Por fortuna aún nos quedan emociones por vivir, béisbol por disfrutar. Si tuviéramos que calificar los cuartos de finales concluidos el pasado domingo habría que decir: la pelota ha vuelto al pueblo. Y si nos pidieran cuál ha sido la clave del éxito, obligatoriamente pasaríamos por encima de estrategias o cálculos precontienda, pues el mérito es de los peloteros, quienes han hecho vibrar a todo el país en cada jornada.
Ver a Raúl González, tercera base avileño, llorar porque su error de tres carreras hundió a su equipo y al siguiente día decidir con jonrón y cuatro impulsadas; al lanzador espirituano Ismel Jiménez no hacerle caso a una ampolla de sangre en uno de los dedos de su mano de lanzar para salir a darlo todo en el choque decisivo tras 19 éxitos para la causa de los suyos; o a mentores como Víctor Mesa y el tunero Gordo casi correr, lanzar, fildear o batear cada bola, son escenas que hablan por sí solas de la entrega sin límites, y sin ningún otro interés que ofrecerle a la afición un buen espectáculo.
Chicho Ferrales, el receptor de Granma, apenas podía sostenerse sobre sus piernas, pero no dejó de agacharse detrás de home en ningún partido y aportó muchísimo a la ofensiva, pese a visibles dolencias; otra vez Mayito Vega, el camarero avileño lesionado, no quiso abandonar la "misión"; aunque derrotado Norberto González volvió a demostrar clase y a comandar al ahora eliminado Cienfuegos, o a Tabares, que sigue dejando en cada jugada la piel en el terreno... en fin, sobrarían ejemplos de estos días intensos y emocionantes que nos presagian unas semifinales todavía mejores.
Justamente por esos atributos, tres de las series se fueron hasta el séptimo partido, hasta agotar todo el calendario, y al margen de errores estratégicos, que los hubo, lo cierto es que la pelota puso a gozar de lo lindo a los cubanos.
LOS PORQUÉS DE LOS CUATRO GRANDES
Intentemos en flachazos, esta vez sin los numeritos, ir a los porqués de los cuatro grandes.
Industriales es semifinalista porque esta versión azul es la que más nos ha hecho recordar a las generaciones de los Vargas, Padilla, Germán y tantos otros, incluso a las de más atrás: Anglada, Linares... Un juego alegre, agresivo, donde cada turno al bate o cada jugada cuenta, hace que a esta plantilla, quedándole todavía camino por recorrer, se le vea mejor, más equipo, a la que ganó hace dos temporadas.
Matanzas, su rival desde el miércoles, es el "boom" de la Serie. Del lugar 14 a pelear por las medallas, lo dice todo. Sus jugadores le han devuelto el orgullo a esa provincia desde el mismo inicio del certamen, peleando cada desafío como si en él les fuera el título. Para la pelota yumurina habrá siempre un antes y un después de este conjunto.
Ciego de Ávila reúne a uno de los elencos más completos y aquello de tigres sin garras, habría que preguntárselo a Las Tunas o al Villa Clara de la pasada contienda. Sus razones principales; el brazo de hierro Vladimir García y la tenacidad y coraje de Yander Guevara.
Y Granma, su oponente desde el jueves, regresa a esta fase porque hizo un béisbol más abarcador, no solo con la ofensiva de largo alcance, sino que ensayó y le dio resultado, buscar más alternativas al ataque, amén de un muy mejorado trabajo de sus lanzadores.
LAS RAZONES DE LOS QUE SE QUEDARON
Tampoco hacen falta las estadísticas. Cienfuegos no llegó porque no pudo responder a un rival que tuvo siempre variantes para vencer en todos los aspectos del juego. Algo similar le ocurrió a Las Tunas, que aun así, no solo alcanzó su resultado más destacado de por vida, sino que dejó la mejor impresión de cuanta escuadra de esa provincia ha pasado por las Series Nacionales.
Sin embargo, lo de Sancti Spíritus y Villa Clara fue harina de otro costal. Ambas formaciones tenían sobrados recursos para imponerse, pero no fueron bien empleados. Cuesta mucho trabajo ver a uno de los bateadores más corajudos y agresivos de Cuba, Eriel Sánchez, esperar cinco lanzamientos con tres corredores en circulación, más en una situación de séptimo juego, bases llenas, dos outs, perdiendo por una, octavo capítulo y tras él la tanda baja. A ese hombre había que darle toda la confianza, pasara lo que pasara.
Villa Clara. Séptimo juego, sexto episodio, perdiendo por dos y hombres en primera y segunda sin out con Andy Sarduy en turno. Un equipo sin ofensiva de largometraje, frente a un Alberto Soto dominante, tiene que fabricar las carreras. No tocar la bola dejó a los naranjas sin regreso en el partido y en el campeonato.
Apuntemos, además, al oído del que sabe y siente la pelota; el pueblo. Hemos escuchado en las dos provincias que hay falta de combatividad en esos planteles y los dos ejemplos son una clara expresión.
ANTES DEL ÚLTIMO OUT
No podría caer el out 27 de esta opinión sin un merecido reconocimiento por los estadios bellamente engalanados, con variadas ofertas para el aficionado, como se pudo apreciar en Sancti Spíritus y Matanzas. Eso hace grande también al espectáculo.
