Cuando comenzó la segunda fase de la serie nacional, realmente se esperaba un desborde ofensivo de muchos jugadores debido a la ausencia de lanzadores dominantes en el box, factor influenciado por el poco dominio de lanzamientos de los mismos. Lo que si nadie se imaginó fue que los dueños del box les permitieran a sus contrarios un astronómico OBP de 364.
Es triste ver como muchos lanzadores solo saben lanzar a penas dos o tres lanzamientos, y como la recta sin ser tan rápida en la mayoría de nuestros lanzadores, es el arma más usada contra los bateadores. La falta de concentración, los wind-up mal realizados, los sobrepesos, los boxes a diferentes alturas y la mala preparación física son algunas de las causas más puntuales de este rendimiento tan mediocre; a eso súmele, la emigración de grandes prospectos cada vez más común en los últimos años y el modesto salario de nuestros jugadores.
La raíz del problema viene desde la base es cierto donde cada vez hay menos entrenadores avezados y más padres de buena posición económica propician que sus hijos jueguen y por ende queden fuera verdaderos talentos de las bolas y los strikes. Pero ni aun los mismos lanzadores que tenemos se preocupan por incorporar nuevas herramientas a su mecánica de lanzamientos. Año tras año la mayoría de nuestros brazos siguen lanzando lo que aprendieron una vez y pocos son los que se proponen mejorar su andamiaje para lanzar strikes o bolas en la zona de duda.
Es inconcebible entrar al sitio oficial de la pelota cubana y encontrar a unos 43 bateadores* (incluyendo algunos que no juegan la segunda fase, pero con las veces al bate necesarias) bateando por encima 300 y tan solo 5 lanzadores (más de 63 entradas lanzadas) con un pcl por debajo de las 3.00 limpias.
En fin, nuestros abridores ahora mismo salvo algunos casos no completan 6 entradas de calidad pues tienen un maltratado pcl en conjunto de 4.76 y nuestros relevistas tampoco son de confiar pues muestran un deficiente pcl de 4.57.
Es triste ver como muchos lanzadores solo saben lanzar a penas dos o tres lanzamientos, y como la recta sin ser tan rápida en la mayoría de nuestros lanzadores, es el arma más usada contra los bateadores. La falta de concentración, los wind-up mal realizados, los sobrepesos, los boxes a diferentes alturas y la mala preparación física son algunas de las causas más puntuales de este rendimiento tan mediocre; a eso súmele, la emigración de grandes prospectos cada vez más común en los últimos años y el modesto salario de nuestros jugadores.
La raíz del problema viene desde la base es cierto donde cada vez hay menos entrenadores avezados y más padres de buena posición económica propician que sus hijos jueguen y por ende queden fuera verdaderos talentos de las bolas y los strikes. Pero ni aun los mismos lanzadores que tenemos se preocupan por incorporar nuevas herramientas a su mecánica de lanzamientos. Año tras año la mayoría de nuestros brazos siguen lanzando lo que aprendieron una vez y pocos son los que se proponen mejorar su andamiaje para lanzar strikes o bolas en la zona de duda.
Es inconcebible entrar al sitio oficial de la pelota cubana y encontrar a unos 43 bateadores* (incluyendo algunos que no juegan la segunda fase, pero con las veces al bate necesarias) bateando por encima 300 y tan solo 5 lanzadores (más de 63 entradas lanzadas) con un pcl por debajo de las 3.00 limpias.
En fin, nuestros abridores ahora mismo salvo algunos casos no completan 6 entradas de calidad pues tienen un maltratado pcl en conjunto de 4.76 y nuestros relevistas tampoco son de confiar pues muestran un deficiente pcl de 4.57.