Se sabía que el relevista Juan Ramón Olivera Verdecia –un lanzador lateral de envíos cortantes y muy fuerte físicamente- iba a tener una temporada 2015-2016 muy rigurosa. Ya en la pasada Serie Nacional su labor fue imprescindible en el trayecto de Granma hacia la reconquista del cuarto lugar.
Se contaba con Olivera para matar partidos. Él haría mancuerna con Ciro Silvino Licea González para asegurar las postrimerías. Sin embargo, la no disponibilidad de Ciro –quien está en el equipo pero no en la rotación- y el pésimo desempeño del resto del bullpen ha obligado al manager Carlos Martí Santos a echar mano del derecho de Mabay cada vez que las circunstancias del juego se lo exigen y el reglamento lo permite.
Así, Olivera comenzó con su trabajo habitual de una o a lo sumo dos entradas, pero en el transcurso del torneo ha tenido que trabajar de tres y hasta 5,2 innings. En 26 partidos tiene 12 apariciones y a estas alturas no es el mismo serpentinero efectivo de hace seis relevos atrás y mucho menos el de la 54 SNB.
El afán por la victoria hoy se traduce en una inefectividad de Olivera, la que se refleja de manera evidente en los números.
Durante las últimas seis presentaciones –es decir el 50 por ciento de las salidas- permite 11,0 de promedio de carreras limpias, le batean para 450 de average (48-18) y se le embazan tres bateadores por entradas completas (WHIP). Además, ha regalado nueve boletos (uno por entrada), lanzado tres wilds y propinado dos pelotazos, con solo cinco ponches.
Estas estadísticas no solo nos dicen el declive de Juan Ramón, sino también que el cuerpo técnico de Los Alazanes está poniendo los partidos “pegados” en manos de un lanzador que no resolverá el problema. Aquí están los resultados: en este período ganó uno (entro con ventaja y se lo empataron), salvó otro y perdió tres (dos empatados y uno con ventaja de 2-0).
Todavía es temprano para oxigenar a Olivera, sobre todo si pretendemos que en una segunda mitad de campeonato –a la que aspiran a llegar los granmenses- Los Alazanes puedan contar con un brazo fuerte que le aporte más certidumbre. Por el contrario, es cuestión de tiempo para que explote.
Se contaba con Olivera para matar partidos. Él haría mancuerna con Ciro Silvino Licea González para asegurar las postrimerías. Sin embargo, la no disponibilidad de Ciro –quien está en el equipo pero no en la rotación- y el pésimo desempeño del resto del bullpen ha obligado al manager Carlos Martí Santos a echar mano del derecho de Mabay cada vez que las circunstancias del juego se lo exigen y el reglamento lo permite.
Así, Olivera comenzó con su trabajo habitual de una o a lo sumo dos entradas, pero en el transcurso del torneo ha tenido que trabajar de tres y hasta 5,2 innings. En 26 partidos tiene 12 apariciones y a estas alturas no es el mismo serpentinero efectivo de hace seis relevos atrás y mucho menos el de la 54 SNB.
El afán por la victoria hoy se traduce en una inefectividad de Olivera, la que se refleja de manera evidente en los números.
Durante las últimas seis presentaciones –es decir el 50 por ciento de las salidas- permite 11,0 de promedio de carreras limpias, le batean para 450 de average (48-18) y se le embazan tres bateadores por entradas completas (WHIP). Además, ha regalado nueve boletos (uno por entrada), lanzado tres wilds y propinado dos pelotazos, con solo cinco ponches.
Estas estadísticas no solo nos dicen el declive de Juan Ramón, sino también que el cuerpo técnico de Los Alazanes está poniendo los partidos “pegados” en manos de un lanzador que no resolverá el problema. Aquí están los resultados: en este período ganó uno (entro con ventaja y se lo empataron), salvó otro y perdió tres (dos empatados y uno con ventaja de 2-0).
Todavía es temprano para oxigenar a Olivera, sobre todo si pretendemos que en una segunda mitad de campeonato –a la que aspiran a llegar los granmenses- Los Alazanes puedan contar con un brazo fuerte que le aporte más certidumbre. Por el contrario, es cuestión de tiempo para que explote.