Ahora tiene un asiento en las gradas. Desde allí evalúa cuanto acontece en la grama principal del “Martín Dihígo” y en el terreno colindante. Pero ni la altura de los peldaños –siquiera las conocidas decepciones– consiguen distanciarlo de su pasión: siempre con y por el béisbol es algo así como un lema de vida para el profesor Iday Abreu Ruiz.
“Yo comencé el trabajo con los niños aquí, en Cruces, hace alrededor de 12 o 13 años y lo interrumpí para asumir otras responsabilidades, explica el otrora mánager de los Elefantes. Una vez concluidas estas, bien o mal, no me toca a mí definirlo, retomé mi labor inicial.
“Entre los detalles significativos de este quehacer destaca la atención a la categoría de 7-8 años, iniciación, no concebida en el programa de la Comisión Provincial. Sin embargo la aplicamos, pues así los alumnos van consumiendo una serie de habilidades imprescindibles para los próximos niveles, ya competitivos: desde el 9-10 hasta el sub 15. En cuanto al sub 18, pretendemos trabajar al menos tres veces a la semana con ese grupo en el municipio.
“Siempre me gustó trabajar con niños, asegura Iday. Así lo preví desde mis estudios en la universidad y por esa vía encaminé mi superación, investigaciones… Me complace educar, enseñar; buscar la manera de aportarle cuanto pueda al béisbol.
“Es difícil, como todo: lo hermoso y gratificante tiene un precio. Pero es lindo ver cómo asimilan los conocimientos, se forman en los valores sociales; por supuesto, sin descuidar nunca su edad. Si lo obviamos, nos complicaría el proceso. Por ello debe existir una estrecha relación con los profesores de lo docente y también con los padres.
“Nuestra primera preocupación radica en elevar el nivel de los técnicos y entrenadores, tanto en los conocimientos del béisbol como en la parte metodológica, de acuerdo con los nuevos modelos existentes. El mérito de un buen desempeño correspondería entonces a cada uno de ellos; el fracaso sería solo mío, por mis responsabilidades como metodólogo.
“La llegada de los alumnos después de las 4 ó 4:30 de la tarde resulta chocante: nos deja muy poco tiempo para el entrenamiento, máxime en la actualidad, con el cambio de hora. Hacemos un esfuerzo, fundamentalmente sábados y domingos, para recuperar el tiempo perdido. Es válido mencionar los intentos del Ministerio de Educación y el INDER para resolver esas adversidades, mas todavía quedan deudas.
“A pesar de ello, nuestra mayor satisfacción es contar con los dos terrenos de béisbol casi siempre llenos, con pequeños compitiendo o preparándose cada tarde… Que en Cruces se hable de béisbol como en la actualidad, resulta muy reconfortante.
“Más allá de la dirección del Combinado o el municipio, la reparación del estadio tributó en gran medida a nuestra causa, insiste. Ha sido muy estimulante para los resultados de este grupo de trabajo. Yo tuve atletas aquí, cuando niños, a quienes dirigí luego en la Serie Nacional y llegaron a ser los mejores del país en su momento. Así mismo pienso ver a muchos de quienes están acá hoy, en el Clásico cubano dentro de unos años… Entonces sentiremos otra vez el sano placer de saberlos iniciados con nosotros en el estadio Martín Dihígo.
“Y sí, como te confirmé una vez en una entrevista, sigo creyendo que Cienfuegos da peloteros: sobran los hechos, los ejemplos en la historia de los campeonatos cubanos. Solo depende de nosotros, los entrenadores del movimiento del béisbol en la provincia, hacer bien nuestro trabajo y exigir por el apoyo imprescindible para desarrollar a esos talentos: de todas las categorías, de todas las edades.
“Respetando los principios de la evolución del deporte, más temprano que tarde lograremos establecernos entre las mejores provincias, no solo en la Serie Nacional, sino a cualquier nivel de competiciones”.
“Yo comencé el trabajo con los niños aquí, en Cruces, hace alrededor de 12 o 13 años y lo interrumpí para asumir otras responsabilidades, explica el otrora mánager de los Elefantes. Una vez concluidas estas, bien o mal, no me toca a mí definirlo, retomé mi labor inicial.
“Entre los detalles significativos de este quehacer destaca la atención a la categoría de 7-8 años, iniciación, no concebida en el programa de la Comisión Provincial. Sin embargo la aplicamos, pues así los alumnos van consumiendo una serie de habilidades imprescindibles para los próximos niveles, ya competitivos: desde el 9-10 hasta el sub 15. En cuanto al sub 18, pretendemos trabajar al menos tres veces a la semana con ese grupo en el municipio.
“Siempre me gustó trabajar con niños, asegura Iday. Así lo preví desde mis estudios en la universidad y por esa vía encaminé mi superación, investigaciones… Me complace educar, enseñar; buscar la manera de aportarle cuanto pueda al béisbol.
“Es difícil, como todo: lo hermoso y gratificante tiene un precio. Pero es lindo ver cómo asimilan los conocimientos, se forman en los valores sociales; por supuesto, sin descuidar nunca su edad. Si lo obviamos, nos complicaría el proceso. Por ello debe existir una estrecha relación con los profesores de lo docente y también con los padres.
“Nuestra primera preocupación radica en elevar el nivel de los técnicos y entrenadores, tanto en los conocimientos del béisbol como en la parte metodológica, de acuerdo con los nuevos modelos existentes. El mérito de un buen desempeño correspondería entonces a cada uno de ellos; el fracaso sería solo mío, por mis responsabilidades como metodólogo.
“La llegada de los alumnos después de las 4 ó 4:30 de la tarde resulta chocante: nos deja muy poco tiempo para el entrenamiento, máxime en la actualidad, con el cambio de hora. Hacemos un esfuerzo, fundamentalmente sábados y domingos, para recuperar el tiempo perdido. Es válido mencionar los intentos del Ministerio de Educación y el INDER para resolver esas adversidades, mas todavía quedan deudas.
“A pesar de ello, nuestra mayor satisfacción es contar con los dos terrenos de béisbol casi siempre llenos, con pequeños compitiendo o preparándose cada tarde… Que en Cruces se hable de béisbol como en la actualidad, resulta muy reconfortante.
“Más allá de la dirección del Combinado o el municipio, la reparación del estadio tributó en gran medida a nuestra causa, insiste. Ha sido muy estimulante para los resultados de este grupo de trabajo. Yo tuve atletas aquí, cuando niños, a quienes dirigí luego en la Serie Nacional y llegaron a ser los mejores del país en su momento. Así mismo pienso ver a muchos de quienes están acá hoy, en el Clásico cubano dentro de unos años… Entonces sentiremos otra vez el sano placer de saberlos iniciados con nosotros en el estadio Martín Dihígo.
“Y sí, como te confirmé una vez en una entrevista, sigo creyendo que Cienfuegos da peloteros: sobran los hechos, los ejemplos en la historia de los campeonatos cubanos. Solo depende de nosotros, los entrenadores del movimiento del béisbol en la provincia, hacer bien nuestro trabajo y exigir por el apoyo imprescindible para desarrollar a esos talentos: de todas las categorías, de todas las edades.
“Respetando los principios de la evolución del deporte, más temprano que tarde lograremos establecernos entre las mejores provincias, no solo en la Serie Nacional, sino a cualquier nivel de competiciones”.