La 52 Serie Nacional de béisbol dejó en la memoria de los aficionados guantanameros disímiles malos momentos que aún hoy, nos hacen desear al menos un minuto de Alzheimer, para no pensar, para no rememorar el deplorable estado del pitcheo, la inconstancia en la ofensiva, la desmotivación. Porque dicen que recordar es volver a vivir.

Pero sin lugar a dudas, uno de los instantes que muchos quisiéramos desaparecer, fue aquel en el que vimos cómo un simple mal paso, mandaba a la banca durante casi toda la campaña al jardinero central de los Indios, a mi entender, el necesario primer bate de la selección cubana: Giorvis Duvergel Rojas.

Sucedió en la quinta subserie de la temporada. Guantánamo enfrentaba a Ciego de Ávila, en ese entonces campeón nacional. Un corrin de home a primera, de esos en los que casi lo vemos volar, concluyó de la manera más triste, como una fiesta sin anfitrión.

“Giorvis sufrió una rotura de la miofribilla en la parte baja de su muslo derecho, en aquel momento le aplicamos todos los procedimientos médicos requeridos aunque no teníamos la certeza de la gravedad de la lesión”, comenta a Diana Armando Guerra, fisioterapeuta del conjunto guantanamero.

“Fueron precisas varias pruebas, tanto aquí como en la vecina Santiago de Cuba, pero no fue hasta que lo llevamos a Las Tunas que un ultrasonido determinó el estado en el que verdaderamente se encontraba la pierna del atleta”, argumentó.

Una condición que no impidió que Duvergel intentara ayudar a la causa de su equipo, su bateo durante las últimas subseries de la campaña y por qué no, también su palmarés, posibilitaron que el mentor espirituano Yovani Aragón, lo solicitara como refuerzo de los Gallos, una franela que no alcanzó a vestir.

“Cuando Aragón me llamó yo estaba todavía bajo tratamiento, pero fui hasta allá, comencé a entrenar con la mejor disposición y bajo una rigurosa supervisión médica, pero no podía, por eso se determinó que retornara a Guantánamo para evitar males mayores”, nos cuenta Giorvis.

La buena fortuna permitió que esta situación se adentrara cada vez más en el sendero del olvido. El Pinki, como cariñosamente se le conoce, se restablece y regresa con nuevos bríos y mejores ánimos a los entrenamientos con la mirada puesta en la venidera temporada beisbolera y en mucho más.

“El tratamiento continúa y seguimos supervisándolo pero el alta médica ya la tiene. Ahora tendrá que reintegrase poco a poco, mantener la disciplina, sobre todo a la hora de realizar los calentamientos que son claves para no recaer”, afirma Guerra.

“La afición guantanamera que me espere, voy a volver al terreno a hacer lo que mejor se me da, jugar pelota y bien, para poder apoyar a mi equipo que este año tendrá muchas figuras jóvenes”, expresó el center field del Guaso.

Cuando se dialoga con un estelar de la pelota cubana esta pregunta no puede faltar: ¿piensas en el equipo Cuba?, la respuesta es inmediata.

“Por supuesto, ese es el sueño de todo atleta y nosotros como peloteros aunque tengamos una edad algo avanzada si nos sentimos bien física y deportivamente, nunca se descarta la posibilidad de integrar una selección nacional”, afirmó.

La 52 Serie de béisbol es historia. La próxima, a pesar de que no augura una gran actuación de los nuestros, -cómo quisiera equivocarme en ese sentido-, sí presagia que podremos corear al ritmo de la conga esto que dice: Oye te cogió el mejor.