Quienes escribieron su hoja de ruta de la final beisbolera cubana para solo cuatro o cinco partidos, creo que deben cambiar los planes, porque los Piratas de la Isla de la Juventud igualaron este sábado el compromiso con los Tigres avileños y ahora todo pinta a que habrá de nuevo partidos en el estadio José Ramón Cepero.
Es cierto que cualquiera de los dos conjuntos puede barrer en el Cristóbal Labra pinero, pero parece sumamente improbable, sobre todo a esta altura del campeonato, cuando ya los dos contendientes han mostrado un nivel tan parejo que tiene nivelada la Serie.
“Han sido dos juegos reñidos, muy pegados, y nosotros siempre hemos tenido confianza en la victoria. En este segundo choque salimos detrás por dos equivocaciones, dos lanzamientos que fueron jonrones, pero después remontamos al producir en situaciones cumbres”, señaló en conferencia de prensa el mentor pinero José Luis Rodríguez Pantoja, quien bromeó al asegurar que todo indica que su novena será coronada.
Existe esa posibilidad, sin dudas, porque los Piratas en su tierra son muy incómodos, y allí los Tigres ya experimentaron las más amargas experiencias, con una barrida en la temporada regular, resultado que tratarán de revertir ahora, cuando los juegos tienen un valor añadido muy superior.
Eso sí, los avileños no pueden seguir sin conectar a la hora buena, uno de los aspectos que limitó por completo sus opciones en el segundo desafío, en el cual tres capitalinos, Alfredo Rodríguez, Rigoberto Gómez y Jorge Luis Barcelán despacharon líneas cruciales.
“Es cierto que soy el noveno bate, pero los lanzadores ya no me regalan lanzamientos tan sencillos, porque me conocen. He tenido un año bastante bueno con el bate, a pesar de ser novato, y no me he sentido presionado en momentos de tensión”, señaló a Granma Alfredo Rodríguez, también inmenso con el guante en el campo corto.
La mayoría de ese despliegue ofensivo de los Piratas llegó contra los apagafuegos de la tierra de la piña, inefectivos en la protección del abridor Alaín Sánchez, de aceptable labor en su trayecto.
El diestro villaclareño permitió ocho jits y dos limpias en 6,1 entradas de labor, con cuatro ponches sin boletos, fruto de reducir notablemente su cantidad de envíos en la zona alta, pero Vladimir García, ahora como apagafuegos, no pudo sacar outs cuando entró en el séptimo, al permitir dobles remolcadores de Rodríguez y Dainier Gálvez que dieron la vuelta al marcador.
“Hemos decidido colocarlo en el bullpen, y consideramos que es un rol importante, porque en la actualidad los pitchers del último tercio son decisivos. Si está en esa función, que conoce por sus inicios como cerrador, es porque se encuentra en buenas condiciones, mantiene su velocidad, solo que ha presentado problemas con la ubicación de los envíos, algo que debe solucionar”, explicó el manager avileño Roger Machado.
“Después de Vladimir, tampoco Cano cumplió su misión y permitió el cuadrangular de Barcelán, que abrió el partido y nos dejó con menos opciones en el cierre. Además, tampoco bateamos a la hora buena y eso te pasa la cuenta, habrá que corregirlo de cara a los próximos encuentros”, añadió Machado.
Justo este último detalle fue nefasto para los Tigres, que dejaron a 12 corredores en circulación, ocho de ellos en posición anotadora, deficiencia que siempre te pasa factura, sobre todo contra un conjunto que aprovecha la menor oportunidad para marcar la diferencia.
Los avileños comenzaron impetuosos, pues José Adolis García salió con el smoking de jonronero, y bien puesto, porque para burlar el fuerte viento que soplaba en contra había que darle en la cara a la Mizuno, sobre todo si se buscaba desaparecerla por el bosque izquierdo.
Por ejemplo, Yeniet Pérez y Yoelvis Fiss, chocaron con ese muro invisible, pero el hombre proa de los Tigres mostró su descomunal poder y abrió el marcador en el mismo capítulo inicial.
Pero el bombazo de José Adolis fue solo un amago, después el relevista Jesús Amador aplacó el temporal, salvo por otro vuelacercas, y mantuvo el pleito pegado hasta entregárselo a Danny Aguilera, de nuevo victorioso con un trabajo efectivo hasta el noveno, cuando necesitó el auxilio de Héctor Mendoza.
“Debo agradecer a todo el equipo médico que me atendió antes de la temporada, son responsables de mi rendimiento, además del entrenamiento, que me ha permitido llegar en buenas condiciones a este tramo, a pesar de acumular bastantes innings en el campeonato por la necesidad del equipo”, sostuvo Aguilera, el caballo de batalla de los Piratas.
Otro baluarte de los pineros en el desafío sabatino, Jorge Luis Barcelán, dijo estar muy contento por despachar el batazo clave del encuentro, y aseguró estar cumpliendo un sueño al jugar en postemporada.
Después de este triunfo de La Isla, todos en el Cepero escondieron las escobas que llevaron para desafiar a los Piratas, capaces de responder y no achicarse, como lo han hecho en toda la contienda, sin prisa pero sin pausa, paso a paso en busca de un sueño para muchos imposible.
