Mientras se sigue especulando con la posibilidad de que Kendrys Morales ingrese al roster de los Vigilantes de Texas y una voz autorizada afirma que la recuperación de José Dariel Abreu marcha viento en popa, Erisbel Arruebarrena comienza a escribir sus primeros renglones en las Ligas Mayores del Béisbol.
El torpedero oriundo de Cienfuegos, lo mejor que ha dado esa posición en Cuba desde Eduardo Paret, fue titular de la llave del infield en los tres choques que los Dodgers acaban de efectuar en el Citizens Bank Park de Filadelfia. Es decir, que reemplazó al señor Hanley Ramírez, lo cual es una historia que ya podrá contar en el futuro.
La oportunidad del Grillo apareció una vez que el club californiano inhabilitó por 15 días al antesalista Juan Uribe, lastimado en la corva derecha. La dirección de los Dodgers tenía varias opciones de convocatoria, pero se inclinó por llamar a Arruebarrena, que ciertamente andaba con la cabeza gacha en Doble A, como lo prueba su paupérrimo average de .208.
Y es que Don Mattingly, aunque sea por pura gratitud, tiene que confiar en el talento de los peloteros cubanos. El año pasado su novena naufragaba en la tabla hasta que las lesiones abrieron espacio a la llegada de otro cienfueguero, Yasiel Puig, quien se convirtió en el revulsivo que el equipo necesitaba para llegar a la postemporada.
De momento, el espigado paracortos no lo está haciendo mal. Después de un amargo debut en el que consumió tres ponches, se las ha ingeniado para pegar un trío de imparables en siete turnos oficiales, con una impulsada, una anotada y una base por bolas. Además, suma siete lances sin error y ya enseñó desplazamiento y brazo, esos dos argumentos fundamentales para los mandamases del cuadro interior.
Ahora queda esperar si cuando Uribe se incorpore el mando de la escuadra opta por regresar al cubano a Menores, o decide retenerlo en la nómina del equipo principal y baja a otro jugador como, digamos, Justin Turner.
Un ex liga mayorista, Ernie Young, había dejado claro hace algún tiempo el potencial de Arruebarrena. “Es increíble. En Grandes Ligas no hay muchos como él”. Ni corto ni perezoso, el cubano le está tomando la palabra.
El torpedero oriundo de Cienfuegos, lo mejor que ha dado esa posición en Cuba desde Eduardo Paret, fue titular de la llave del infield en los tres choques que los Dodgers acaban de efectuar en el Citizens Bank Park de Filadelfia. Es decir, que reemplazó al señor Hanley Ramírez, lo cual es una historia que ya podrá contar en el futuro.
La oportunidad del Grillo apareció una vez que el club californiano inhabilitó por 15 días al antesalista Juan Uribe, lastimado en la corva derecha. La dirección de los Dodgers tenía varias opciones de convocatoria, pero se inclinó por llamar a Arruebarrena, que ciertamente andaba con la cabeza gacha en Doble A, como lo prueba su paupérrimo average de .208.
Y es que Don Mattingly, aunque sea por pura gratitud, tiene que confiar en el talento de los peloteros cubanos. El año pasado su novena naufragaba en la tabla hasta que las lesiones abrieron espacio a la llegada de otro cienfueguero, Yasiel Puig, quien se convirtió en el revulsivo que el equipo necesitaba para llegar a la postemporada.
De momento, el espigado paracortos no lo está haciendo mal. Después de un amargo debut en el que consumió tres ponches, se las ha ingeniado para pegar un trío de imparables en siete turnos oficiales, con una impulsada, una anotada y una base por bolas. Además, suma siete lances sin error y ya enseñó desplazamiento y brazo, esos dos argumentos fundamentales para los mandamases del cuadro interior.
Ahora queda esperar si cuando Uribe se incorpore el mando de la escuadra opta por regresar al cubano a Menores, o decide retenerlo en la nómina del equipo principal y baja a otro jugador como, digamos, Justin Turner.
Un ex liga mayorista, Ernie Young, había dejado claro hace algún tiempo el potencial de Arruebarrena. “Es increíble. En Grandes Ligas no hay muchos como él”. Ni corto ni perezoso, el cubano le está tomando la palabra.