Seguimos arrastrando asignaturas pendientes, pese a que nos vanagloriamos de haber ganado no sé cuantos juegos de manera ininterrumpida, y pese a que nos vanagloriamos de que tenemos el número uno en el ranking de la IBAF.
Ya regresó a La Habana el equipo cubano de béisbol al III Clásico Mundial, que a partir del próximo domingo entrará en su etapa semifinal en San Francisco, Estados Unidos.
Los cubanos no pudieron pasar más allá de la segunda fase en la zona de Asia, donde fueron eliminados por los holandeses, los cuales, de los últimos seis enfrentamientos entre sí, les han ganado en cinco oportunidades a los nuestros, convirtiéndose el equipo de Holanda en los tiempos más recientes, en el gran verdugo de Cuba en los grandes eventos beisboleros internacionales.
Por supuesto que las opiniones de la afición cubana son de mucha insatisfacción y disgusto con la actuación de sus peloteros, y van desde la culpabilidad personal de tal o mas cual directivo del equipo o del propio deporte por determinada decisión a la hora de confeccionar el conjunto, hasta de determinado atleta por haber "fallado" a la hora buena, ya sea en el orden ofensivo o defensivo. Pero lo cierto es que la incomodidad del pueblo es manifiesta, e incluye hasta peticiones y esperanzas de análisis profundos al respecto, y de toma de medidas por parte de quienes tienen la responsabilidad de reflexionar y sopesar el pobre papel realizado por los peloteros cubanos en ese evento internacional.
Nosotros por nuestra parte, siempre estuvimos claros de que para Cuba el gran problema radicaba en poder pasar la segunda fase del Clásico Mundial, luego que se dieran cita en Tokio, los dos primeros lugares del grupo de Fukuoka donde dábamos por seguro la clasificación de los cubanos, y los dos primeros del grupo de China Taipei, fueran quienes fueran los clasificados. Pero sabíamos que en Tokio, en la lucha entre esos cuatro equipos por pasar a San Francisco, iba a estar el Waterloo de nuestro béisbol. Y así mismo fue, pues Holanda nos venció dos veces para eliminarnos inobjetablemente.
Lagunas defensivas en la receptoría, donde lo más llamativo fue la ausencia del titular de esa posición por muchos años Ariel Pestano; peloteros que aunque habían tenido muy buen rendimiento en la Serie Nacional estaban todavía muy verdes para un compromiso como el Clásico Mundial; las fallas en el bateo y en la defensa de algunos estelares en momentos cruciales de determinados juegos, así como la ausencia de un líder o pitcher cinchete en el staff de lanzadores, y el incumplimiento de la especialización del pitcheo en abridores y relevistas, y la utilización arbitraria de los mismos a la hora de los juegos, dieron al traste con las posibilidades reales de poder clasificar en la segunda etapa y pasar a las semifinales de San Francisco como era el propósito.
A todo esto hay que unir la falta de oficio y de dominio de cuestiones técnico-tácticas imprescindibles en el béisbol para aspirar a la victoria, así como la poca concentración y el pobre autocontrol de nuestros atletas a la hora de batear o defender en determinados momentos del juego, que también incidieron en el pobre papel realizado por el equipo Cuba en estas dos rondas jugadas en Asia, especialmente en la segunda, celebrada en la capital japonesa.
Ho hay dudas de que en la actualidad Holanda lo ha hecho mejor que Cuba, y por lo tanto, es mejor que Cuba dígase lo que se diga; y que hemos cedido espacio en el contexto del béisbol internacional, que ya no somos de los primeros, y que se impone ir al rescate de lo que hemos perdido en este sentido, aunque para ello tengamos que hacer lo que haya que hacer. Entre otras cosas, convencernos nosotros mismos de que los tiempos actuales no son iguales a las décadas de los años 60, 70 o de los años 80, cuando la época del bateo descomunal, la época del aluminio, y cuando Cuba ganaba fácilmente todos los torneos en disputa sin mayores oponentes. En la actualidad el béisbol puramente amateur no existe, y tenemos que insertarnos y abrirnos al mundo actual, si es que no queremos quedarnos aislados en nuestro deporte nacional.
Nunca antes un equipo cubano había tenido tantas oportunidades para prepararse bien y para escoger una buena nómina, pues se hicieron numerosas preselecciones, se jugaron cerca de veinte partidos contra equipos de diferentes países, además de varios juegos de control entre los propios miembros de las preselecciones cubanas, así como 45 partidos oficiales de la Serie Nacional, y sin embargo, no se pudo pasar más allá de la segunda fase del Clásico Mundial.
