En la Copa del Mundo de Béisbol del 2007 Cuba vio rota una cadena de nueve coronas universales. Desde entonces, una sequía de títulos golpea al pasatiempo nacional, cuestión que en cualquier otro país puede pasar inadvertida, pero en la isla es un quebradero de cabeza para los millones de aficionados al deporte de las bolas y los strikes.
Ante tal circunstancia, no son pocos quienes se aventuran a conformar sus propias novenas, a sabiendas de que resulta todo un desafío dar "en el clavo" con la fórmula adecuada. Ese criterio también lo comparten los entrenadores de la preselección nacional, de donde saldrán los hombres que en poco más de un mes enfrentarán dos pruebas de fuego: la Copa del Mundo, en Panamá y los Panamericanos de Guadalajara.
En el centro de entrenamiento en que se ha convertido el estadio Latinoamericano trabajan 38 jugadores bajo las órdenes del manager pinareño Alfonso Urquiola, quien llevará las riendas como hace 13 años, cuando se proclamó monarca del orbe en Italia.
"La preparación marcha a buen ritmo, haciendo énfasis en cuestiones físicas, técnicas, tácticas, teóricas y psicológicas, de forma que los peloteros estén al tope de sus posibilidades en todos los renglones", aseguró el mentor.
"El aspecto más positivo es la organización, que nos ha permitido aprovechar al máximo el tiempo, apoyados también en la disposición y disciplina de los hombres. Durante esta etapa, tenemos dos sesiones diarias de preparación y descansamos al quinto día, algo que debe variar cuando comencemos a jugar el fin de semana", agregó.
Precisamente los topes internos contribuirán a perfilar los puestos ideales para cada pelotero en una hipotética alineación, y además ayudarán a definir el formato final de la escuadra, condicionado a la filosofía del director y al rendimiento de los convocados.
"No se debe pensar en los que no están, corresponde hablar de quienes se ganaron el puesto, con ellos saldrá un equipo fuerte, ya sea con tres receptores, diez lanzadores o seis jardineros. Trataremos de ser justos, pero siempre se corre el riesgo de que alguien quede inconforme. Irán los que mejor se encuentren y encajen en la dinámica colectiva que buscamos", concluyó el estratega vueltabajero.
Justo este último detalle se antoja crucial, pues más allá de la calidad de los rivales o nuestros desaciertos a la "hora de la verdad", considero que la principal causa de los fracasos cubanos en el lustro precedente radica en que las individualidades primaron sobre los intereses colectivos en la conformación de las novenas.
Ante tal circunstancia, no son pocos quienes se aventuran a conformar sus propias novenas, a sabiendas de que resulta todo un desafío dar "en el clavo" con la fórmula adecuada. Ese criterio también lo comparten los entrenadores de la preselección nacional, de donde saldrán los hombres que en poco más de un mes enfrentarán dos pruebas de fuego: la Copa del Mundo, en Panamá y los Panamericanos de Guadalajara.
En el centro de entrenamiento en que se ha convertido el estadio Latinoamericano trabajan 38 jugadores bajo las órdenes del manager pinareño Alfonso Urquiola, quien llevará las riendas como hace 13 años, cuando se proclamó monarca del orbe en Italia.
"La preparación marcha a buen ritmo, haciendo énfasis en cuestiones físicas, técnicas, tácticas, teóricas y psicológicas, de forma que los peloteros estén al tope de sus posibilidades en todos los renglones", aseguró el mentor.
"El aspecto más positivo es la organización, que nos ha permitido aprovechar al máximo el tiempo, apoyados también en la disposición y disciplina de los hombres. Durante esta etapa, tenemos dos sesiones diarias de preparación y descansamos al quinto día, algo que debe variar cuando comencemos a jugar el fin de semana", agregó.
Precisamente los topes internos contribuirán a perfilar los puestos ideales para cada pelotero en una hipotética alineación, y además ayudarán a definir el formato final de la escuadra, condicionado a la filosofía del director y al rendimiento de los convocados.
"No se debe pensar en los que no están, corresponde hablar de quienes se ganaron el puesto, con ellos saldrá un equipo fuerte, ya sea con tres receptores, diez lanzadores o seis jardineros. Trataremos de ser justos, pero siempre se corre el riesgo de que alguien quede inconforme. Irán los que mejor se encuentren y encajen en la dinámica colectiva que buscamos", concluyó el estratega vueltabajero.
Justo este último detalle se antoja crucial, pues más allá de la calidad de los rivales o nuestros desaciertos a la "hora de la verdad", considero que la principal causa de los fracasos cubanos en el lustro precedente radica en que las individualidades primaron sobre los intereses colectivos en la conformación de las novenas.
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