A pesar de vivir una temporada en la que prácticamente no tuvo descaso, tanto en Cuba como en el exterior, el pelotero cubano Frederich Cepeda declaró que nada se compara con jugar para su país.
Además de la Serie Nacional en sus dos etapas, el jardinero tomó parte casi inmediatamente después en el béisbol de Japón, y con poco tiempo de recuperación jugó con su equipo provincial, Sancti Spíritus, y el nacional.
Jugar en Japón fue una gran experiencia, la posibilidad de estar en un béisbol diferente, de mucha más calidad que el nuestro, con otros talentos, gran concentración de pitcheo y bateo, dijo en exclusiva con Prensa Latina.
Sobre su rendimiento, por debajo de lo habitual tanto en Cuba como fuera, descartó que le hubiera afectado la comida nipona.
Había variedad y no tenía por qué comer la comida típica. Sí me afectó la falta de entrenamiento, sin ánimo de justificar porque no es mi estilo. Yo empecé a jugar al tercer día, y necesito más de una semana para adaptarme al horario, explicó.
En este sentido, añadió que tampoco había tenido un gran rendimiento en la pasada Serie nacional, porque venía de una operación, y se enfrentó a una pelota más fuerte.
Con respecto a repetir su incursión en la Liga japonesa, respondió que todavía no se sabe con certeza, pero se va a preparar como siempre, para en caso necesario salir adelante.
En cuanto a la posible normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y su consecuente impacto en el deporte, consideró: Es un paso muy importante lo que se está dando; yo no puedo predecir el futuro, pero estoy en disposición de jugar donde sea.
Finalmente, reiteró que dondequiera que se encuentre, su mayor motivo de orgullo será vestir el uniforme de la escuadra nacional.
Jugar por mi país es lo más lindo que uno puede tener, por eso fue muy bueno terminar el año con el título en los Centroamericanos, señaló.
Además de la Serie Nacional en sus dos etapas, el jardinero tomó parte casi inmediatamente después en el béisbol de Japón, y con poco tiempo de recuperación jugó con su equipo provincial, Sancti Spíritus, y el nacional.
Jugar en Japón fue una gran experiencia, la posibilidad de estar en un béisbol diferente, de mucha más calidad que el nuestro, con otros talentos, gran concentración de pitcheo y bateo, dijo en exclusiva con Prensa Latina.
Sobre su rendimiento, por debajo de lo habitual tanto en Cuba como fuera, descartó que le hubiera afectado la comida nipona.
Había variedad y no tenía por qué comer la comida típica. Sí me afectó la falta de entrenamiento, sin ánimo de justificar porque no es mi estilo. Yo empecé a jugar al tercer día, y necesito más de una semana para adaptarme al horario, explicó.
En este sentido, añadió que tampoco había tenido un gran rendimiento en la pasada Serie nacional, porque venía de una operación, y se enfrentó a una pelota más fuerte.
Con respecto a repetir su incursión en la Liga japonesa, respondió que todavía no se sabe con certeza, pero se va a preparar como siempre, para en caso necesario salir adelante.
En cuanto a la posible normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y su consecuente impacto en el deporte, consideró: Es un paso muy importante lo que se está dando; yo no puedo predecir el futuro, pero estoy en disposición de jugar donde sea.
Finalmente, reiteró que dondequiera que se encuentre, su mayor motivo de orgullo será vestir el uniforme de la escuadra nacional.
Jugar por mi país es lo más lindo que uno puede tener, por eso fue muy bueno terminar el año con el título en los Centroamericanos, señaló.