No se detienen los comentarios sobre el plantel cubano que jugará en los inminentes Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México. Los criterios se enfocan en las potencialidades del conjunto, sus carencias y ausencias más llamativas, panorama habitual en un país beisbolero, donde la confección y posterior rendimiento de la novena nacional se sigue con mucha atención.
Algunos hablan de fragilidad ofensiva, otros alaban la rapidez del grueso del equipo, se cuestiona la presencia de los peloteros que se desempeñaron en la Liga Profesional de Japón, y también critican el trío de receptores o la falta de un segunda base natural.
En este análisis del colectivo nos centramos en los jugadores de posición, y para tener una idea más fiel de cada pelotero los dividimos de acuerdo con sus características: por una parte los que sobresalen por el tacto y la velocidad, y por otro los sluggers que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de producir, además de un vistazo al rendimiento defensivo de los receptores.
En primer orden, pueden percatarse que no se incluyen en las tablas adjuntas Frederich Cepeda, Yulieski Gurriel y Alfredo Despaigne, quienes incursionaron en el circuito profesional japonés y regresaron a Cuba hace muy poco tiempo, agotados tras una temporada excesivamente larga, con un desgaste físico y mental considerable.
En el caso de Yulieski y Despaigne, ya han debutado en la 54 Serie Nacional, pero realmente la muestra de sus estadísticas es mínima, mientras Cepeda no ha tenido tiempo para vestir la franela de Sancti Spíritus. De cualquier forma, todos conocemos sus herramientas, bateadores productivos, con mucha fuerza al bate, los dos primeros titulares indiscutibles, y Cepeda un emergente de mucha valía dada su condición de ambidiestro.
Desde mi punto de vista, no era imprescindible convocarlos para este certamen, porque otros jugadores con perspectivas y margen de desarrollo pudieron recibir la oportunidad, aunque la necesidad de garantizar el título en una lid exigente fue un elemento de peso.
Por lo demás, se nota que no hubo intención alguna de reunir una constelación plagada de jugadores similares, que lejos de rendir o intimidar se estorban entre ellos. Primó el concepto de equipo y se buscaron los hombres necesarios para materializar el plan del mentor Víctor Mesa y su cuerpo directivo.
Teniendo en cuenta su filosofía en campeonatos domésticos, la cual ha mantenido al frente de la escuadra nacional, no podían faltar jugadores rápidos, capacitados para desplegar mucha agresividad y fabricar carreras a base de robos, toques de bola y bateo por detrás del corredor.
De esa forma se entiende, por ejemplo, la inclusión de Dainier Moreira, baza ofensiva que puede aportar gracias a su facilidad para entrar en circulación por cualquier vía, su buen corrido de bases y efectividad para poner la pelota en juego de rolling o línea, conexiones que dificultan la labor del defensor.
En otro orden, no me agrada la idea de contar con múltiples intermedistas de contingencia y no un segunda base natural, máxime cuando ninguno de los cuatro hombres proyectados en la posición se han desempeñado allí en el pasado cercano.
Por último, son innegables los valores y virtudes detrás del plato de Yulexis La Rosa y Frank Camilo Morejón, pero garantizada la titularidad de Yosvani Alarcón pierde sentido el hecho de contar con dos receptores casi idénticos en el banco.
Al margen de esto, considero que el colectivo presentado exhibe un balance racional de velocidad, poder y versatilidad, además de profundidad en el pitcheo.
REFUNDADO SALÓN DE LA FAMA
El 7 de noviembre del 2014 pasará a la historia como la fecha de refundación del Salón de la Fama del Béisbol Cubano tras 54 años de interrupción, mientras el día 8 del propio mes se recordará por el nombramiento de diez nuevos Inmortales de la pelota antillana.
En el Coloquio Nacional “Museo y Salón de la Fama del Béisbol Cubano: de la utopía a la realidad”, celebrado con el auspicio del INDER, fueron exaltados Esteban Bellán, Camilo Pascual, Orestes “Minnie” Miñoso, Amado Maestri y Conrado Marrero, correspondientes al periodo 1864-1961; y de 1962 a la actualidad resultaron electos Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Orestes Kindelán, Braudilio Vinent y Antonio Muñoz.
Los diez nuevos Inmortales fueron escogidos por un Comité de Selección, compuesto por 25 periodistas especializados e historiadores, electos a su vez en el Coloquio por los casi 100 participantes, quienes debatieron en dos jornadas sobre la necesidad de rescatar el Salón de la Fama, fundado el 21 de octubre de 1939 e interrumpido en 1961, luego de 68 exaltaciones.
En dicho encuentro, se propuso al INDER y al Ministerio de Cultura la creación del Museo del Béisbol Cubano, mientras los directivos del deporte decidieron elevar a las autoridades culturales la idea de declarar el béisbol como patrimonio intangible de la nación cubana.
