La permanencia aquí del equipo de béisbol de Holguín para su desafío con los Elefantes posibilitó a Granma dialogar con uno de sus integrantes, Maikel Cáceres, entre los primeros bateadores de la Serie Nacional de Béisbol ahora mismo.
El atleta de 29 años, del municipio holguinero de Cueto, con cinco series nacionales a su haber (sin contar la iniciada) y 291 de average en ese lapso, de forma sorprendente se ha colocado entre los punteros en ese departamento durante la actual —segundo con 417, incluido el juego de ayer— a base de disciplina, preparación y exigencia consigo mismo, refiere.
La sexta temporada beisbolera de Maikel estuvo antecedida por su intervención en todos los topes previos programados por el equipo Holguín, provincia donde interviene en torneos juveniles desde la categoría de 15-16 años. Si bien ya antes formaba parte de las áreas especiales, señala.
"Ser disciplinado es esencial tanto en el deporte como en cualquier terreno de la vida. Es la llave que abre todas las puertas y consigue coronar cualquier resultado halagüeño. Si a eso le sumas, en el área atlética, un entrenamiento arduo como el que tuve de cara al clásico nacional, podría explicarse mi despegue a la ofensiva".
No obstante, confiesa que nunca imaginó llegar a este punto, entre tantos excelentes bateadores participantes. "Voy al home pensando siempre en conectar, eso sí; esto del liderato es algo que jamás pasó por mi cabeza".
Lo que sí añora Cáceres, según revela, es el anhelo compartido por tantos de integrar algún día la selección nacional, para representar a su país con la entereza que lo caracteriza.
En lo personal este pelotero, soltero y sin hijos, se autodefine como una persona tranquila, quien disfruta la posibilidad —no muchas veces dable, por supuesto— de tener su "momento interior" o consigo mismo. Vive en la casa de la familia, junto a su mamá y hermanas.
La virtud más estimada por él es el sacrificio. Recuerda a un gran autor cubano, a quien leyó una vez cuando reflexionaba que "solo lo difícil es lo estimulante". Se lo tomó a pie juntillas y trabaja, con tesón y entrega total, en pos de abrirse un nombre entre los grandes de la historia de nuestra pelota: "Pero sin sacrificio absoluto no podría; ni siquiera en sueños", remata el holguinero.
El atleta de 29 años, del municipio holguinero de Cueto, con cinco series nacionales a su haber (sin contar la iniciada) y 291 de average en ese lapso, de forma sorprendente se ha colocado entre los punteros en ese departamento durante la actual —segundo con 417, incluido el juego de ayer— a base de disciplina, preparación y exigencia consigo mismo, refiere.
La sexta temporada beisbolera de Maikel estuvo antecedida por su intervención en todos los topes previos programados por el equipo Holguín, provincia donde interviene en torneos juveniles desde la categoría de 15-16 años. Si bien ya antes formaba parte de las áreas especiales, señala.
"Ser disciplinado es esencial tanto en el deporte como en cualquier terreno de la vida. Es la llave que abre todas las puertas y consigue coronar cualquier resultado halagüeño. Si a eso le sumas, en el área atlética, un entrenamiento arduo como el que tuve de cara al clásico nacional, podría explicarse mi despegue a la ofensiva".
No obstante, confiesa que nunca imaginó llegar a este punto, entre tantos excelentes bateadores participantes. "Voy al home pensando siempre en conectar, eso sí; esto del liderato es algo que jamás pasó por mi cabeza".
Lo que sí añora Cáceres, según revela, es el anhelo compartido por tantos de integrar algún día la selección nacional, para representar a su país con la entereza que lo caracteriza.
En lo personal este pelotero, soltero y sin hijos, se autodefine como una persona tranquila, quien disfruta la posibilidad —no muchas veces dable, por supuesto— de tener su "momento interior" o consigo mismo. Vive en la casa de la familia, junto a su mamá y hermanas.
La virtud más estimada por él es el sacrificio. Recuerda a un gran autor cubano, a quien leyó una vez cuando reflexionaba que "solo lo difícil es lo estimulante". Se lo tomó a pie juntillas y trabaja, con tesón y entrega total, en pos de abrirse un nombre entre los grandes de la historia de nuestra pelota: "Pero sin sacrificio absoluto no podría; ni siquiera en sueños", remata el holguinero.