El derecho cubano Vicyohandry Odelín fácilmente podría ser declarado el enemigo público número uno de Puerto Rico.
 
Hace ocho años, en ocasión del I Clásico Mundial de Béisbol, fue el ganador del juego que eliminó a los boricuas en la segunda ronda y le dio a Cuba el boleto a semifinales. Este martes, amarró a su antojo a los Indios de Mayagüez, al dejarlos en una carrera y dos hits en nueve entradas completas para derrotarlos 2-1.

Ahora el campeón de Puerto Rico está con el agua al cuello y tiene que ganarle obligatoriamente a los Navegantes de Magallanes el miércoles si quiere seguir con vida en la Serie del Caribe 2014.

Mayagüez no bateó un hit en los últimos ocho episodios y jugó erráticamente a la defensa, con tres pifias que provocaron las dos carreras de los cubanos.

"Cuando tú cometes errores le das la oportunidad al otro equipo de anotar carreras y eso fue lo que ocurrió, aunque también tenemos que quitarnos el sombrero ante el lanzador del equipo de Cuba, que aguantó y maniató nuestra ofensiva", manifestó Baerga, quien destacó la labor de Joel Piñeiro, quien permitió dos carreras sucias.

"Joel hizo tremendo trabajo y si no hubiéramos cometido los errores no hubiera permitido ninguna carrera y el juego hubiera terminado 1-0".

"Yo sabía que el equipo de Cuba, teniendo 0-3, iba a salir aguerrido, a darlo todo en el terreno, como lo vimos", añadió Baerga, quien consideró que la clave para el miércoles ante Venezuela será atacar desde el principio y tratar de anotar carreras temprano.

Un triunfo boricua enviaría a Villa Clara de regreso a la isla. En caso de una victoria venezolana, serían los puertorriqueños quienes se irían, al quedar con idéntico récord de 1-3 que Cuba y entonces definiría el resultado entre ambos.