Hay quienes dicen que este es el lugar que nos corresponde en la actualidad en el béisbol mundial, tal vez pueda ser cierta esta afirmación, pero aún siendo así, hay que seguir trabajando para hacer siempre mejor las cosas, porque nadie como nosotros para mejorar todo aquello que nos propongamos mejorar, porque tenemos lo que a muchos les falta, que es el recurso humano, la materia prima humana y el talento humano. Solo lo que hay es que trabajar, y trabajar bien.
Para mí, lo más llamativo de todo esto resulta el hecho que seguimos arrastrando asignaturas tan pendientes como el toque de bola, el saber y poder dirigir los batazos por la banda contraria, saber y poder batear por detrás del corredor, saber tomarle el tiempo y adelantarle a los lanzadores contrarios para robar bases con resultados satisfactorios, y poder dar un fly cuando el equipo lo necesita. Nada de esto lo dominamos todavía a la perfección, pese a que nos vanagloriamos de haber ganado no sé cuantos juegos de manera ininterrumpida desde hace tal o más cual año a la fecha, y pese a que nos vanagloriamos de que tenemos el número uno en el ranking de la IBAF, y que hemos ganado equis cantidad de Campeonatos Mundiales. Vaya qué manera de autocomplacernos nosotros mismos, mientras que por otra parte, nos están ganando los juegos buenos; nos están ganando los juegos que deciden desde hace más de seis años en los últimos tiempos, y estamos perdiendo campeonatos y más campeonatos a todos los niveles.
No hay dudas que se impone con urgencia un estudio y un análisis del béisbol en nuestro país, cambiar la mentalidad y hacer las cosas bien, organizar mejor nuestras Series Nacionales, fortalecerlas y priorizarlas por encima de cualquier otro evento, y darle más atención y posibilidades de desarrollo a las categorías inferiores, infantíles, escolares, juveniles etc, etc, hasta llegar a la categoría social, mejorando así mismo nuestros estadios de provincia y de municipios, tratando de resolver la insuficiencia de recursos beisboleros que tenemos en la actualidad, diseminando el béisbol por todas partes, seleccionando con más calidad los posibles talentos, y enseñando y perfeccionando mucho mejor el ABC de este tan gustado y preferido deporte en nuestro país.
Por: Normando Hernandez eriodista de la CMHW, emisora de radio de la provincia de Villa Clara, Santa Clara.
Ya regresó a La Habana el equipo cubano de béisbol al III Clásico Mundial, que a partir del próximo domingo entrará en su etapa semifinal en San Francisco, Estados Unidos.
Los cubanos no pudieron pasar más allá de la segunda fase en la zona de Asia, donde fueron eliminados por los holandeses, los cuales, de los últimos seis enfrentamientos entre sí, les han ganado en cinco oportunidades a los nuestros, convirtiéndose el equipo de Holanda en los tiempos más recientes, en el gran verdugo de Cuba en los grandes eventos beisboleros internacionales.
Por supuesto que las opiniones de la afición cubana son de mucha insatisfacción y disgusto con la actuación de sus peloteros, y van desde la culpabilidad personal de tal o mas cual directivo del equipo o del propio deporte por determinada decisión a la hora de confeccionar el conjunto, hasta de determinado atleta por haber "fallado" a la hora buena, ya sea en el orden ofensivo o defensivo. Pero lo cierto es que la incomodidad del pueblo es manifiesta, e incluye hasta peticiones y esperanzas de análisis profundos al respecto, y de toma de medidas por parte de quienes tienen la responsabilidad de reflexionar y sopesar el pobre papel realizado por los peloteros cubanos en ese evento internacional.
Nosotros por nuestra parte, siempre estuvimos claros de que para Cuba el gran problema radicaba en poder pasar la segunda fase del Clásico Mundial, luego que se dieran cita en Tokio, los dos primeros lugares del grupo de Fukuoka donde dábamos por seguro la clasificación de los cubanos, y los dos primeros del grupo de China Taipei, fueran quienes fueran los clasificados. Pero sabíamos que en Tokio, en la lucha entre esos cuatro equipos por pasar a San Francisco, iba a estar el Waterloo de nuestro béisbol. Y así mismo fue, pues Holanda nos venció dos veces para eliminarnos inobjetablemente.
