Aunque la noticia del día por estos lares es el desenlace del segundo duelo amistoso entre cubanos y japoneses celebrado este amanecer, no hay dudas que los aficionados cubanos intercalarán frases en sus comentarios sobre el sorpresivo desempeño del equipo de Brasil en el torneo clasificatorio rumbo al venidero Clásico Mundial de béisbol.
Creo que nadie dio a los sudamericanos como vencedores de los anfitriones panameños en el primer juego del torneo, y a pesar de ese triunfo, muy pocos se aventuraron a vaticinar que también los colombianos serían seducidos por la samba, y caerían por 1-7.
El equipo dirigido por el ex «grandes ligas» estadounidense Barry Larkin ha sido la revelación de la cita, y sus jugadores de apellidos tan nipones como Yoshimura, Matsumoto o Sato han hecho honor a sus ancestros. La clave del triunfo ha estado en la oportuna ofensiva y la efectividad de sus lanzadores, quienes han permitido apenas tres anotaciones en 18 entradas.
Así, contra cualquier lógica posible, los brasileños anclaron por la vía expedita en la final del lunes, y por lo visto hasta ahora, parecen tener gasolina para llegar hasta el Clásico Mundial que comenzará en marzo venidero.
Ese día podrán hacer realidad su sueño —y de paso seguir despedazando pronósticos— si concretan su tercera estocada. De cualquier forma, tomarán el descanso dominical para ver qué les depara el más inminente destino.
Por su parte, los cafeteros se jugarán hoy la última carta enfrentando al vencedor del trascendental duelo que al cierre disputaban anfitriones y nicaragüenses, quienes hasta ese momento no habían podido hacer la cruz en su casillero de victorias. El equipo derrotado quedaba completamente sin opciones.
Creo que nadie dio a los sudamericanos como vencedores de los anfitriones panameños en el primer juego del torneo, y a pesar de ese triunfo, muy pocos se aventuraron a vaticinar que también los colombianos serían seducidos por la samba, y caerían por 1-7.
El equipo dirigido por el ex «grandes ligas» estadounidense Barry Larkin ha sido la revelación de la cita, y sus jugadores de apellidos tan nipones como Yoshimura, Matsumoto o Sato han hecho honor a sus ancestros. La clave del triunfo ha estado en la oportuna ofensiva y la efectividad de sus lanzadores, quienes han permitido apenas tres anotaciones en 18 entradas.
Así, contra cualquier lógica posible, los brasileños anclaron por la vía expedita en la final del lunes, y por lo visto hasta ahora, parecen tener gasolina para llegar hasta el Clásico Mundial que comenzará en marzo venidero.
Ese día podrán hacer realidad su sueño —y de paso seguir despedazando pronósticos— si concretan su tercera estocada. De cualquier forma, tomarán el descanso dominical para ver qué les depara el más inminente destino.
Por su parte, los cafeteros se jugarán hoy la última carta enfrentando al vencedor del trascendental duelo que al cierre disputaban anfitriones y nicaragüenses, quienes hasta ese momento no habían podido hacer la cruz en su casillero de victorias. El equipo derrotado quedaba completamente sin opciones.
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