El Clásico Mundial se juega maravillosamente en Miami, mientras que Japón y Holanda se trasladan hasta los Estados Unidos de América, observando con detenimiento quienes serán sus rivales en semifinales. Antes que pase la fiebre del evento, creo lógico echarle un vistazo a todo lo bueno y malo que nuestro manager le impuso al equipo Cuba.
Los ecos del Clásico para Cuba, y su caída, se han convertido en un aluvión de contradicciones, con la prensa hablando del equipo y su director como si fueran campeones, con varios diciendo que los “breaks” rompieron a favor de Holanda y otros insistiendo que si Cuba hubiera estado en América, la cosa hubiera sido distinta. No me parece que sea tema polémico decir que EL GRUPO MAS FACIL DEL CLASICO FUE, POR MUCHO, EL DE CUBA, JUNTO CON JAPON, BRASIL Y CHINA, a la vez que no voy a volver a tocar el tema de la prensa paternalista, justificativa y contraproducente que tenemos en activo en nuestro país. Mi intención en este trabajo es reconocer los méritos de Víctor Mesa, mientras que también menciono sus deficiencias.
Víctor Mesa fue un gran jugador de beisbol, si dudas el mejor center field cubano después de la salida del beisbol profesional de Cuba. Su estelaridad fue puesta a prueba, con resultados impresionantes, en todos los terrenos del país, simultáneamente en ultramar y al nivel del beisbol internacional de su época. Víctor brilló como el mejor y nadie puede cuestionar su calidad como atleta. Como dato extra les digo que Víctor Mesa es el único pelotero en Series Nacionales miembro del club 250 jonrones /250 bases robadas con 273 y 588 respectivamente, el otro representante del club 200/200 es Omar Linares con 404 y 246, así que queda despejada la clase del jardinero central villaclareño.
El factor suerte, o buena ventura, o aché, o como usted decida llamarle, también fue parte importante en la carrera de Víctor Mesa, tanto como atleta como director, pues las cosas se le daban a su manera, o sea , que sus “locuras” salían casi siempre como él quería.
La función de director, sin embargo, no ha sido la octava maravilla que fue como jugador y mucho de su personalidad ha influido en esto.
No se puede decir que no es un manager ganador, pues su balance histórico en Series Nacionales, tras 10 campañas como piloto, es de 538 victorias y 339 derrotas (hasta la fecha), para un espectacular promedio de 613, que es el más alto entre los managers activos. Sin embargo en esa década dirigiendo en el beisbol cubano Víctor no ha sido capaz de ganar ningún campeonato, ni con Villa Clara (8 primeras temporadas) ni con Matanzas (2 últimas), a pesar de tener equipos sólidos en algunas ocasiones y llevar el sueño hasta el límite.
Mesa es también un manager que le saca el jugo a cada uno de sus atletas y estos rinden al máximo de sus posibilidades, a la vez que como piloto rival siempre hay que estar atento pues te puede hacer cualquier jugada en el momento menos esperado.
Víctor logró este año al frente del Cuba excelente cohesión, e indudablemente la preparación de los bateadores fue casi perfecta.
No obstante, estas virtudes del “Dios” Víctor son un arma de doble filo, que ni él mismo puede controlar.
Víctor Mesa no fue (aplausos para él por favor) un títere dirigiendo el Cuba, NO, sino todo lo contrario, Mesa escogió su equipo y lo comandó a su antojo.
Pero si Víctor es tan grandioso y sabe cuál es el bueno y cual el malo, ¿porque entonces el pitcheo estuvo tan errático, si este era su equipo? ¿Cómo llegamos al partido final con 6 lanzadores descartados, que nadie iba a usar, si este era su equipo? ¿Dónde estuvo la profundidad de su banco, si este era su equipo? ¿El único primer bate que llevó pudo ser peor? ¿Ninguno de ustedes deseo por un momento que Pestano estuviera allí, aunque fuera disfrazado? ¿O Rusney? ¿O Michel?
Víctor escogió como quiso a su equipo, y perdió con el equipo de Víctor, el equipo de Luis Felipe Rivera, Leandro Martínez, Guillermo Heredia, Andy Ibáñez y Raúl González, quienes hace menos de un año nadie consideraba peloteros del Clásico.
Víctor Mesa aplastó a los rivales que pudo en el Clásico y esto nos enorgulleció, pero subestimo en gran medida a Holanda, inclusive llegó a decirle a la prensa que Holanda no era buen conjunto de biesbol. Holanda quizás no sea buen elenco, pero sabe cómo ganarle al equipo de Víctor Mesa cuantas veces necesite.
