Los play offs para conseguir acceso a la segunda ronda de la actual temporada beisbolera colmaron su presupuesto de incrementar espectáculo a tal punto que son muchos los que lo consideran éxito que debe repetirse.
Porque se jugaban la continuidad en la campaña los equipos insuflaron competitividad.
Trío de pleitos de cerrados marcadores (2-0/5-4 y 6-4) entre leñadores tuneros y toros camagüeyanos y otros dos de piratas isleños y cachorros holguineros (5-4 y 4-3), e incluso el de más abultado marcador (13-6), aportaron emociones.
Empero, indudablemente el del la clausura definido en 12 entradas aplacó hambre de buen béisbol y se recordará icónico de la primera miniserie de la pelota cubana -a mitad de campeonato- en la lucha por mantenerse en la justa.
Ver al más experimentado abridor zurdo de la Isla de la Juventud Wilber Pérez “exprimir” sus 39 años en la lomita del parque Calixto García y a su cerrador estrella, Danny Aguilera exhibir inteligencia y coraje será tan inolvidable como el abrazo del mentor de los vencedores nororientales Noelvis González a su hijo Noel, tras un doble de leyenda.
Eso es cercano en la memoria como la actuación del lanzador derecho tunero Yoalkis Cruz para dar el único triunfo a los leñadores, los jonrones de su receptor Rafael Viñales que serán comentados en largo tiempo al igual que las espectaculares jugadas del campo corto camagüeyano Alexander Ayala.
Ayala, de 35 años, representa el gran regreso a los diamantes en la lid que reabrirá los parques de Matanzas, Ciego de Ávila, Villa Clara, Granma, Camagüey y Holguín desde el primero de noviembre para la segunda ronda del certamen, pactada a 45 desafíos.
Aplausos para los eliminados leñadores que no pudieron contar con su jugador estrella Yosvani Alarcón (por indisciplina) y sus similares piratas a quienes les faltó una bujía como lo es su veterano capitán Michel Enríquez (por razones personales).
La entrega de los protagonistas y el apoyo de la afición fueron claves en el éxito de la miniserie, aunque afloraron aislados indisciplinados que desde las gradas no se comportan como exige la educación cívica.
También hubo deficiencias en el orden técnico y falta de profesionalidad en atletas y directivos, eso último injustificadamente dado por la adrenalina que genera discutir un comodín para la siguiente fase.
Y es que amén de cuanto se opine y debata, la miniserie trasmitida por la televisión a más de 60 países, confirmó que hay para crecer en la reconquista de la pasión doméstica por el deporte nacional.
Porque se jugaban la continuidad en la campaña los equipos insuflaron competitividad.
Trío de pleitos de cerrados marcadores (2-0/5-4 y 6-4) entre leñadores tuneros y toros camagüeyanos y otros dos de piratas isleños y cachorros holguineros (5-4 y 4-3), e incluso el de más abultado marcador (13-6), aportaron emociones.
Empero, indudablemente el del la clausura definido en 12 entradas aplacó hambre de buen béisbol y se recordará icónico de la primera miniserie de la pelota cubana -a mitad de campeonato- en la lucha por mantenerse en la justa.
Ver al más experimentado abridor zurdo de la Isla de la Juventud Wilber Pérez “exprimir” sus 39 años en la lomita del parque Calixto García y a su cerrador estrella, Danny Aguilera exhibir inteligencia y coraje será tan inolvidable como el abrazo del mentor de los vencedores nororientales Noelvis González a su hijo Noel, tras un doble de leyenda.
Eso es cercano en la memoria como la actuación del lanzador derecho tunero Yoalkis Cruz para dar el único triunfo a los leñadores, los jonrones de su receptor Rafael Viñales que serán comentados en largo tiempo al igual que las espectaculares jugadas del campo corto camagüeyano Alexander Ayala.
Ayala, de 35 años, representa el gran regreso a los diamantes en la lid que reabrirá los parques de Matanzas, Ciego de Ávila, Villa Clara, Granma, Camagüey y Holguín desde el primero de noviembre para la segunda ronda del certamen, pactada a 45 desafíos.
Aplausos para los eliminados leñadores que no pudieron contar con su jugador estrella Yosvani Alarcón (por indisciplina) y sus similares piratas a quienes les faltó una bujía como lo es su veterano capitán Michel Enríquez (por razones personales).
La entrega de los protagonistas y el apoyo de la afición fueron claves en el éxito de la miniserie, aunque afloraron aislados indisciplinados que desde las gradas no se comportan como exige la educación cívica.
También hubo deficiencias en el orden técnico y falta de profesionalidad en atletas y directivos, eso último injustificadamente dado por la adrenalina que genera discutir un comodín para la siguiente fase.
Y es que amén de cuanto se opine y debata, la miniserie trasmitida por la televisión a más de 60 países, confirmó que hay para crecer en la reconquista de la pasión doméstica por el deporte nacional.
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