Estoy casi seguro de que los relevistas de la Isla de la Juventud tendrán como centro de sus próximas pesadillas al matancero Yurisbel Gracial, quien por segundo día consecutivo personificó la mordida final de los Cocodrilos.

En el duelo del lunes, el antesalista yumurino borró con un largo batazo la desventaja de dos carreras que casi tenía sentenciados a los suyos. Era el noveno episodio, faltaban dos outs para recoger los bates, y el muchacho de Limonar —que ya estuvo en la órbita de los seleccionadores nacionales— desapareció la pelota con dos compañeros a bordo al veloz Raicel Iglesias.

Un día después, la escena que encontró parecía un deja vu. Solo que esta vez se la prepararon los propios relevistas pineros, con un pelotazo y par de boletos, el último de ellos intencional para llenar la bases. Entonces llegó una tercera transferencia que forzó el empate, antes del cañonazo decisivo y salvador que dejó nuevamente a la tropa visitante tendida sobre el campo.

No sé si alguien ya habrá desempolvado los archivos para saber si la cantidad de juegos que los de la isla más joven han cedido por la mínima diferencia constituye un récord. Pero debe estar cerca. En estos momentos Mandy Jhonson puede estar considerando la mejoría de sus relevistas como el mejor regalo de cumpleaños posible, pues es un hecho que siguen fallando en su tarea.

En cambio, Víctor Mesa tiene motivos suficientes para celebrar la garra de sus pupilos, quienes han sacado dos juegos prácticamente del «congelador» para mantenerse tranquilos y solitarios en el tercer puesto de la tabla.

Por esas cosas de la anotación, Carlos B. Álvarez se apuntó el éxito sacando solamente un out. Para quienes nos llamaron sorprendidos por la apertura de Jorge Alberto Martínez, quien no aparecía en el listado de abridores publicado en nuestra anterior edición, aclaramos que se debió a un involuntario error a la hora de confeccionar el documento que nos fuera enviado por la Dirección Nacional de Béisbol. Así, habrá que sumar al muchacho a la primera línea de fuego de los matanceros.

Mas no fue solo el juego del Victoria de Girón el único que osciló como un péndulo, pues en el Capitán San Luis vueltabajero, anfitriones y avileños protagonizaron un duelo de dominio alterno.

La visita se puso en ventaja desde el inning inicial frente a los envíos de Erlys Casanova, pero los pativerdes se le sublevaron a Vladimir García en el tercero para tomar una ventaja que aumentó en el sexto tras un doble de Osvaldo Lavandera, autor de cuatro imparables en cinco comparecencias.

Los Tigres tomaron el mando en el séptimo, en parte gracias al cuadrangular de Alfonso, pero inmediatamente Peraza, con otro vuelacerca, restableció la paridad, rota a favor de los locales en el octavo capítulo por hit impulsor del refuerzo granmense Alfredo Despaigne.

Giraldo González puso entonces en manos del también incorporado Alain Tamayo la responsabilidad de asegurar el triunfo, y no pudo ser. En parte por el costosísimo error de Lavandera —de héroe a villano a veces no hay mucho margen— que propició un nuevo empate, y por el imparable de Isaac Martínez, que puso cifras definitivas al marcador.

Así es la pelota, y ya lo dijo quien lo dijo, no se acaba hasta que termina.