Grande también lo hicieron los árbitros en partidos muy tensos. Los cuatro grupos lograron que los encargados de impartir justicia dieran un salto cualitativo en comparación con el calendario regular.
Ver a Raúl González, tercera base avileño, llorar porque su error de tres carreras hundió a su equipo y al siguiente día decidir con jonrón y cuatro impulsadas; al lanzador espirituano Ismel Jiménez no hacerle caso a una ampolla de sangre en uno de los dedos de su mano de lanzar para salir a darlo todo en el choque decisivo tras 19 éxitos para la causa de los suyos; o a mentores como Víctor Mesa y el tunero Gordo casi correr, lanzar, fildear o batear cada bola, son escenas que hablan por sí solas de la entrega sin límites, y sin ningún otro interés que ofrecerle a la afición un buen espectáculo.
Chicho Ferrales, el receptor de Granma, apenas podía sostenerse sobre sus piernas, pero no dejó de agacharse detrás de home en ningún partido y aportó muchísimo a la ofensiva, pese a visibles dolencias; otra vez Mayito Vega, el camarero avileño lesionado, no quiso abandonar la "misión"; aunque derrotado Norberto González volvió a demostrar clase y a comandar al ahora eliminado Cienfuegos, o a Tabares, que sigue dejando en cada jugada la piel en el terreno... en fin, sobrarían ejemplos de estos días intensos y emocionantes que nos presagian unas semifinales todavía mejores.
Justamente por esos atributos, tres de las series se fueron hasta el séptimo partido, hasta agotar todo el calendario, y al margen de errores estratégicos, que los hubo, lo cierto es que la pelota puso a gozar de lo lindo a los cubanos.
LOS PORQUÉS DE LOS CUATRO GRANDES
Intentemos en flachazos, esta vez sin los numeritos, ir a los porqués de los cuatro grandes.
Industriales es semifinalista porque esta versión azul es la que más nos ha hecho recordar a las generaciones de los Vargas, Padilla, Germán y tantos otros, incluso a las de más atrás: Anglada, Linares... Un juego alegre, agresivo, donde cada turno al bate o cada jugada cuenta, hace que a esta plantilla, quedándole todavía camino por recorrer, se le vea mejor, más equipo, a la que ganó hace dos temporadas.
Matanzas, su rival desde el miércoles, es el "boom" de la Serie. Del lugar 14 a pelear por las medallas, lo dice todo. Sus jugadores le han devuelto el orgullo a esa provincia desde el mismo inicio del certamen, peleando cada desafío como si en él les fuera el título. Para la pelota yumurina habrá siempre un antes y un después de este conjunto.
Ciego de Ávila reúne a uno de los elencos más completos y aquello de tigres sin garras, habría que preguntárselo a Las Tunas o al Villa Clara de la pasada contienda. Sus razones principales; el brazo de hierro Vladimir García y la tenacidad y coraje de Yander Guevara.
Y Granma, su oponente desde el jueves, regresa a esta fase porque hizo un béisbol más abarcador, no solo con la ofensiva de largo alcance, sino que ensayó y le dio resultado, buscar más alternativas al ataque, amén de un muy mejorado trabajo de sus lanzadores.
LAS RAZONES DE LOS QUE SE QUEDARON
Tampoco hacen falta las estadísticas. Cienfuegos no llegó porque no pudo responder a un rival que tuvo siempre variantes para vencer en todos los aspectos del juego. Algo similar le ocurrió a Las Tunas, que aun así, no solo alcanzó su resultado más destacado de por vida, sino que dejó la mejor impresión de cuanta escuadra de esa provincia ha pasado por las Series Nacionales.
Sin embargo, lo de Sancti Spíritus y Villa Clara fue harina de otro costal. Ambas formaciones tenían sobrados recursos para imponerse, pero no fueron bien empleados. Cuesta mucho trabajo ver a uno de los bateadores más corajudos y agresivos de Cuba, Eriel Sánchez, esperar cinco lanzamientos con tres corredores en circulación, más en una situación de séptimo juego, bases llenas, dos outs, perdiendo por una, octavo capítulo y tras él la tanda baja. A ese hombre había que darle toda la confianza, pasara lo que pasara.
Villa Clara. Séptimo juego, sexto episodio, perdiendo por dos y hombres en primera y segunda sin out con Andy Sarduy en turno. Un equipo sin ofensiva de largometraje, frente a un Alberto Soto dominante, tiene que fabricar las carreras. No tocar la bola dejó a los naranjas sin regreso en el partido y en el campeonato.
Apuntemos, además, al oído del que sabe y siente la pelota; el pueblo. Hemos escuchado en las dos provincias que hay falta de combatividad en esos planteles y los dos ejemplos son una clara expresión.
ANTES DEL ÚLTIMO OUT
No podría caer el out 27 de esta opinión sin un merecido reconocimiento por los estadios bellamente engalanados, con variadas ofertas para el aficionado, como se pudo apreciar en Sancti Spíritus y Matanzas. Eso hace grande también al espectáculo.
Grande también lo hicieron los árbitros en partidos muy tensos. Los cuatro grupos lograron que los encargados de impartir justicia dieran un salto cualitativo en comparación con el calendario regular.