La reanudación de la temporada beisbolera ha dejado las mejores noticias para Granma, Industriales, Isla de la Juventud, Ciego de Ávila y Holguín; en tanto los campeones defensores, Pinar del Río, y los artemiseños han llevado la peor parte entre los punteros que luchan por llegar a la segunda fase desde el próximo mes de enero.

Sin embargo, dos temas han marcado también el ambiente: los siete refuerzos en lugar de cinco que tendrían los ocho equipos clasificados y la venidera Serie del Caribe, en San Juan, Puerto Rico, adonde Cuba fue invitada de nuevo, aunque en espera del permiso del Gobierno estadounidense dada la relación de este torneo con la Major League Baseball (MLB).

No voy a reparar si se informó o no sobre la ampliación de la cuota de refuerzos al inicio de la campaña —agua pasada no mueve molinos—, porque lo esencial es cómo será asumida esa ampliación de nombres por los mentores, pues todavía algunos se resisten a pedir jugadores para mandar al banco a quienes los llevaron a clasificar y otros se quejan de cierta desmotivación, criterios que, por suerte, son cada día menos.

Es cierto que varios nombres quedan fuera con solo 40 refuerzos, pero 56 puede ser una camisa de fuerza sin calidad para algunos. Hubiera votado por la ampliación pero en un rango: mínimo cinco y máximo siete, en dependencia de los intereses y prioridades de las ocho selecciones que pelearán por la corona. No es lo mismo quizás Industriales (siempre ha pedido lanzadores) que Isla de la Juventud o Granma, necesitadas de bateadores y serpentineros.

Y ya que hablamos de refuerzos, supongo entonces que para la venidera Serie del Caribe sean abiertas y sin límites las solicitudes que haga el mentor Alfonso Urquiola para llevar a un Pinar del Río más sólido a la capital boricua, que no quiere decir un equipo Cuba, sino una formación competitiva, capaz de discutir un lugar en el podio contra escuadras profesionales que completan sus nóminas —incorrecto decir refuerzos—, a partir de ausencias que por diversos motivos no les interesa asistir a esa lid.

Según comentó en días recientes a varios medios de prensa puertorriqueños Juan Francisco Puello Herrera, comisionado de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, la presencia de Cuba debe ser confirmada en las próximas horas. “Contratamos a un abogado de Estados Unidos para que no recibamos alguna sorpresa en cuanto a su participación”, ratificó.

Por supuesto, el reto para los cubanos en el estadio Hiram Bithorn será bien alto, pues el último recuerdo de ese pueblo con una selección cubana fue en el Primer Clásico Mundial, cuando jugamos allí y avanzamos a la siguiente fase. Ahora, ante representaciones de México (jugaremos el 2 de febrero), Dominicana (3), Puerto Rico (4) y Venezuela (5) tenemos el deber de imponer respeto a nuestra pelota en la región.