Con profundo dolor y otros miles de sentimientos de desasosiego unidos, miré este domingo la habitual cartelera que publica el diario [I]Juventud Rebelde,[/I] para el cual laboro, y me percaté que ya ni siquiera se anuncia el tan cacareado y publicitado programa de béisbol internacional.

Durante todo el verano el pueblo cubano -y me arriesgo concientemente a generalizar un sentimiento particular- esperó ese espacio que transmitiría juegos de béisbol pertenecientes a diferentes ligas profesionales de América Latina, Asia y Estados Unidos, pero ese tiempo televisivo se redujo a una pequeña aliusión en el periódico para los viernes a las ocho de la noche, y a una fugaz y ambigua promoción en la Mesa Redonda.

La expectativa se hizo inmensa, pero se truncó por los Juegos Olímpicos. Comprensible. Pero luego de terminada la cita estival, la TV cubana definió que era mucho mejor llenar su programación reiterando todos y cada uno de los eventos ya transmitidos, y más tarde la actuación de los cubanos. El cumplimiento de lo prometido no está en los planes de quienes deciden el producto televisivo a brindar.

Con mucho interés, esperé por [I]Béisbol Internacional[/I] el viernes a las 8 pm... pero me encontré con un partido de fútbol (como es usual) entre Barcelona y Real Sociedad de la Liga Española, luego de que en la cartelera anunciaran la pelota foránea. Realmente ofensivo.

Entonces me surgieron varias interrogantes: ¿Dónde queda el respeto a los seguidores del deporte en Cuba que piden a gritos que se ponga esta programación? ¿Cuál es el motivo de tal flagrante irrespeto a lo que en un final es la base fundamental de trabajo de los medios de comunicación, o sea, el rating y la preferencia del público? ¿Por qué anunciar este espacio si se conocía de antemano que los Juegos Olímpicos ocuparían este verano? ¿Les interesa realmente lo que piense la gente?

[B]Deficiencias arraigadas[/B]

Ya la TV cubana tiene sus deficiencias conceptuales arraigadas por decenas de años montados en el facilismo, la mediocridad, el paternalismo, el sociolismo y las justificaciones, además de las reales carencias económicas, pero un programa dominical deportivo como [I]Todo Deportes[/I] a estas alturas ya no es para retransmitir el partido de la final olímpica de baloncesto entre Estados Unidos y España, choque que pusieron ya dos veces anteriores a esa, ni para "atarugar" al cubano con un encuentro de la semifinal femenina del tenis en el Abierto de Cincinnati. No me arriesgo a cuestionar las interioridades de la Redacción Deportiva, pero como espectador me llega la impresión de que no había nada más que poner y estos eventos, por su duración, venían como anillo al dedo para llenar espacios de transmisión.

Pero regresemos al béisbol. Ya son innumerables las oportunidades en las que los aficionados -en última instancia a quienes nos debemos como medios de prensa- han pedido a gritos este programa y que transmitan las Grandes Ligas, pero la mirada de soslayo y el irrespeto son constantes.

Si la alta dirección del ICRT no estaba segura de la puesta al aire de este espacio, ¿por qué anunciarlo con bombos y platillos?

Sigo sin entender en qué radica la reticencia al que nos llegue oficialmente ese tipo de pelota. Ya nuestros cantantes son contratados por el mundo; muchos radican en el extranjero, hacen grandes conciertos en el teatro "Karl Marx" y se roban shows en la TV. En el deporte, el fútbol profesional nos bombardea, el tenis rentado también (y solo le interesa a un 30 por ciento de la población), mas la pelota y el baloncesto son temas vedados y motivos de dimes y diretes rayanos en la ofensa.

Nunca se dice un por qué y eso es una falta de respeto.

Espero que en un futuro cercano aquellos que les toca dirigir la programación se llenen de sentido común, aunque ya veo que ellos se toman muy en serio eso que canta Buena Fe: Si te toca ser verdugo, nunca acaricies un cuello.

La puesta en pantalla del béisbol internacional profesional no va a derrocar castillos políticos.