Hace apenas trece meses, Maels Rodríguez sentía otra vez cansancio y dolor en el brazo de lanzar y su perenne ilusión de jugar en Grandes Ligas parecía desvanecerse en una sala de cirugía.

Pero el autor del único juego perfecto en los anales del béisbol cubano no estaba dispuesto a tirar la toalla tan rápido y hoy cree que su historia en las Mayores todavía está por escribirse.

“Me siento muy bien físicamente y voy recuperando mi capacidad para volver a tirar desde un montículo”, afirmó Maels tras su participación el pasado domingo en el partido entre las estrellas de la pelota cubana, celebrado en el Tamiami Park, y en donde alineó tres innings en el jardín izquierdo y disparó doble.

“Tengo mucha confianza después de esta segunda operación y estoy optimista con mi futuro. Estoy en una etapa de rehabilitación y para finales de noviembre pienso estar lanzando desde el bullpen”.

Poseedor de una respetable velocidad que en ocasiones superaba las 100 millas, Rodríguez abandonó la isla en el 2003, pero llegó a Estados Unidos con un hombro derecho muy debilitado que requirió de una cirugía artroscópica en junio del 2006, la cual no arrojó los resultados esperados.

“Fueron días muy duros. Yo tenía mucha fe en mi proceso de recuperación, pero desgraciadamente las cosas no salieron como yo pensaba”, explicó el estelar ex serpentinero de los equipos Cuba.

Convencido de que había perdido una batalla, pero no la guerra, Maels se puso en manos de John Uribe, reconocido cirujano que había operado a su compatriota Orlando “El Duque” Hernández, y en agosto del 2008 volvió a experimentar los rigores del bisturí.

“Uribe me estiró el bíceps y corrigió todos los problemas que tenía en mi brazo”, señaló con gran convencimiento el pitcher más joven en arribar a 1000 ponches en las Series Nacionales cubanas.

“Yo sé que puedo regresar a mis buenos tiempos y pongo todo mi esfuerzo en base a eso”.

Elegido en el sorteo universitario por los Diamondbacks de Arizona en el 2005, Maels trabaja ahora con el ex entrenador de los equipos Sancti Spíritus, Rigoberto Ferrás, en la academia Frank Capitolio, que radica en el Tamiami Park, y con el doctor Juan Aguilar.

“Estamos haciendo hincapié en la preparación física aunque estoy tirando entre 250 y 300 pies”, expresó Rodríguez, quien estableció en el 2001 el récord absoluto de ponches en el béisbol antillano con 263.

“Vamos sin prisa, pero con el sueño siempre latente de jugar en Grandes Ligas”.

Con 29 años, Maels no pierde esa sencillez y jovialidad que le hizo ser en su momento el lanzador más popular de la pelota en la isla y, a modo de despedida, responde con prisa a esta especie de rapid transit beisbolero:

Mejor bateador de la pelota cubana en la actualidad: Frederich Cepeda.

Mejor lanzador: Pedro Luis Lazo.

Peloteros que no faltarían en tu equipo: Ariel Pestano, Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Omar Linares, Germán Mesa, Kendry Morales, Frederich Cepeda, Víctor Mesa y Luis Giraldo Casanova.

Un pitcher derecho: un servidor.

Un serpentinero zurdo: Jorge Luis Valdés.

Un mánager: Alfonso Urquiola.

Un estadio: José Antonio Huelga (Sancti Spíritus).