Además, se acordó entregar el Premio Martin Dihigo a la obra de la vida al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, por ser el impulsor de nuestras series nacionales y el principal inspirador del béisbol amateur en Cuba después de 1962.
Algunos hablan de fragilidad ofensiva, otros alaban la rapidez del grueso del equipo, se cuestiona la presencia de los peloteros que se desempeñaron en la Liga Profesional de Japón, y también critican el trío de receptores o la falta de un segunda base natural.
En este análisis del colectivo nos centramos en los jugadores de posición, y para tener una idea más fiel de cada pelotero los dividimos de acuerdo con sus características: por una parte los que sobresalen por el tacto y la velocidad, y por otro los sluggers que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de producir, además de un vistazo al rendimiento defensivo de los receptores.
En primer orden, pueden percatarse que no se incluyen en las tablas adjuntas Frederich Cepeda, Yulieski Gurriel y Alfredo Despaigne, quienes incursionaron en el circuito profesional japonés y regresaron a Cuba hace muy poco tiempo, agotados tras una temporada excesivamente larga, con un desgaste físico y mental considerable.
En el caso de Yulieski y Despaigne, ya han debutado en la 54 Serie Nacional, pero realmente la muestra de sus estadísticas es mínima, mientras Cepeda no ha tenido tiempo para vestir la franela de Sancti Spíritus. De cualquier forma, todos conocemos sus herramientas, bateadores productivos, con mucha fuerza al bate, los dos primeros titulares indiscutibles, y Cepeda un emergente de mucha valía dada su condición de ambidiestro.
Desde mi punto de vista, no era imprescindible convocarlos para este certamen, porque otros jugadores con perspectivas y margen de desarrollo pudieron recibir la oportunidad, aunque la necesidad de garantizar el título en una lid exigente fue un elemento de peso.
Por lo demás, se nota que no hubo intención alguna de reunir una constelación plagada de jugadores similares, que lejos de rendir o intimidar se estorban entre ellos. Primó el concepto de equipo y se buscaron los hombres necesarios para materializar el plan del mentor Víctor Mesa y su cuerpo directivo.
Teniendo en cuenta su filosofía en campeonatos domésticos, la cual ha mantenido al frente de la escuadra nacional, no podían faltar jugadores rápidos, capacitados para desplegar mucha agresividad y fabricar carreras a base de robos, toques de bola y bateo por detrás del corredor.
De esa forma se entiende, por ejemplo, la inclusión de Dainier Moreira, baza ofensiva que puede aportar gracias a su facilidad para entrar en circulación por cualquier vía, su buen corrido de bases y efectividad para poner la pelota en juego de rolling o línea, conexiones que dificultan la labor del defensor.
En otro orden, no me agrada la idea de contar con múltiples intermedistas de contingencia y no un segunda base natural, máxime cuando ninguno de los cuatro hombres proyectados en la posición se han desempeñado allí en el pasado cercano.
Por último, son innegables los valores y virtudes detrás del plato de Yulexis La Rosa y Frank Camilo Morejón, pero garantizada la titularidad de Yosvani Alarcón pierde sentido el hecho de contar con dos receptores casi idénticos en el banco.
Al margen de esto, considero que el colectivo presentado exhibe un balance racional de velocidad, poder y versatilidad, además de profundidad en el pitcheo.
REFUNDADO SALÓN DE LA FAMA
El 7 de noviembre del 2014 pasará a la historia como la fecha de refundación del Salón de la Fama del Béisbol Cubano tras 54 años de interrupción, mientras el día 8 del propio mes se recordará por el nombramiento de diez nuevos Inmortales de la pelota antillana.
En el Coloquio Nacional “Museo y Salón de la Fama del Béisbol Cubano: de la utopía a la realidad”, celebrado con el auspicio del INDER, fueron exaltados Esteban Bellán, Camilo Pascual, Orestes “Minnie” Miñoso, Amado Maestri y Conrado Marrero, correspondientes al periodo 1864-1961; y de 1962 a la actualidad resultaron electos Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Orestes Kindelán, Braudilio Vinent y Antonio Muñoz.
Los diez nuevos Inmortales fueron escogidos por un Comité de Selección, compuesto por 25 periodistas especializados e historiadores, electos a su vez en el Coloquio por los casi 100 participantes, quienes debatieron en dos jornadas sobre la necesidad de rescatar el Salón de la Fama, fundado el 21 de octubre de 1939 e interrumpido en 1961, luego de 68 exaltaciones.
En dicho encuentro, se propuso al INDER y al Ministerio de Cultura la creación del Museo del Béisbol Cubano, mientras los directivos del deporte decidieron elevar a las autoridades culturales la idea de declarar el béisbol como patrimonio intangible de la nación cubana.
Además, se acordó entregar el Premio Martin Dihigo a la obra de la vida al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, por ser el impulsor de nuestras series nacionales y el principal inspirador del béisbol amateur en Cuba después de 1962.