Casi a punto de culminar su primera visita a Cuba, los afamados ex beisbolistas de las Grades Ligas de Estados Unidos Ken Griffey Jr. y Barry Larkin, accedieron gentilmente a un contacto con un equipo de la prensa cubana.
 
El diálogo se produjo en un hotel del litoral oeste de La Habana, donde ambas estrellas arribaron puntualmente a la hora acordada, muestra de su profesionalidad también fuera del diamante.
 
Junto a ellos también estaban el ex lanzador de Grandes Ligas Joe Logan, y la softbolista Natasha Watley, igualmente integrantes del grupo de deportistas estadounidenses que visitan Cuba como parte de un intercambio cultural entre los dos países, promovido por Educational Travel Alliance.
 
El primero en manifestar su grata impresión fue Larkin, recordado por la afición cubana por su desempeño como mánager de Brasil en el Tercer Clásico Mundial (2013) y miembro del Salón de la Fama de Cooperstown.
 
A la pregunta de si encontraron en Cuba la pasión que esperaban ver por el béisbol, la respuesta de Larkin, quien jugó 18 temporadas para los Rojos de Cincinnatti y se coronó campeón de la Serie Mundial en 1990, fue tajante.
 
“Completamente. Tuvimos la oportunidad de ir a un partido del campeonato nacional entre Industriales y Artemisa y vimos la pasión de los aficionados. También tuvimos la oportunidad de trabajar con los niños y hemos visto la pasión con que juegan y las  aspiraciones que tienen. También visitamos un juego de sóftbol femenino y nos llamó la atención cuánta energía le ponían a los entrenamientos”.
 
¿Que impresión les dejó ver dos equipos de primera división en Cuba?
 
Larkin: Lo que más nos impresionó fueron los aficionados, cómo apoyaban a sus equipos. La energía que se aprecia en el estadio, la música. Nosotros no tenemos eso en los Estados Unidos, es un poco más tranquilo.
 
Griffey: Los aficionados no pararon de animar durante los cinco o seis innings en el juego en que estuvimos. La mayoría de los jugadores tenía muy buena base; para jugar béisbol en el mayor nivel de las Grandes Ligas hay que tener una muy buena base.
 
¿Pudiera mencionar algunos que le llamaron la atención?
 
El tercera base Yulieski Gourriel, el torpedero Alexander Ayala, el jardinero derecho Yasmani Tomás, el zurdo Yohandry Portal, y el receptor Yosvany Alarcón, de este último, me gustaron mucho sus movimientos.
 
¿Que virtudes apreciaron en los niños?
 
Larkin: La mayoría de los que vimos tienen muy formación. El objetivo es que tengan una buena experiencia y la puedan disfrutar. Estamos hablando de niños de entre 7 y 9 años, en la medida que comienzan a crecer y a madurar es mas fácil controlar su atención. Ahora lo ven como un juego, luego lo verán como un deporte.
 
Griffey: Le ponen mucha energía y pasión al juego. Los niños cubanos crecen con un deseo muy fuerte de querer jugar al béisbol.   Ejecutan muy bien las técnicas básicas de atacar la pelota, recibirla, de estar en una posición segura para lanzar. Lo más importante del béisbol es la base.
 
Durante su visita tuvieron la oportunidad de conversar con el vicepresidente de la Federación Internacional (IBAF), Antonio  Castro ¿Sobre que temas versó la conversación?
 
Larkin: Solamente nos saludamos, somos amigos. El va a ser padre otra vez pronto y está muy centrado en eso. Su esposa está saludable y le va muy bien. Coincidimos en Japón en el Clásico cuando yo era el mánager de Brasil y en aquel momento cuando lo vi de manera accidental, le comenté mis aspiraciones de venir a Cuba, fue lo primero que le dije. Pero no hemos abordado ningún tema formal. Lo único que se habló de béisbol es que su hijo sea un bateador zurdo.
 
