Las autoridades del deporte en Cuba confirmaron recientemente que el lanzador Freddy Asiel Álvarez no podrá trabajar más en lo que resta de la 53 Serie Nacional de Béisbol, justo como se dispusiera en la sanción decretada el pasado mes de febrero, tras los penosos incidentes del juego entre Villa Clara y Matanzas en el parque Victoria de Girón.
Realmente, no constituye una sorpresa el hecho de que la medida sea ratificada, pues la comisión encargada de revisar el caso no ofreció, en ningún momento, pistas sobre el posible levantamiento, sin obviar que el proceso había estado marcado por múltiples imprudencias y desatinos, los cuales, como es lógico, provocaron el descontento del atleta y la afición.
En este punto, resulta oportuno explicar, detalle a detalle, cada episodio de la historia.
El 18 de febrero, un día después de la trifulca en el estadio Victoria de Girón, se anuncian, públicamente, las sanciones al matancero Demis Valdés (un año de suspensión), el lanzador Freddy Asiel Álvarez y el árbitro Osvaldo de Paula, ambos separados por el resto de actual temporada.
El 25 de febrero, mediante una nota de prensa, sin carácter oficial, la Dirección Nacional de Béisbol informa su sanción a Freddy Asiel, quien interpreta (el documento se lo permite) que ya dispone de diez días hábiles para apelar.
El 10 de marzo Freddy Asiel presenta su apelación formal y queda a la espera de que las autoridades del INDER y su respectiva comisión disciplinaria, formada extraordinariamente para atender el caso, respondan la misiva.
El 14 de marzo, Jorge Polo Vázquez, vicepresidente del INDER, informa al periódico Granma que en breve darán respuesta a la reclamación del pitcher villaclareño.
El 17 de marzo, cuando todos esperaban el veredicto de la apelación, Freddy Asiel recibe una Resolución de Sanción —entiéndase como notificación OFICIAL de su sanción—, comunicándole su separación definitiva del campeonato, en la cual, uno de los RESUELVO le ofrece la posibilidad de apelar en el término de diez días hábiles. Como detalle extraño, el documento estaba fechado el 3 de marzo en La Habana, por lo que entendemos que, desde su confección y firma, tardó 14 jornadas en llegar a manos del serpentinero naranja.
El 17 de marzo, con el papel en sus manos, Freddy Asiel se pregunta, una y otra vez, qué demonios está pasando. ¿Acaso su apelación de una semana atrás quedó en el olvido? ¿Acaso era una broma el hecho de que, según el documento, pudiera realmente apelar seis días antes de la conclusión del campeonato?
Hasta aquí llegan los episodios, un tanto enredados por el ir y venir de papeles, lo cual, a la postre, complicó un asunto que no tuvo que llegar jamás al extremo del descontento de una de las partes, provocada en este caso por la división, en dos caminos, de un proceso jurídico.
Las autoridades del INDER han expresado que, en aras de agilizar la apelación de Freddy Asiel, tramitaron la misma sin haberle notificado oficialmente, una violación flagrante del proceso jurídico. Para evitarla, pudieron rechazar el documento de apelación presentado por Freddy Asiel el 10 de marzo, o bien anexar a la Resolución de Sanción oficial (17 de marzo) una aclaración de que ya su apelación corría, a fin de reforzar su buena voluntad y evitar malos entendidos.
De igual forma, pudieron mandar el documento en tiempo, justo cuando se confeccionó el 3 de marzo, y no esperar casi dos semanas para el envío, responsabilidad también de la Dirección Nacional de Béisbol, que anda, para variar, a la deriva, por la ausencia de Higinio Vélez, operado recientemente de la vista.
Pero las autoridades del INDER se niegan rotundamente a reconocer sus fallas en el proceso. Para ellos es suficiente reunirse cara a cara con Freddy Asiel y decirle que es un buen atleta, que ha protagonizado múltiples hazañas para el deporte de su provincia y del país, y que cuentan con él para los compromisos internaciones de este año.
En fin, toda una historia de espanto, porque Freddy Asiel no podrá lanzar más esta temporada y le ha tocado vivir días de soberana tensión por la ineptitud de unos cuantos mandamases. Una historia de espanto, porque esos mismos jefes no tuvieron (y dudo que la tengan) la suficiente visión para sancionar ejemplarmente al matancero Demis Valdés, a mi juicio el principal responsable de esta historia (confundió el terreno de pelota con un coliseo).
