México llegó soñando al Premier 12 de béisbol, desde el mismo arranque. Un grupo de peloteros con experiencia en Ligas Menores, la mayoría no nacidos en el país azteca, se reunieron a última hora para presentarse en el certamen, y de paso, evitar al país una dura sanción de cuatro años sin competir en eventos internacionales.
La medida de contingencia llegó después de los rumores que colocaban a la selección tricolor fuera del Premier 12, argumentando la Federación que por las negativas de las ligas profesionales mexicanas no era posible conformar una novena competitiva.
Y quién iba a decir que ese grupo alternativo, sin jugadores de renombre, realizaría una labor tan destacada en el Premier, avanzando hasta el selecto grupo de los cuatro grandes por encima de elencos mejor equipados como Venezuela o Canadá, sus víctimas en la muerte súbita de cuartos de final.
Pero este viernes los mexicanos despertaron del sueño al caer en semifinales con Estados Unidos, que los derrotó por abierta pizarra de 6-1, confirmándose como los principales verdugos de la tropa de Mike Brito en el Premier 12.
En la fase clasificatoria los aztecas ofrecieron tremenda resistencia en sus derrotas frente a Japón y Sudcorea, y desbancaron a Venezuela y República Dominicana, pero contra los norteños sucumbieron 10-0 y realmente no tuvieron ninguna opción de incordiar al plantel dirigido por el otrora estelar Willie Randolph.
Ahora la historia no fue muy diferente, porque los estadounidenses mostraron una sólida imagen en el duelo semifinal, apoyados en una ofensiva oportuna, que explotó al máximo la velocidad y los problemas del receptor Humberto Sosa para tirar a las almohadillas.
La tanda norteña se anotó tres robos y en general corrió bien por los senderos, buscando siempre ganar una base adicional en cada conexión. La fórmula rindió sus frutos, a pesar de que los cinco primeros hombres del lineup solo aportaron tres inatrapables en 21 turnos, con par de anotadas.
El protagonismo madero en ristre recayó sobre la parte de atrás de la alineación, que remolcó cinco carreras y anotó cuatro, liderados por el camarero Adam Frazier, Jugador Más Valioso del encuentro, quien pegó tres inatrapables, pisó el home en una oportunidad, sumó un robo de base y se apuntó cuatro asistencias a la defensa.
Justo Frazier pegó sencillo impulsor al derecho en el cuarto episodio, que sirvió para nivelar las acciones, pues los mexicanos habían tomado la delantera gracias a vuelacercas del receptor Humberto Sosa.
Ese jit de Frazier fue solo el comienzo de un voraz ataque norteño sobre el abridor Mark Serrano, quien explotó después de lanzar el primer tercio sin permitir inatrapables. Su relevo, Gerardo Sánchez, tampoco logró contener la embestida, que concluyó con un decisivo racimo de cinco anotaciones.
Con la cómoda ventaja, los lanzadores Zeke Spruill, Seth Simmons y Jake Barrett cubrieron toda la ruta en paz y tranquilidad, a ritmo de ocho ponches y solo una limpia en su cuenta. Spruill, el abridor, mostró velocidad sostenida en las bajas noventa millas (con escaladas ocasionales hasta las 94-95), las cuales contrastaron con un cambio de velocidad muy bien ubicado en la zona que sacó de balance a los bateadores mexicanos.
Simmons presentó algunos problemas con el comando pero se repuso y estampó un dominio consistente, mientras Barrett se encargó del cierre a toda máquina, para sellar el triunfo norteamericano.
La medida de contingencia llegó después de los rumores que colocaban a la selección tricolor fuera del Premier 12, argumentando la Federación que por las negativas de las ligas profesionales mexicanas no era posible conformar una novena competitiva.
Y quién iba a decir que ese grupo alternativo, sin jugadores de renombre, realizaría una labor tan destacada en el Premier, avanzando hasta el selecto grupo de los cuatro grandes por encima de elencos mejor equipados como Venezuela o Canadá, sus víctimas en la muerte súbita de cuartos de final.
Pero este viernes los mexicanos despertaron del sueño al caer en semifinales con Estados Unidos, que los derrotó por abierta pizarra de 6-1, confirmándose como los principales verdugos de la tropa de Mike Brito en el Premier 12.
En la fase clasificatoria los aztecas ofrecieron tremenda resistencia en sus derrotas frente a Japón y Sudcorea, y desbancaron a Venezuela y República Dominicana, pero contra los norteños sucumbieron 10-0 y realmente no tuvieron ninguna opción de incordiar al plantel dirigido por el otrora estelar Willie Randolph.
Ahora la historia no fue muy diferente, porque los estadounidenses mostraron una sólida imagen en el duelo semifinal, apoyados en una ofensiva oportuna, que explotó al máximo la velocidad y los problemas del receptor Humberto Sosa para tirar a las almohadillas.
La tanda norteña se anotó tres robos y en general corrió bien por los senderos, buscando siempre ganar una base adicional en cada conexión. La fórmula rindió sus frutos, a pesar de que los cinco primeros hombres del lineup solo aportaron tres inatrapables en 21 turnos, con par de anotadas.
El protagonismo madero en ristre recayó sobre la parte de atrás de la alineación, que remolcó cinco carreras y anotó cuatro, liderados por el camarero Adam Frazier, Jugador Más Valioso del encuentro, quien pegó tres inatrapables, pisó el home en una oportunidad, sumó un robo de base y se apuntó cuatro asistencias a la defensa.
Justo Frazier pegó sencillo impulsor al derecho en el cuarto episodio, que sirvió para nivelar las acciones, pues los mexicanos habían tomado la delantera gracias a vuelacercas del receptor Humberto Sosa.
Ese jit de Frazier fue solo el comienzo de un voraz ataque norteño sobre el abridor Mark Serrano, quien explotó después de lanzar el primer tercio sin permitir inatrapables. Su relevo, Gerardo Sánchez, tampoco logró contener la embestida, que concluyó con un decisivo racimo de cinco anotaciones.
Con la cómoda ventaja, los lanzadores Zeke Spruill, Seth Simmons y Jake Barrett cubrieron toda la ruta en paz y tranquilidad, a ritmo de ocho ponches y solo una limpia en su cuenta. Spruill, el abridor, mostró velocidad sostenida en las bajas noventa millas (con escaladas ocasionales hasta las 94-95), las cuales contrastaron con un cambio de velocidad muy bien ubicado en la zona que sacó de balance a los bateadores mexicanos.
Simmons presentó algunos problemas con el comando pero se repuso y estampó un dominio consistente, mientras Barrett se encargó del cierre a toda máquina, para sellar el triunfo norteamericano.
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