En otro partido rompecorazones, Holanda venció este sábado a Cuba, dos carreras por una, y ganó de forma sorprendente la Copa Mundial de béisbol, con sede en Panamá. El equipo cubano solo bateó cinco hits, dos de ellos en el noveno inning, y así se puso la soga al cuello.
Urquiola sorprendió dándole la bola a Yulieski González, quien estaba pintado para el juego contra Canadá, pero no encajaba en este. Sin embargo, el zurdo trabajó muy bien durante el primer tercio, en franco duelo con el derecho Rob Cordemans, un viejo conocido.
De todas formas, Cuba marcó primero en el cuarto capítulo, cuando Cepeda pegó doble, llegó a tercera por wild pitch y anotó con el fly de sacrificio de Despaigne. Pero Holanda reaccionó enseguida y tomó el mando en la parte baja de esa entrada, con tres hits y dos carreras.
Ahí el propio lanzador cubano abrió la brecha cuando le dio boleto al tercer bate holandés, Sidney de Jong. Después, el zurdo toleró el empate con cañonazos seguidos de Curt Smith y Brian Engelhardt. Entonces Urquiola trajo a Freddy Asiel, quien permitió el hit decisivo de Jonathan Schoop.
En lo adelante, Cordemans mantuvo sin más hits a la batería cubana hasta el octavo capítulo, cuando Rudy Reyes pegó doble como emergente, tras un out. Ahí el alto mando holandés no lo pensó para cambiar al pitcher y traer al veloz Juan Carlos Sulbarán, otro conocido.
El derecho aceptó hit por el cuadro de Rusney, pero dominó a Bell y a Cepeda. En el noveno permitió cohete de Yulieski, tras el out de Despaigne, y fue sustituido a la carrera por David Bergman.
Este retiró a Pito Abreu, pero aceptó hit de Michel. Entonces Olivera salió a batear y pegó una buena línea, pero salió de frente al antesalista y así terminó el juego.
En fin, perdimos la tercera final mundial consecutiva y otro equipo nos ganó dos veces en un mismo torneo. De nuevo rotamos mal el pitcheo y terminamos extrañando a algún jugador que se quedó en casa.
Veremos si hay cambios en el equipo de cara a los Juegos Panamericanos, porque sobran lanzadores para cinco juegos y algunos bateadores como Duvergel tuvieron muy bajo rendimiento. ¿Qué me dicen?
De momento, nos tocó sufrir otro desengaño. Ya la historia es larga… y la vida es corta.
Urquiola sorprendió dándole la bola a Yulieski González, quien estaba pintado para el juego contra Canadá, pero no encajaba en este. Sin embargo, el zurdo trabajó muy bien durante el primer tercio, en franco duelo con el derecho Rob Cordemans, un viejo conocido.
De todas formas, Cuba marcó primero en el cuarto capítulo, cuando Cepeda pegó doble, llegó a tercera por wild pitch y anotó con el fly de sacrificio de Despaigne. Pero Holanda reaccionó enseguida y tomó el mando en la parte baja de esa entrada, con tres hits y dos carreras.
Ahí el propio lanzador cubano abrió la brecha cuando le dio boleto al tercer bate holandés, Sidney de Jong. Después, el zurdo toleró el empate con cañonazos seguidos de Curt Smith y Brian Engelhardt. Entonces Urquiola trajo a Freddy Asiel, quien permitió el hit decisivo de Jonathan Schoop.
En lo adelante, Cordemans mantuvo sin más hits a la batería cubana hasta el octavo capítulo, cuando Rudy Reyes pegó doble como emergente, tras un out. Ahí el alto mando holandés no lo pensó para cambiar al pitcher y traer al veloz Juan Carlos Sulbarán, otro conocido.
El derecho aceptó hit por el cuadro de Rusney, pero dominó a Bell y a Cepeda. En el noveno permitió cohete de Yulieski, tras el out de Despaigne, y fue sustituido a la carrera por David Bergman.
Este retiró a Pito Abreu, pero aceptó hit de Michel. Entonces Olivera salió a batear y pegó una buena línea, pero salió de frente al antesalista y así terminó el juego.
En fin, perdimos la tercera final mundial consecutiva y otro equipo nos ganó dos veces en un mismo torneo. De nuevo rotamos mal el pitcheo y terminamos extrañando a algún jugador que se quedó en casa.
Veremos si hay cambios en el equipo de cara a los Juegos Panamericanos, porque sobran lanzadores para cinco juegos y algunos bateadores como Duvergel tuvieron muy bajo rendimiento. ¿Qué me dicen?
De momento, nos tocó sufrir otro desengaño. Ya la historia es larga… y la vida es corta.