Lagunas defensivas en la receptoría, donde lo más llamativo fue la ausencia del titular de esa posición por muchos años Ariel Pestano; peloteros que aunque habían tenido muy buen rendimiento en la Serie Nacional estaban todavía muy verdes para un compromiso como el Clásico Mundial; las fallas en el bateo y en la defensa de algunos estelares en momentos cruciales de determinados juegos, así como la ausencia de un líder o pitcher cinchete en el staff de lanzadores, y el incumplimiento de la especialización del pitcheo en abridores y relevistas, y la utilización arbitraria de los mismos a la hora de los juegos, dieron al traste con las posibilidades reales de poder clasificar en la segunda etapa y pasar a las semifinales de San Francisco como era el propósito.
A todo esto hay que unir la falta de oficio y de dominio de cuestiones técnico-tácticas imprescindibles en el béisbol para aspirar a la victoria, así como la poca concentración y el pobre autocontrol de nuestros atletas a la hora de batear o defender en determinados momentos del juego, que también incidieron en el pobre papel realizado por el equipo Cuba en estas dos rondas jugadas en Asia, especialmente en la segunda, celebrada en la capital japonesa.
Ho hay dudas de que en la actualidad Holanda lo ha hecho mejor que Cuba, y por lo tanto, es mejor que Cuba dígase lo que se diga; y que hemos cedido espacio en el contexto del béisbol internacional, que ya no somos de los primeros, y que se impone ir al rescate de lo que hemos perdido en este sentido, aunque para ello tengamos que hacer lo que haya que hacer. Entre otras cosas, convencernos nosotros mismos de que los tiempos actuales no son iguales a las décadas de los años 60, 70 o de los años 80, cuando la época del bateo descomunal, la época del aluminio, y cuando Cuba ganaba fácilmente todos los torneos en disputa sin mayores oponentes. En la actualidad el béisbol puramente amateur no existe, y tenemos que insertarnos y abrirnos al mundo actual, si es que no queremos quedarnos aislados en nuestro deporte nacional.
Nunca antes un equipo cubano había tenido tantas oportunidades para prepararse bien y para escoger una buena nómina, pues se hicieron numerosas preselecciones, se jugaron cerca de veinte partidos contra equipos de diferentes países, además de varios juegos de control entre los propios miembros de las preselecciones cubanas, así como 45 partidos oficiales de la Serie Nacional, y sin embargo, no se pudo pasar más allá de la segunda fase del Clásico Mundial.
Hay quienes dicen que este es el lugar que nos corresponde en la actualidad en el béisbol mundial, tal vez pueda ser cierta esta afirmación, pero aún siendo así, hay que seguir trabajando para hacer siempre mejor las cosas, porque nadie como nosotros para mejorar todo aquello que nos propongamos mejorar, porque tenemos lo que a muchos les falta, que es el recurso humano, la materia prima humana y el talento humano. Solo lo que hay es que trabajar, y trabajar bien.
Para mí, lo más llamativo de todo esto resulta el hecho que seguimos arrastrando asignaturas tan pendientes como el toque de bola, el saber y poder dirigir los batazos por la banda contraria, saber y poder batear por detrás del corredor, saber tomarle el tiempo y adelantarle a los lanzadores contrarios para robar bases con resultados satisfactorios, y poder dar un fly cuando el equipo lo necesita. Nada de esto lo dominamos todavía a la perfección, pese a que nos vanagloriamos de haber ganado no sé cuantos juegos de manera ininterrumpida desde hace tal o más cual año a la fecha, y pese a que nos vanagloriamos de que tenemos el número uno en el ranking de la IBAF, y que hemos ganado equis cantidad de Campeonatos Mundiales. Vaya qué manera de autocomplacernos nosotros mismos, mientras que por otra parte, nos están ganando los juegos buenos; nos están ganando los juegos que deciden desde hace más de seis años en los últimos tiempos, y estamos perdiendo campeonatos y más campeonatos a todos los niveles.
No hay dudas que se impone con urgencia un estudio y un análisis del béisbol en nuestro país, cambiar la mentalidad y hacer las cosas bien, organizar mejor nuestras Series Nacionales, fortalecerlas y priorizarlas por encima de cualquier otro evento, y darle más atención y posibilidades de desarrollo a las categorías inferiores, infantíles, escolares, juveniles etc, etc, hasta llegar a la categoría social, mejorando así mismo nuestros estadios de provincia y de municipios, tratando de resolver la insuficiencia de recursos beisboleros que tenemos en la actualidad, diseminando el béisbol por todas partes, seleccionando con más calidad los posibles talentos, y enseñando y perfeccionando mucho mejor el ABC de este tan gustado y preferido deporte en nuestro país.
Por: Normando Hernandez eriodista de la CMHW, emisora de radio de la provincia de Villa Clara, Santa Clara.