Al comenzar las recientes subseries el domingo pasado, Pinar del Río tenía la mesa servida para acercarse lo más posible a la zona de clasificación, pues chocaba con Holguín, colista de la tabla de posiciones y pésimo jugando en valla ajena, con solo siete victorias y 25 fracasos antes de llegar a los dominios de los actuales monarcas.
Además, los vueltabajeros verían desde la distancia cómo Ciego de Ávila e Isla de la Juventud, dos candidatos a la postemporada, se enfrentaban entre ellos, y el otro con opciones, Industriales, se las veía con los líderes matanceros.
El panorama ideal, sin dudas, pero resulta que los pupilos de Alfonso Urquiola no lograron desarticular a los Cachorros holguineros, imponentes madero en ristre, capaces de explotar al mismísimo Freddy Asiel Álvarez y a Erlis Casanova, serpentinero de muy buena labor en la segunda fase, aunque en las últimas salidas no ha podido hacerse justicia.
Pero el último en caer fue el astro villaclareño, quien permitió cinco limpias en solo tres capítulos este martes, todo después de lanzar sin contratiempos un tercio del pleito. En el cuarto episodio, jonrones consecutivos de Yeison Pacheco y Edilse Silva pusieron contra las cuerdas al diestro de Sierra Morena, quien aceptó otros dos indiscutibles.
Para colmo de males, su relevo, el también derecho Isbel Hernández, soportó triple de Oscar del Rosario para limpiar las almohadillas y poner ventaja de cinco en la pizarra, de la cual nunca se recuperaron los pinareños, que descontaron a cuentagotas, pero sufrieron en el séptimo otro racimo de cuatro anotaciones completamente lapidario.
Ahora los vueltabajeros tienen la misma urgencia de ganar, pero se medirán ante rivales más complicados como Granma, Matanzas y Ciego de Ávila, quienes de seguro exigirán mucho más a un elenco que anda con los efectivos justos, ya sea al campo o en su staff de lanzadores, máxime si Freddy Asiel no logra aportar salidas de calidad en las actuaciones que le restan.
Quienes si aprovecharon el menor cartel de sus rivales fueron los Alazanes granmenses, que se consolidaron en el segundo escaño de la Serie tras vencer en par de oportunidades —ambas en extrainning—a los Cazadores artemiseños, la última de ellas en un maratónico desafío que duró más de cinco horas, decidido gracias a la regla Schiller, a la altura del capítulo 13.
No es un partido para resaltar, en honor a la verdad, y no solo por la duración. Para tener una idea, los lanzadores regalaron 26 boletos (16 Artemisa y 10 Granma), entre ambos conjuntos dejaron 35 corredores en circulación (17 los occidentales y 18 los orientales), y cometieron cinco errores.
Este fue el colofón de una subserie en la cual afloraron múltiples deficiencias, sobre todo del pitcheo, lastrado por el descontrol y el escaso dominio de sus pobres repertorios. Para tener una idea, los serpentineros de los Cazadores regalaron 24 pasaportes, con 17 estrucados en los tres duelos, mientras los Alazanes pusieron a 20 hombres en circulación por boletos y propinaron 23 ponches, proporciones para nada acordes con el nivel de una ronda élite en la máxima categoría.
En otras cifras desconcertantes del duelo, entre ambos conjuntos anotaron 61 carreras, conectaron 86 jits, 21 de ellos extrabases, para un promedio de 28,6 intrapables por encuentro, sin que esto significara una producción superlativa, pues quedaron en circulación una media de 21,6 hombres por desafío, prueba de que no solo los lanzadores estuvieron muy mal en el cotejo.
Además, los vueltabajeros verían desde la distancia cómo Ciego de Ávila e Isla de la Juventud, dos candidatos a la postemporada, se enfrentaban entre ellos, y el otro con opciones, Industriales, se las veía con los líderes matanceros.
El panorama ideal, sin dudas, pero resulta que los pupilos de Alfonso Urquiola no lograron desarticular a los Cachorros holguineros, imponentes madero en ristre, capaces de explotar al mismísimo Freddy Asiel Álvarez y a Erlis Casanova, serpentinero de muy buena labor en la segunda fase, aunque en las últimas salidas no ha podido hacerse justicia.
Pero el último en caer fue el astro villaclareño, quien permitió cinco limpias en solo tres capítulos este martes, todo después de lanzar sin contratiempos un tercio del pleito. En el cuarto episodio, jonrones consecutivos de Yeison Pacheco y Edilse Silva pusieron contra las cuerdas al diestro de Sierra Morena, quien aceptó otros dos indiscutibles.
Para colmo de males, su relevo, el también derecho Isbel Hernández, soportó triple de Oscar del Rosario para limpiar las almohadillas y poner ventaja de cinco en la pizarra, de la cual nunca se recuperaron los pinareños, que descontaron a cuentagotas, pero sufrieron en el séptimo otro racimo de cuatro anotaciones completamente lapidario.
Ahora los vueltabajeros tienen la misma urgencia de ganar, pero se medirán ante rivales más complicados como Granma, Matanzas y Ciego de Ávila, quienes de seguro exigirán mucho más a un elenco que anda con los efectivos justos, ya sea al campo o en su staff de lanzadores, máxime si Freddy Asiel no logra aportar salidas de calidad en las actuaciones que le restan.
Quienes si aprovecharon el menor cartel de sus rivales fueron los Alazanes granmenses, que se consolidaron en el segundo escaño de la Serie tras vencer en par de oportunidades —ambas en extrainning—a los Cazadores artemiseños, la última de ellas en un maratónico desafío que duró más de cinco horas, decidido gracias a la regla Schiller, a la altura del capítulo 13.
No es un partido para resaltar, en honor a la verdad, y no solo por la duración. Para tener una idea, los lanzadores regalaron 26 boletos (16 Artemisa y 10 Granma), entre ambos conjuntos dejaron 35 corredores en circulación (17 los occidentales y 18 los orientales), y cometieron cinco errores.
Este fue el colofón de una subserie en la cual afloraron múltiples deficiencias, sobre todo del pitcheo, lastrado por el descontrol y el escaso dominio de sus pobres repertorios. Para tener una idea, los serpentineros de los Cazadores regalaron 24 pasaportes, con 17 estrucados en los tres duelos, mientras los Alazanes pusieron a 20 hombres en circulación por boletos y propinaron 23 ponches, proporciones para nada acordes con el nivel de una ronda élite en la máxima categoría.
En otras cifras desconcertantes del duelo, entre ambos conjuntos anotaron 61 carreras, conectaron 86 jits, 21 de ellos extrabases, para un promedio de 28,6 intrapables por encuentro, sin que esto significara una producción superlativa, pues quedaron en circulación una media de 21,6 hombres por desafío, prueba de que no solo los lanzadores estuvieron muy mal en el cotejo.
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