Visto que estamos casi a mitad de diciembre y el frío sigue ausente, no vendría mal otro salto a la «piscina» de los pronósticos. Con el cierre de la fase clasificatoria asomando en el horizonte, uno comienza a ceder ante las tentaciones, y al final siempre quedarán como coartada las probabilidades de fallo que generalmente vienen implícitas en una aventura como esta.

Pues bien, no descubro el agua tibia diciendo que Pinar el Río, Isla de la Juventud y Matanzas tienen más de medio cuerpo superando el umbral de la primera parte del torneo. Definir el orden sí sería cosa de adivinos, pero puestos a elegir, le doy mi voto a los vueltabajeros sobre los yumurinos, por el buen paso que han sostenido y por poseer un cuerpo de abridores más hecho para encarar el tramo final.

Los dirigidos por Urquiola asumirán la segunda de cuatro subseries consecutivas fuera de casa, y en carretera han registrado, antes de este martes, un excelente balance de ocho triunfos en 11 presentaciones. La última de esas incursiones extramuros será precisamente ante los Cocodrilos matanceros y ahí pudiera decidirse el ordenamiento.

Por su parte, los Piratas pineros cerrarán la travesía en otros mares, donde hasta el momento acumulaban cifras de cinco triunfos y cuatro reveses. Sin embargo, luego de barrer a Mayabeque, fueron los discípulos de Mandy Jhonson los primeros en arribar a la veintena de victorias y solo un verdadero terremoto, acompañado de un impresionante tsunami en lo que queda de campaña, les privaría de ganar cinco o seis partidos para asegurarse entre los ocho agraciados.

Después de este trío viene el verdadero dolor de cabeza. Ya a estas alturas los holguineros parecen haber superado la prueba de la incertidumbre y yo les pongo desde ahora el cartelito de «eléctricos», confiado de que su gasolina alcanzará para cubrir el último tercio sin desengancharse del tren.

No es que sea conservador, pero en términos beisboleros la historia pesa. Y tal vez por eso no imagino una segunda etapa sin los vigentes monarcas de Villa Clara, por más que su intermitencia inicial haya sembrado dudas. Es un hecho que han mejorado, y la posibilidad de asumir sus próximas cuatro subseries en casa les puede aportar el oxígeno necesario para apuntalar sus aspiraciones.

Tampoco debiera faltar Industriales, aun cuando su ofensiva vaya siendo un gran fiasco. Creo que, agotado el margen para culpar a la preparación, solo les queda a sus aficionados armarse de paciencia, cruzar los dedos para que se desatasque y que los lanzadores sigan teniendo el papel más que decoroso que muchos creímos imposible.

Las otras dos plazas se tornan más impredecibles. Mayabaque parecía tener una candidatura sólida, pero la barrida sufrida y el trayecto final frente a Holguín, Matanzas y Ciego de Ávila complica sus opciones. Así las cosas, pongo hoy por encima a las Avispas santiagueras, por más que vayan a cerrar también la clasificatoria lejos del Guillermón Moncada. Antes de dividir honores con Villa Clara el pasado lunes, los indómitos habían eslabonado seis éxitos sucesivos para reflotar sus aspiraciones y mi anterior vaticinio.

Por mi cuenta, quedaría solo una vacante por ocupar y confieso que no tengo argumentos sólidos para decantar mis preferencias. Para no hacerlo al azar, los invito a que me echen una mano y se atrevan a «mojarse», pues en definitivas no hace frío y nadie es infalible cuando de pronósticos se trata.