, fue designado mejor novato latino por ESPN, aunque parezca increíble, a sus 33 años.