En la esquina del dogout, refugiado en sus audífonos, la música, Erlis Casanova Callaba (Consolación del Sur, 1985) busca concentración para afrontar una nueva jornada de entrenamiento, basado sobre todo en carreras y ejercicios leves de relajación, una especie de descanso activo luego de completar su faena en el box la jornada anterior.

De personalidad sosegada, el espigado derecho observa detenidamente cada movimiento de sus compañeros y los rivales sobre la grama, detalle que habla a las claras de su estudio y preparación en el exquisito mundo de las bolas y los strikes.

"Es un deporte difícil que requiere de mucho aprendizaje, ya sea para lanzadores o jugadores de posición. En el béisbol siempre falta, nunca te vas sabiéndolo todo, cada día aparece algo nuevo", confiesa Erlis, miembro de un distinguido linaje de peloteros, comandado por Luis Giraldo Casanova, su padre.

Justo como lo indicaba la tradición familiar, su historia en los diamantes comenzó bien temprano y alejado de los montículos, aunque en la categoría juvenil dejó definitivamente el madero en la batera para encaminarse a la colina de los martirios, decisión todavía cuestionada por el Señor Pelotero.

"Jugaba en primera base y los jardines, pero en el último año de los juveniles un preparador en Pinar del Río me dijo que podía ser pitcher, comenzamos a entrenar y en la segunda mitad del campeonato gané cinco partidos, una especie de señal o confirmación de mis aptitudes para lanzar", recuerda Erlis.

"En ese momento mi papá estaba en Panamá y un día llamó, le preguntó a mi madre cuál era mi average y ella le respondió que yo era pitcher, todavía hoy un debate familiar, porque él quería que triunfara como bateador", relata.

Desde el box, el derecho vueltabajero acumula 23 triunfos, 24 fracasos y promedio oponente de 280—, aunque durante la anterior campaña fue evidente una progresión que le permitió ganar diez desafíos, con 2,51 limpias permitidas en más de cien entradas, cuarto entre los monticulistas de la lid, lo cual lo presenta hoy como un abridor puntero de alto nivel.

"Siempre me han dicho que puedo tirar un poco más duro porque tengo el wind up lento y paso el brazo muy suave. He estudiado algunos videos y les doy la razón a los entrenadores, motivo por el cual trabajo en apurar un poco el movimiento sin violar la técnica para buscar más explosividad", asegura.

Sin embargo, es un pitcher de poder, al cual se le han registrado hasta 94 millas con la bola rápida, el lanzamiento de cabecera en un repertorio que incluye, además, tenedor, sinker, slider y un naciente cambio de velocidad, vital en sus aspiraciones de afincarse como as de cualquier rotación.

Precisamente, Giraldo González, su manager, y todo Pinar del Río esperan que Erlis se mantenga en línea ascendente y logre conducir la nave pativerde a la senda victoriosa, lo cual, de seguro, reportará muchos beneficios en sus aspiraciones individuales.

"Hemos tenido un arranque lento, pero este es un equipo de remontadas. Tenemos que luchar, entregarnos y jugar cada partido como si fuera el último, filosofía que particularmente asumo para elevar mi rendimiento y las posibilidades de llegar al Tercer Clásico Mundial. Yo voy a entregarme, a combatir, como le digo a todos los que se preocupan por mí, el que mejor juegue sacará la victoria", sentenció.