Ahora que el primer tramo de la Serie Nacional ha llegado a su ecuador, conviene explorar el rendimiento de los preseleccionados al Clásico, y reparar en algunas faenas descollantes de peloteros que pujan por abrirse espacio en el equipo.

Obviamente, no puede ignorarse una reciente afirmación de Higinio Vélez: “La preselección -dijo el rector del béisbol insular- sigue siendo la misma, no se ha convocado a ningún jugador nuevo”. Pero este redactor quiere pensar que ello no significa que las puertas estén cerradas definitivamente a ciertas inclusiones que, lo sostengo, harán falta..

Ahora mismo, en mi libreta duermen 39 nombres que disponen de las mayores opciones para estar en el evento. Son los de aquellos jugadores que sobrevivieron al corte anunciado a comienzos de octubre, poco antes de los topes en México y Asia. (He descontado de ese roster a Roberto Carlos Ramírez, que abandonó el país, y a Yosvani Alarcón, sancionado por toda la campaña luego de agredir a un árbitro).

Se los recuerdo: con los arreos están Pestano, La Rosa y Frank Camilo; Abreu, Samón, Malleta, Torriente, José Miguel, Dayán García, Arruebarruena, Manduley, Yander La O, Yulieski, Michel Enríquez y Gracial son los infielders; y Despaigne, Cepeda, Castillo, Bell, Heredia, Tomás y Ariel Sánchez patrullan los jardines.

Mientras, en el montículo persisten Pedroso, Odrisamer, Vladimir, Freddy Asiel, Hinojosa, Ismel Jiménez, Norberto, Pablo Millán, Darién Núñez, Leandro Martínez, Lahera, Alexander Rodríguez, Yoanni Yera, Yander Guevara, Félix Fuentes, Carlos Juan Viera y Erlis Casanova.

Lógicamente, de esa concentración de la crème de la crème tendrá que salir el GRUESO, pero no necesariamente TODA la nómina. Dos, tres, cinco figuras omitidas en esa relación, podrían -y debieran- ser llamadas a filas para los entrenamientos decisivos de febrero.

Les propongo empezar el análisis por la receptoría, un sector donde el panorama ofensivo no puede ser más lúgubre y desalentador.

Personalmente, me inclino por elegir a tres enmascarados, uno de ellos con aptitudes atacantes. Dicho más claramente: Pestano sería fijo en la plantilla, Frank Camilo y La Rosa disputarían una plaza, y entonces habría guerra y sangre por el cupo restante.

Eso, porque Yosvani Alarcón -quien distaba de su forma habitual con el madero- ya no será elegible para integrar la selección. Por ende, hay resquicios para que algún ‘intruso’ clame por un chance, a menos que el cuerpo técnico decida irse a Fukuoka con tres catchers limitados al bate.

Candidatos a ocupar la vacante hay suficientes. Pero como se trata del Clásico, que exige -más que ningún otro certamen internacional de béisbol- de peloteros hechos, me quedo con Peraza, Danger Guerrero y Eriel Sánchez.

Los tres andan desbordados con el bate. El espirituano va segundo entre los impulsadores de la lid, ‘tapando’ de maravillas a Yulieski. Siempre estoico, Danger supera los .400 de average y encarna la bujía de un Mayabeque terco y respondón. Y por último, el Gordo ha vuelto ser un homicida en el home plate, aunque ahora -todo sea dicho- reducido a la función de designado.

Cuando menos, uno de estos hombres debe colarse en la candidatura rumbo al Clásico. Es más: soy partidario confeso de alinear con el receptor ofensivo para que luego, en el último tercio del choque, Pestano garantice hermeticidad detrás del plato.

Pero eso no es probable que suceda, a tenor con lo visto hasta el momento. Lo seguro es que no nos debemos resignar a que todos nuestros receptores sean inocuos con el barquillo en ristre. Mucho menos en un equipo que sufre tanto -tantísimo- para anotar carreras.