Los jugadores cubanos tienen que abandonar su país para poder jugar en Grandes Ligas por las leyes del gobierno de Estados Unidos. Muchos pudieran jugar en la MLB, pero no quieren abandonar Cuba. ¿Pudieran ser ustedes, quizás, embajadores de un mensaje al gobierno de su país para permitir un intercambio deportivo más fluido?
 
Larkin: Es difícil responder cualquier pregunta relacionada con la política, pues no es la razón de nuestra visita. El béisbol es un deporte mundial y en un mundo ideal todos tendrían la oportunidad de jugar béisbol al mayor nivel. Sería lo ideal, pero ese tema no ha sido el objetivo de nuestro viaje.
Les puedo decir sin embargo que la MBL y los aficionados de Estados Unidos están muy contentos de tener a jugadores como  Yasiel Puig, Yoennis Céspedes y José Fernández. Son tres nombres de jugadores famosos que están ahora en Estados Unidos. Como jugadores y aficionados nuestro deseo en un futuro es poder ver a los mejores jugadores del mundo jugando en las Ligas Mayores.
 
Encuestas recientes revelan que el 56 por ciento de los estadounidenses está a favor de un cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba. ¿Algún comentario de ustedes?
 
No.
 
¿Cómo nació la amistad entre ustedes?
 
Griifey: En Cincinnatti fuimos al mismo preuniversitario.  Su hermano más pequeño estaba en el último año y entraba. El me acogió y me ayudó mucho.
Dos años después ya Barry estaba en las Grandes Ligas y era la otra persona a quien iba a observar en las Grandes Ligas, además de mi padre.
 
¿Algo que no van a olvidar de esta visita o algo que se hayan propuesto y no lograron?
 
Griffey: He disfrutado todo el viaje. Todo ha sido muy gratificante;
tener las experiencias de cosas nuevas, de los niños, estar aquí en el terreno…
 
Larkin: El haber nacido y crecido en los Estados Unidos y no haber tenido la libertad de poder venir a Cuba, hacia preguntarme  qué encontraría aquí. Así que al llegar, estaba sorprendido de todo. Quería ver cómo entrenaban los jugadores y cómo se puede inculcar tanta pasión. Me impresionaron algunos jugadores con los que compartimos.

Uno de los momentos que marcó una huella fue la pasión de los aficionados, el calor y la hospitalidad del pueblo. Otro ha sido el ver  taxis americanos antiguos por todos lados. Eso si vale la pena verlo, no lo ves a menudo en los Estados Unidos
 
¿Cuál fue el momento más significativo en sus carreras?
 
Griffey: Jugar con mi padre.
 
Larkin: Ganar la Serie Mundial (1990).
 
El béisbol está luchando por regresar a los Juegos Olímpicos, pero como éstos coinciden con la temporada de las Grandes Ligas muchas estrellas no asisten. ¿Qué piensan al respecto?
 
Larkin: Creo que pudiera existir un acuerdo entre el Comité Olímpico y las Grandes Ligas. Participé en unos Juegos Olímpicos, una gran experiencia y un orgullo. Estoy seguro que muchos jugadores de las Grandes Ligas estarían orgullosos de representar a sus países, si el béisbol regresara a los Juegos Olímpicos.
 
Algún mensaje a la afición cubana del béisbol.
 
Larkin: Le envío un saludo a todos los fanáticos en Cuba. Hemos pasado grandes  momentos aquí y estamos muy agradecidos de todos.
 
Luego de firmar algunos autógrafos y posar para las cámaras, ambos jugadores y el resto del grupo deportivo estadounidense se despidieron de manera cordial y prometieron otra visita, sin precisar fecha.
 
Para el grupo de reporteros fueron minutos inolvidables. Departir por casi media hora con estas leyendas constituye un verdadero privilegio para cualquier amante del béisbol. No olvidemos que Griffey es el sexto jonronero de la historia de las Grandes Ligas, con 630 vuelacercas, y Larkin es uno de los torpederos más completos y consistentes que han pasado por la Gran Carpa.