Ahora con la final empatada, las hostilidades se trasladan al Labra pinero a partir de este lunes (1:15 p.m.), para el cual fueron confirmados los abridores Yoalkis Cruz y Yander Guevara por Isla de la Juventud y Ciego de Ávila, respectivamente.
Es cierto que cualquiera de los dos conjuntos puede barrer en el Cristóbal Labra pinero, pero parece sumamente improbable, sobre todo a esta altura del campeonato, cuando ya los dos contendientes han mostrado un nivel tan parejo que tiene nivelada la Serie.
“Han sido dos juegos reñidos, muy pegados, y nosotros siempre hemos tenido confianza en la victoria. En este segundo choque salimos detrás por dos equivocaciones, dos lanzamientos que fueron jonrones, pero después remontamos al producir en situaciones cumbres”, señaló en conferencia de prensa el mentor pinero José Luis Rodríguez Pantoja, quien bromeó al asegurar que todo indica que su novena será coronada.
Existe esa posibilidad, sin dudas, porque los Piratas en su tierra son muy incómodos, y allí los Tigres ya experimentaron las más amargas experiencias, con una barrida en la temporada regular, resultado que tratarán de revertir ahora, cuando los juegos tienen un valor añadido muy superior.
Eso sí, los avileños no pueden seguir sin conectar a la hora buena, uno de los aspectos que limitó por completo sus opciones en el segundo desafío, en el cual tres capitalinos, Alfredo Rodríguez, Rigoberto Gómez y Jorge Luis Barcelán despacharon líneas cruciales.
“Es cierto que soy el noveno bate, pero los lanzadores ya no me regalan lanzamientos tan sencillos, porque me conocen. He tenido un año bastante bueno con el bate, a pesar de ser novato, y no me he sentido presionado en momentos de tensión”, señaló a Granma Alfredo Rodríguez, también inmenso con el guante en el campo corto.
La mayoría de ese despliegue ofensivo de los Piratas llegó contra los apagafuegos de la tierra de la piña, inefectivos en la protección del abridor Alaín Sánchez, de aceptable labor en su trayecto.
El diestro villaclareño permitió ocho jits y dos limpias en 6,1 entradas de labor, con cuatro ponches sin boletos, fruto de reducir notablemente su cantidad de envíos en la zona alta, pero Vladimir García, ahora como apagafuegos, no pudo sacar outs cuando entró en el séptimo, al permitir dobles remolcadores de Rodríguez y Dainier Gálvez que dieron la vuelta al marcador.
“Hemos decidido colocarlo en el bullpen, y consideramos que es un rol importante, porque en la actualidad los pitchers del último tercio son decisivos. Si está en esa función, que conoce por sus inicios como cerrador, es porque se encuentra en buenas condiciones, mantiene su velocidad, solo que ha presentado problemas con la ubicación de los envíos, algo que debe solucionar”, explicó el manager avileño Roger Machado.
“Después de Vladimir, tampoco Cano cumplió su misión y permitió el cuadrangular de Barcelán, que abrió el partido y nos dejó con menos opciones en el cierre. Además, tampoco bateamos a la hora buena y eso te pasa la cuenta, habrá que corregirlo de cara a los próximos encuentros”, añadió Machado.
Justo este último detalle fue nefasto para los Tigres, que dejaron a 12 corredores en circulación, ocho de ellos en posición anotadora, deficiencia que siempre te pasa factura, sobre todo contra un conjunto que aprovecha la menor oportunidad para marcar la diferencia.
Los avileños comenzaron impetuosos, pues José Adolis García salió con el smoking de jonronero, y bien puesto, porque para burlar el fuerte viento que soplaba en contra había que darle en la cara a la Mizuno, sobre todo si se buscaba desaparecerla por el bosque izquierdo.
Por ejemplo, Yeniet Pérez y Yoelvis Fiss, chocaron con ese muro invisible, pero el hombre proa de los Tigres mostró su descomunal poder y abrió el marcador en el mismo capítulo inicial.
Pero el bombazo de José Adolis fue solo un amago, después el relevista Jesús Amador aplacó el temporal, salvo por otro vuelacercas, y mantuvo el pleito pegado hasta entregárselo a Danny Aguilera, de nuevo victorioso con un trabajo efectivo hasta el noveno, cuando necesitó el auxilio de Héctor Mendoza.
“Debo agradecer a todo el equipo médico que me atendió antes de la temporada, son responsables de mi rendimiento, además del entrenamiento, que me ha permitido llegar en buenas condiciones a este tramo, a pesar de acumular bastantes innings en el campeonato por la necesidad del equipo”, sostuvo Aguilera, el caballo de batalla de los Piratas.
Otro baluarte de los pineros en el desafío sabatino, Jorge Luis Barcelán, dijo estar muy contento por despachar el batazo clave del encuentro, y aseguró estar cumpliendo un sueño al jugar en postemporada.
Después de este triunfo de La Isla, todos en el Cepero escondieron las escobas que llevaron para desafiar a los Piratas, capaces de responder y no achicarse, como lo han hecho en toda la contienda, sin prisa pero sin pausa, paso a paso en busca de un sueño para muchos imposible.
Ahora con la final empatada, las hostilidades se trasladan al Labra pinero a partir de este lunes (1:15 p.m.), para el cual fueron confirmados los abridores Yoalkis Cruz y Yander Guevara por Isla de la Juventud y Ciego de Ávila, respectivamente.