Cocodrilos y Leñadores jugarán esta noche en el estadio Julio Antonio Mella. Así lo confirmó Luis Almanza Escalona, director de Deportes en la provincia.
Un operativo de coordinación y apoyo entre empresas y organismos permitió hacer la luz otra vez sobre la instalación y abrir puertas a la imagen de la televisión, gracias al concurso del control remoto santiaguero.
Como centella corrió entre la afición tunera y nacional aquel súbito rumor en torno a la aparente tranquilidad con que, a última hora, fueron detectados problemas en el sistema de iluminación del terreno.
Tal vez nunca mediaron horas tan amargas para los directivos del INDER y trabajadores del estadio —admite Almanza. Periodistas deportivos, aficionados, pueblo en general, no podían entender la falta de previsión frente a la inminente posibilidad de que, debido al paso victorioso del equipo tunero, se efectuara en el Mella una programación nocturna.
“Precisamente por eso —explica el director de Deportes— el 20 de febrero probamos otra vez las luces. Y digo otra vez porque, previo a la Serie, la brigada de mantenimiento de nuestro organismo central vino dos veces, se hicieron pruebas y todo funcionó bien. Por nuestra parte, encendimos en cuatro ocasiones para que el equipo entrenara, a pesar de las limitaciones que tenemos con la asignación de energía.
“Esa noche del 20, la torre 6 se apagó a los 55 minutos de estar alumbrando. Igual sucedió cinco minutos después con la número 7. Nuestro personal determinó la causa: dificultades con los llamados ‘brekes’. Esas dos torres están entre las tres únicas del estadio a las que no pudimos darles mantenimiento en el año 2010, sobre la base de una coordinación hecha con especialistas de COPEXTEL para prever posibles daños por tratarse de un sistema obsoleto, con muchos años de uso.
“Por eso, cuando cuatro días después (24 de febrero) se nos comunica la posibilidad de transmitir la subserie con Matanzas, expusimos el imprevisto del alumbrado, para cuya solución ya hacíamos gestiones, aunque no teníamos nada a mano todavía.”
Se perdió un poco de tiempo en una búsqueda endógena (dentro, por sí mismos), que pudo agilizarse con el aviso más rápido a las autoridades gubernamentales y políticas del territorio.
En el interés de resolver el problema, Confecciones Melissa, el Laminador 200 y Salud Pública ayudaron en la adquisición de los elementos requeridos. Ya apagones similares han atentado contra el espectáculo en el Guillermón Moncada santiaguero. ¿Quién puede asegurar que no ocurra algo parecido en otra instalación del país?
El percance del estadio Julio Antonio Mella indica que, aún disponiendo de recursos para mejorar, reparar, reponer, modernizar… siempre será poco cuanto se haga para cuidar las instalaciones deportivas.
Un operativo de coordinación y apoyo entre empresas y organismos permitió hacer la luz otra vez sobre la instalación y abrir puertas a la imagen de la televisión, gracias al concurso del control remoto santiaguero.
Como centella corrió entre la afición tunera y nacional aquel súbito rumor en torno a la aparente tranquilidad con que, a última hora, fueron detectados problemas en el sistema de iluminación del terreno.
Tal vez nunca mediaron horas tan amargas para los directivos del INDER y trabajadores del estadio —admite Almanza. Periodistas deportivos, aficionados, pueblo en general, no podían entender la falta de previsión frente a la inminente posibilidad de que, debido al paso victorioso del equipo tunero, se efectuara en el Mella una programación nocturna.
“Precisamente por eso —explica el director de Deportes— el 20 de febrero probamos otra vez las luces. Y digo otra vez porque, previo a la Serie, la brigada de mantenimiento de nuestro organismo central vino dos veces, se hicieron pruebas y todo funcionó bien. Por nuestra parte, encendimos en cuatro ocasiones para que el equipo entrenara, a pesar de las limitaciones que tenemos con la asignación de energía.
“Esa noche del 20, la torre 6 se apagó a los 55 minutos de estar alumbrando. Igual sucedió cinco minutos después con la número 7. Nuestro personal determinó la causa: dificultades con los llamados ‘brekes’. Esas dos torres están entre las tres únicas del estadio a las que no pudimos darles mantenimiento en el año 2010, sobre la base de una coordinación hecha con especialistas de COPEXTEL para prever posibles daños por tratarse de un sistema obsoleto, con muchos años de uso.
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