La exigencia superlativa de Víctor con sus pupilos desde el banco es algo muy desagradable, pues para eso Víctor tuvo meses con sus atletas, para enseñarles como jugar a su estilo. Ya en el juego no puede ser que cada foul, cada ponche, cada corring, cada tiro sea criticado por el propio manager, pues pregunto de nuevo: ¿Hijo mío, que les enseñaste en la preparación, que aun ellos no saben todo lo que te molesta? Varios peloteros (por no decir todos) miraban más para el banco que para el terreno y ¿Puede así un atleta dar el 100 %? Imposible, cuando la inquisición Victoriana enciende hogueras y afila guillotinas por cada pifia.
La rescritura del librito no es posible a estas alturas y Víctor tiene que acabar de asumirlo. Una cosa son las excentricidades típicas de la personalidad del manager Mesa y otra querer reinventar el beisbol. No voy a recrear ninguna jugada en particular, porque fueron tantas, que eso se los dejo a ustedes.
La famosa “japonización” del beisbol cubano propuesta por Victor Mesa: Este fue un error garrafal desde el principio (error garrafal apoyado por muchos “técnicos” del deporte y “especialistas” de la prensa). Ya que traer el estilo japonés a un partido que lo merezca, no significa tener que tocar bola una entrada si y otra no, especialmente con bateadores que JAMAS tocan bola en el único lugar donde juega pelota, la Serie Nacional. La “japonización” ni siquiera puede considerarse un fracaso, pues en términos legales nunca existió y los dos intentos de robo (uno fallido) en par de juegos contra Holanda (donde hizo falta hacer más carreras) son evidencia de esto.
Como marchan las cosas Cuba debe terminar en el quinto puesto del Clásico Mundial y ese es casi seguro el lugar que nos corresponde (además de meritorio) y no creo que se perdiera por culpa de Víctor, (quien irónicamente dirigió su mejor partido en la derrota final contra Holanda y su peor demostración fue en el primer juego contra Brasil, donde se fue con el triunfo) pues las deudas del beisbol cubano son más grandes de lo que puede haber influenciado el propio Mesa.
La designación de Víctor Mesa demostró no ser la solución (reclamo de varios que gritamos cuando nos enteramos de su candidatura), pero a su vez no fue la causa de la eliminación natural del Cuba.
Creo que son tiempos de tomarse en serio todos los patinazos de nuestro deporte nacional y considerar las heridas del orgullo de todos lo que sufrimos por el beisbol, dejando a un lado todas esas frases para tontos, que esconden la verdad de la verdad y no asumen la realidad con el coraje y dignidad que amerita.
Nuestro beisbol no puede salvarse por sí solo (problema que tenemos que acabar de reconocer) y mucho menos en las manos de federativos que carecen de profesionalidad y se conforman con pequeño pasos hacia delante y varios resbalones inversos.
Los ecos del Clásico para Cuba, y su caída, se han convertido en un aluvión de contradicciones, con la prensa hablando del equipo y su director como si fueran campeones, con varios diciendo que los “breaks” rompieron a favor de Holanda y otros insistiendo que si Cuba hubiera estado en América, la cosa hubiera sido distinta. No me parece que sea tema polémico decir que EL GRUPO MAS FACIL DEL CLASICO FUE, POR MUCHO, EL DE CUBA, JUNTO CON JAPON, BRASIL Y CHINA, a la vez que no voy a volver a tocar el tema de la prensa paternalista, justificativa y contraproducente que tenemos en activo en nuestro país. Mi intención en este trabajo es reconocer los méritos de Víctor Mesa, mientras que también menciono sus deficiencias.
Víctor Mesa fue un gran jugador de beisbol, si dudas el mejor center field cubano después de la salida del beisbol profesional de Cuba. Su estelaridad fue puesta a prueba, con resultados impresionantes, en todos los terrenos del país, simultáneamente en ultramar y al nivel del beisbol internacional de su época. Víctor brilló como el mejor y nadie puede cuestionar su calidad como atleta. Como dato extra les digo que Víctor Mesa es el único pelotero en Series Nacionales miembro del club 250 jonrones /250 bases robadas con 273 y 588 respectivamente, el otro representante del club 200/200 es Omar Linares con 404 y 246, así que queda despejada la clase del jardinero central villaclareño.
El factor suerte, o buena ventura, o aché, o como usted decida llamarle, también fue parte importante en la carrera de Víctor Mesa, tanto como atleta como director, pues las cosas se le daban a su manera, o sea , que sus “locuras” salían casi siempre como él quería.
La función de director, sin embargo, no ha sido la octava maravilla que fue como jugador y mucho de su personalidad ha influido en esto.
No se puede decir que no es un manager ganador, pues su balance histórico en Series Nacionales, tras 10 campañas como piloto, es de 538 victorias y 339 derrotas (hasta la fecha), para un espectacular promedio de 613, que es el más alto entre los managers activos. Sin embargo en esa década dirigiendo en el beisbol cubano Víctor no ha sido capaz de ganar ningún campeonato, ni con Villa Clara (8 primeras temporadas) ni con Matanzas (2 últimas), a pesar de tener equipos sólidos en algunas ocasiones y llevar el sueño hasta el límite.
