Cuando el grupo de jugadores y directivos de la Major League Baseball (MLB) entraron al estadio Latinoamericano de La Habana el piso retumbó con la algarabía. El puñado de aficionados enloqueció, no pudieron aguantar la euforia y estallaron al presenciar de cerca a sus estrellas.
La comitiva de las Grandes Ligas pasó (incluso hasta los mismísimos Miguel Cabrera, Nelson Cruz y Clayton Kershaw), pero todas las miradas se dirigieron a los cubanos. El retorno de sus ídolos a uno de los templos sagrados del béisbol en Cuba, la vuelta de sus hijos.
Al bajar del autobús, Yasiel Puig, con la emoción en el rostro, nos dijo: “Este no es mi estadio de Cienfuegos pero es el más grande de Cuba, créeme, nunca pensé regresar y que me recibieran los aficionados de esta manera. Me he emocionado mucho, así es como se siente a la tierra de uno”.
Después, el grupo MLB se dirigió a los dugouts para alistarse y comenzar la primera de dos clínica para niños que realizarán en la isla (la otra será en Matanzas). Luego, comenzó la actividad. Varias glorias de la pelota cubana se unieron y en conjunto con los Grandes Ligas formaron varios grupos de niños por toda la grama del Latino.
Alrededor del box, Pedro L. Lazo y Kershaw se encargaron de perfeccionar los windup de los infantes. Tras el home plate, Pedro Medina y Brayan Peña guiaron los tiros de los noveles receptores a la inicial. En la medialuna, Abreu, Ramírez y Rey Vicente Anglada aleccionaron sobre las posturas para fildear. Y en los jardines, Puig y Orestes Kindelán ajustaban el swing de los pequeños peloteritos.
Luis Giraldo Casanova que andaba merodeando el estadio nos destacó: “No hay dudas que esto es algo increíble y que parecía impesado hace un tiempo atrás. Estamos avanzando, que los cubanos que se hayan ido por cualquier vía vuelvan y los recibamos es una cosa muy grande. Lo único que yo veo mal es que ahora tampoco ellos pueden ser los héroes y los que estamos aquí quedarnos en el olvido. Todos somos de Cuba, pero todos merecemos el mismo trato”.
Guarneciéndose del sol encontré a Joe Torre, director de operaciones deportivas de la MLB, que conversaba en un pausado inglés con Tony Clark, director ejecutivo de la asociación de jugadores de Grandes Ligas, . Torre le decía: “Pronto estaremos aquí, este sol tiene que caer en la primavera sobre los equipos de Grandes Ligas. Creo que después de ver esto, ya es un hecho”.
La comitiva de las Grandes Ligas pasó (incluso hasta los mismísimos Miguel Cabrera, Nelson Cruz y Clayton Kershaw), pero todas las miradas se dirigieron a los cubanos. El retorno de sus ídolos a uno de los templos sagrados del béisbol en Cuba, la vuelta de sus hijos.
Al bajar del autobús, Yasiel Puig, con la emoción en el rostro, nos dijo: “Este no es mi estadio de Cienfuegos pero es el más grande de Cuba, créeme, nunca pensé regresar y que me recibieran los aficionados de esta manera. Me he emocionado mucho, así es como se siente a la tierra de uno”.
Después, el grupo MLB se dirigió a los dugouts para alistarse y comenzar la primera de dos clínica para niños que realizarán en la isla (la otra será en Matanzas). Luego, comenzó la actividad. Varias glorias de la pelota cubana se unieron y en conjunto con los Grandes Ligas formaron varios grupos de niños por toda la grama del Latino.
Alrededor del box, Pedro L. Lazo y Kershaw se encargaron de perfeccionar los windup de los infantes. Tras el home plate, Pedro Medina y Brayan Peña guiaron los tiros de los noveles receptores a la inicial. En la medialuna, Abreu, Ramírez y Rey Vicente Anglada aleccionaron sobre las posturas para fildear. Y en los jardines, Puig y Orestes Kindelán ajustaban el swing de los pequeños peloteritos.
Luis Giraldo Casanova que andaba merodeando el estadio nos destacó: “No hay dudas que esto es algo increíble y que parecía impesado hace un tiempo atrás. Estamos avanzando, que los cubanos que se hayan ido por cualquier vía vuelvan y los recibamos es una cosa muy grande. Lo único que yo veo mal es que ahora tampoco ellos pueden ser los héroes y los que estamos aquí quedarnos en el olvido. Todos somos de Cuba, pero todos merecemos el mismo trato”.
Guarneciéndose del sol encontré a Joe Torre, director de operaciones deportivas de la MLB, que conversaba en un pausado inglés con Tony Clark, director ejecutivo de la asociación de jugadores de Grandes Ligas, . Torre le decía: “Pronto estaremos aquí, este sol tiene que caer en la primavera sobre los equipos de Grandes Ligas. Creo que después de ver esto, ya es un hecho”.