Realmente, no constituye una sorpresa el hecho de que la medida sea ratificada, pues la comisión encargada de revisar el caso no ofreció, en ningún momento, pistas sobre el posible levantamiento, sin obviar que el proceso había estado marcado por múltiples imprudencias y desatinos, los cuales, como es lógico, provocaron el descontento del atleta y la afición.
En este punto, resulta oportuno explicar, detalle a detalle, cada episodio de la historia.
El 18 de febrero, un día después de la trifulca en el estadio Victoria de Girón, se anuncian, públicamente, las sanciones al matancero Demis Valdés (un año de suspensión), el lanzador Freddy Asiel Álvarez y el árbitro Osvaldo de Paula, ambos separados por el resto de actual temporada.
El 25 de febrero, mediante una nota de prensa, sin carácter oficial, la Dirección Nacional de Béisbol informa su sanción a Freddy Asiel, quien interpreta (el documento se lo permite) que ya dispone de diez días hábiles para apelar.
El 10 de marzo Freddy Asiel presenta su apelación formal y queda a la espera de que las autoridades del INDER y su respectiva comisión disciplinaria, formada extraordinariamente para atender el caso, respondan la misiva.
El 14 de marzo, Jorge Polo Vázquez, vicepresidente del INDER, informa al periódico Granma que en breve darán respuesta a la reclamación del pitcher villaclareño.
El 17 de marzo, cuando todos esperaban el veredicto de la apelación, Freddy Asiel recibe una Resolución de Sanción —entiéndase como notificación OFICIAL de su sanción—, comunicándole su separación definitiva del campeonato, en la cual, uno de los RESUELVO le ofrece la posibilidad de apelar en el término de diez días hábiles. Como detalle extraño, el documento estaba fechado el 3 de marzo en La Habana, por lo que entendemos que, desde su confección y firma, tardó 14 jornadas en llegar a manos del serpentinero naranja.
El 17 de marzo, con el papel en sus manos, Freddy Asiel se pregunta, una y otra vez, qué demonios está pasando. ¿Acaso su apelación de una semana atrás quedó en el olvido? ¿Acaso era una broma el hecho de que, según el documento, pudiera realmente apelar seis días antes de la conclusión del campeonato?
Hasta aquí llegan los episodios, un tanto enredados por el ir y venir de papeles, lo cual, a la postre, complicó un asunto que no tuvo que llegar jamás al extremo del descontento de una de las partes, provocada en este caso por la división, en dos caminos, de un proceso jurídico.
Las autoridades del INDER han expresado que, en aras de agilizar la apelación de Freddy Asiel, tramitaron la misma sin haberle notificado oficialmente, una violación flagrante del proceso jurídico. Para evitarla, pudieron rechazar el documento de apelación presentado por Freddy Asiel el 10 de marzo, o bien anexar a la Resolución de Sanción oficial (17 de marzo) una aclaración de que ya su apelación corría, a fin de reforzar su buena voluntad y evitar malos entendidos.
De igual forma, pudieron mandar el documento en tiempo, justo cuando se confeccionó el 3 de marzo, y no esperar casi dos semanas para el envío, responsabilidad también de la Dirección Nacional de Béisbol, que anda, para variar, a la deriva, por la ausencia de Higinio Vélez, operado recientemente de la vista.
Pero las autoridades del INDER se niegan rotundamente a reconocer sus fallas en el proceso. Para ellos es suficiente reunirse cara a cara con Freddy Asiel y decirle que es un buen atleta, que ha protagonizado múltiples hazañas para el deporte de su provincia y del país, y que cuentan con él para los compromisos internaciones de este año.
En fin, toda una historia de espanto, porque Freddy Asiel no podrá lanzar más esta temporada y le ha tocado vivir días de soberana tensión por la ineptitud de unos cuantos mandamases. Una historia de espanto, porque esos mismos jefes no tuvieron (y dudo que la tengan) la suficiente visión para sancionar ejemplarmente al matancero Demis Valdés, a mi juicio el principal responsable de esta historia (confundió el terreno de pelota con un coliseo).