Mesa es también un manager que le saca el jugo a cada uno de sus atletas y estos rinden al máximo de sus posibilidades, a la vez que como piloto rival siempre hay que estar atento pues te puede hacer cualquier jugada en el momento menos esperado.
Víctor logró este año al frente del Cuba excelente cohesión, e indudablemente la preparación de los bateadores fue casi perfecta.
No obstante, estas virtudes del “Dios” Víctor son un arma de doble filo, que ni él mismo puede controlar.
Víctor Mesa no fue (aplausos para él por favor) un títere dirigiendo el Cuba, NO, sino todo lo contrario, Mesa escogió su equipo y lo comandó a su antojo.
Pero si Víctor es tan grandioso y sabe cuál es el bueno y cual el malo, ¿porque entonces el pitcheo estuvo tan errático, si este era su equipo? ¿Cómo llegamos al partido final con 6 lanzadores descartados, que nadie iba a usar, si este era su equipo? ¿Dónde estuvo la profundidad de su banco, si este era su equipo? ¿El único primer bate que llevó pudo ser peor? ¿Ninguno de ustedes deseo por un momento que Pestano estuviera allí, aunque fuera disfrazado? ¿O Rusney? ¿O Michel?
Víctor escogió como quiso a su equipo, y perdió con el equipo de Víctor, el equipo de Luis Felipe Rivera, Leandro Martínez, Guillermo Heredia, Andy Ibáñez y Raúl González, quienes hace menos de un año nadie consideraba peloteros del Clásico.
Víctor Mesa aplastó a los rivales que pudo en el Clásico y esto nos enorgulleció, pero subestimo en gran medida a Holanda, inclusive llegó a decirle a la prensa que Holanda no era buen conjunto de biesbol. Holanda quizás no sea buen elenco, pero sabe cómo ganarle al equipo de Víctor Mesa cuantas veces necesite.
La exigencia superlativa de Víctor con sus pupilos desde el banco es algo muy desagradable, pues para eso Víctor tuvo meses con sus atletas, para enseñarles como jugar a su estilo. Ya en el juego no puede ser que cada foul, cada ponche, cada corring, cada tiro sea criticado por el propio manager, pues pregunto de nuevo: ¿Hijo mío, que les enseñaste en la preparación, que aun ellos no saben todo lo que te molesta? Varios peloteros (por no decir todos) miraban más para el banco que para el terreno y ¿Puede así un atleta dar el 100 %? Imposible, cuando la inquisición Victoriana enciende hogueras y afila guillotinas por cada pifia.
La rescritura del librito no es posible a estas alturas y Víctor tiene que acabar de asumirlo. Una cosa son las excentricidades típicas de la personalidad del manager Mesa y otra querer reinventar el beisbol. No voy a recrear ninguna jugada en particular, porque fueron tantas, que eso se los dejo a ustedes.
La famosa “japonización” del beisbol cubano propuesta por Victor Mesa: Este fue un error garrafal desde el principio (error garrafal apoyado por muchos “técnicos” del deporte y “especialistas” de la prensa). Ya que traer el estilo japonés a un partido que lo merezca, no significa tener que tocar bola una entrada si y otra no, especialmente con bateadores que JAMAS tocan bola en el único lugar donde juega pelota, la Serie Nacional. La “japonización” ni siquiera puede considerarse un fracaso, pues en términos legales nunca existió y los dos intentos de robo (uno fallido) en par de juegos contra Holanda (donde hizo falta hacer más carreras) son evidencia de esto.
Como marchan las cosas Cuba debe terminar en el quinto puesto del Clásico Mundial y ese es casi seguro el lugar que nos corresponde (además de meritorio) y no creo que se perdiera por culpa de Víctor, (quien irónicamente dirigió su mejor partido en la derrota final contra Holanda y su peor demostración fue en el primer juego contra Brasil, donde se fue con el triunfo) pues las deudas del beisbol cubano son más grandes de lo que puede haber influenciado el propio Mesa.
La designación de Víctor Mesa demostró no ser la solución (reclamo de varios que gritamos cuando nos enteramos de su candidatura), pero a su vez no fue la causa de la eliminación natural del Cuba.
Creo que son tiempos de tomarse en serio todos los patinazos de nuestro deporte nacional y considerar las heridas del orgullo de todos lo que sufrimos por el beisbol, dejando a un lado todas esas frases para tontos, que esconden la verdad de la verdad y no asumen la realidad con el coraje y dignidad que amerita.
Nuestro beisbol no puede salvarse por sí solo (problema que tenemos que acabar de reconocer) y mucho menos en las manos de federativos que carecen de profesionalidad y se conforman con pequeño pasos hacia delante y varios resbalones inversos.