Quien hubiese vaticinado en el inicio de la segunda ronda de la 53 Serie Nacional de Beisbol, considerada también la etapa élite, que el equipo de Santiago de Cuba perdería 11 de los primeros 12 compromisos, lo hubiesen tildado de cualquier cosa menos de visionario.

Después de lograr su clasificación, venciendo serios obstáculos, toda la afición supuso que el desempeño en el comienzo de la segunda etapa iba a ser otro, sin dejar de ganar y perder, pero motivación e incentivos existían al por mayor.

Sin embargo no ha sido así.

El béisbol es un deporte colectivo y como tal requiere la conjugación de varios factores para aspirar al éxito, algo que no ha logrado este elenco, ya que prácticamente todo le ha fallado: defensa, pitcheo y bateo.

Y si a esto usted le añade el cuadro de lesiones que presenta, la situación se agudiza más. Para mal de colmos, el pasado jueves, el estelar bateador Alfredo Despaigne tuvo que salir del choque, después de la colisión con el jardinero central.

¿Consecuencias? Un trauma bucal, con una herida que requirió cuatro puntos internos de sutura y uno externo. En principio se notificó que iba a estar fuera de juego por cinco días, nosotros estamos seguros que va a ser por más.

Sin lugar a dudas una sensible ausencia.

A esto súmele la situación de salud que afrontan Alexei Bell y Héctor Olivera, por sólo mencionar dos, y entonces el panorama se torna más crítico.

Quizás muchos no estén de acuerdo con nosotros en lo que vamos a expresar.

Cuando el pasado martes se reanudó la 53 Serie Nacional de Pelota vimos a un equipo con deseos de darlo todo en el terreno, igualmente una ansiedad psicológica colectiva por llegar a primera, ganar una base, hacer un pisa y corre, o querer dar un gran batazo, en aras de obtener el anhelado triunfo, lo que se repitió, de una forma u otra, en los otros dos compromisos.

En ese choque, las imprecisiones en el terreno estuvieron a la orden del día, en jugadas que forman parte del ABC de este deporte.

En estos instantes, los montañeses están a 11 juegos de diferencia del sitial de honor, cuando faltan 30 pleitos por celebrar.

Las matemáticas les conceden posibilidades de clasificación, pero aquí la ciencia de los dígitos no se cumple, y 2 +2, no es igual 4, por tener a siete colectivos por delante, los cuales tienen que enfrentarse entre sí.

Consideramos, que de ahora en lo adelante la estrategia a seguir por el alto mando indómito es conseguir que los muchachos salgan a la grama, sin esa presión tan grande; darle juego a las figuras jóvenes, como parte del proceso de renovación que se impone; luchar por no quedar en el frío sótano y brindar un buen espectáculo, algo que su querida y exigente afición se lo agradecerá.