Como un inmenso cráter difícil de cubrir se veía hasta hace muy poco el hueco dejado por el segunda base santiaguero Héctor Olivera, fuera de las selecciones nacionales por problemas de salud. Pero poco a poco las dudas se han ido disipando con el desempeño del versátil matancero José Miguel Fernández Díaz, quien —sin contar el juego de este sábado— anda de líder en impulsadas con 32 y en average con .403. Además, ha conectado 54 hits, seis jonrones, nueve dobles, anotado 25 carreras, y recibido 21 bases por bolas, cuatro de ellas intencionales.

«Desde pequeño me dediqué al béisbol ya que mi primo, el receptor Lázaro Herrera, me inculcó el amor a este deporte siendo chiquito, llevándome a los estadios y se me fue metiendo por las venas hasta hoy», fueron las primeras palabras del diálogo con JR de este joven de 24, en el mismo corazón del Palacio de los Cocodrilos (estadio Victoria de Girón) donde tantos aplausos y emociones ha recibido de la afición yumurina.

En seis series nacionales, José Miguel acumula un promedio de .313 de por vida. Mide 1.80 de estatura y pesa 84 kilogramos y puede desempeñarse con soltura en el campo corto y la segunda base.

«Jugué torneos nacionales en todas las categorías hasta 15-16 años, y luego como juvenil. Estuve tres años en la Liga de Desarrollo hasta que llegué a la serie nacional», nos dice el muchacho natural del municipio de Colón y que lleva en su espalda el número ocho.

—¿Por qué prefieres batear a la zurda?

—En las categorías inferiores me obligaban a batear a las dos manos, pero a partir de la categoría 15-16, como no producía mucho a la derecha, me quedé a la zurda. En realidad soy un derecho natural.

—¿Tu bateo ha sorprendido a la afición del país?

—Es fruto del trabajo en el gimnasio, los entrenamientos fuertes, sobre todo en resistencia, que es fundamental para batear. Los entrenadores nos exigen mucho, es alta la calidad de las prácticas de bateo y mucha entrega. Todo eso da el resultado.

«Siempre me caractericé por batear bien. Cuando empecé con Matanzas, implanté récord de un novato del equipo con 90 hits, para superar la marca de 81 que tenía Ariel Sánchez. A los dos años rompí el de mayores con 132 hits, que estaba en poder del propio Ariel y que era de 125. Se ha visto el resultado. Los entrenadores me han ayudado a perfeccionar la técnica, a coger maestría, a mirarle la bola a los lanzadores, el movimiento del guante del lanzador y de la mano.

—También eres un bateador que se poncha poco…

—Creo que batear es lo más difícil de la pelota. Solo me han ponchado cinco veces en esta temporada. No soy fuerte natural, pero tengo buen tacto y técnica de bateo. Siempre hago contacto y no me dejo cantar muchos strikes. Con los zurdos me siento mejor, tiendo a esperar más la bola y a trabajar hacia la banda contraria y eso me ha posibilitado batearles bien.

—¿En cuál posición te sientes más cómodo?

—He jugado en primera, segunda, el campo corto y tercera, y estoy dispuesto a salir a defender la base que le haga falta al equipo. Hasta en la receptoría lo hago también. Me siento mejor en segunda, pues la he jugado más y me desenvuelvo mejor.

—¿Pretensiones?

—Mis intenciones son hacer el equipo; segundo, jugar regular y hacerlo lo mejor posible para que gane Cuba. Cuando recibí la noticia de mi inclusión en la prenómina al Clásico Mundial me dio mucha alegría. Me felicitaban donde quiera, mis compañeros me apoyan y es una cosa bonita que nunca había saboreado, sentir el apoyo de todo el equipo, de la familia y el pueblo…

—¿Había expectativas con las segundas bases del país, pensaste que podrías estar en el equipo?

—Al incluirme en el equipo para el tope con Japón, la prensa radial dijo que yo no tenía que estar en ese equipo. Al llegar de Asia le dije a mi papá que tenía que esforzarme y sobresalir por encima de todas las segundas bases del país y eso he tratado de hacer. No quisiera que me comparen con Torriente y los demás que son excelentes jugadores, porque si me seleccionaron fue por mis resultados. A los jugadores de Matanzas nadie los conocía y al venir el profesor Víctor Mesa para nuestra provincia se transmitieron algunos juegos de los Cocodrilos y los aficionados del país nos pudieron ver. Llevo seis años bateando sobre .300 en nuestra pelota y nadie me conocía. Ahora se quedan sorprendidos.

—¿Cómo piensas cerrar esta primera parte de la serie?

—Esta serie será importante para todo el equipo, porque después de ganarle a la Isla de la Juventud nos hemos inspirado y estamos cogiendo el nivel de juego y estoy seguro que tendremos un cierre bueno.